Fútbol

Muere Manuel Ruiz de Lopera, expresidente del Betis y símbolo de un fútbol lleno de excesos

Conocido por su sentido del humor y sus discursos, le dio al Betis una Copa del Rey

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El expresidente del Betis Manuel Ruiz de Lopera

BarcelonaEl Betis ha anunciado esta noche la muerte de Manuel Ruiz de Lopera a los 79 años en su domicilio de Sevilla después de salir de la unidad de cuidados intensivos de la clínica hispalense Santa Isabel. Quien fue presidente del club de Sevilla fue una de las caras más conocidas del fútbol español por su sentido del humor y su pasión y ganas por hacer del Betis un gigante deportivo, pero también por sus excesos, verbales o económicos. Lopera era uno de los símbolos de ese fútbol de los años 90 con presidentes megalómanos y llamativos, como Jesús Gil y Gil, Ruiz Mateos o él mismo.

Máximo accionista del Betis durante casi dos décadas, así como presidente de esta entidad entre 1996 y 2006, fue ingresado hace meses por problemas digestivos derivados de una diverticulitis intestinal. Lopera nació en Sevilla el 13 de agosto de 1944 y se convirtió en un empresario del sector financiero y construcción. En 1989 entró en la directiva de su querido Betis gracias a una propuesta del presidente Hugo Galera, que en diciembre de 1991 le nombró vicepresidente de asuntos económicos.

Durante su mandato, Lopera logró dos ascensos para el club, varias clasificaciones europeas, el título de la Copa del Rey del 2005 y la clasificación para la Liga de Campeones, en la que el Betis llegó a derrotar al Chelsea de Mourinho. En 1992 compró el 70% de las acciones del Betis y se convirtió en consejero delegado y, con su gestión, en 1994 logró ascender al club en Primera. Desde 1996 hasta 2006 fue el presidente del Betis. Su pasión le llevó a conseguir que el Betis fuera protagonista en su momento del fichaje más caro de la historia del fútbol mundial, el brasileño Denilson. Además, fichó a jugadores de nivel, como Alfonso o Finidi. También aparecía de madrugada en casa de algún jugador cuando descubría que la plantilla hacía una fiesta. Amante de las bromas y de los chistes, también tenía un culto extraño a su propia figura, como quedó claro cuando modificó el nombre del estadio del Betis, Benito Villamarín, para bautizarlo con su propio nombre. "Este acero, este hormigón lleva mi sangre. Esa sangre se lo doy al beticismo", dijo ese día. En una disputa con su gran enemigo, el presidente del Sevilla José María del Nido, Lopera situó un busto suyo tras el directivo sevillista en un derbi. Conocido popularmente como Don Manuel, logró que los aficionados se aprendieran de memoria sus discursos populistas, en los que cambiaba el nombre de los rivales, las ciudades y los jugadores sin querer, como cuando habló de las "islas Feroces" en lugar de las islas Feroe o cuando bautizó al portugués Figo como "Frigo".

Uno de sus discursos más populares fue el que hizo para sacar pecho del cambio en el club. Afirmó: "Estábamos en la UVI, nadie daba un duro por nosotros. Yo os entrego ahora un Betis libre, limpio, en Primera, vuestro. Viva el Betis". El empresario, gran devoto, llevaba siempre estampitas religiosas encima y tenía salidas sorprendentes, como el día que un aficionado le pidió poder entrar en el campo con las cenizas de su difunto padre. "Como el policía no le dejaba entrar con el bote de metal, le dije que podía poner las cenizas dentro de un brik de cartón de Puleva. Y así fue. Y cuando el Betis hacía gol él me miraba, enseñando el tetrabrik".

Tras varios problemas con los tribunales por presuntas irregularidades fiscales, el 30 de junio del 2006 dejó la presidencia, y en julio del 2010 Lopera anunció que había vendido la mayoría de su paquete accionarial del Betis en Bitton Sport. En el 2018, la Audiencia de Sevilla le absolvió de los delitos continuados de apropiación indebida y de administración desleal cuya sentencia absolutoria fue declarada firme a los seis meses.

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