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El reto de modernizar los Juegos Olímpicos para poder salvarlos

Después de años de escándalos, el COI apuesta por un nuevo formato para no desconectar de la población

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Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional

BarcelonaEn marzo del año 2021, ahora hace un año, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, se echó a llorar como un niño. Después de unos meses muy duros en qué todo parecía irse a pique, el alemán fue reelegido presidente. “Eres la persona indicada para liderar la nave en esta época de crisis y oportunidades”, le dijo la delegada tailandesa Khunying Patama Leeswadtraku. Solo uno de los 98 delegados con derecho a voto estaba en contra de su reelección. “Nuestro reto es proteger el olimpismo. Modernizarlo aprendiendo de los errores”, dijo el alemán. “Poco antes de ser reelegido, Bach presentó las líneas maestras de su proyecto bajo el lema Convertir los retos en oportunidades, un buen resumen de su vida”, recuerda el periodista alemán Jens Weinreich. “Bach ha afrontado algunos de los retos más grandes en la historia del movimiento olímpico, de la pandemia hasta muchos casos de dopaje, como aquel que significó apartar a Rusia de los Juegos . Pero también los diferentes casos de corrupción o la pérdida de interés de los jóvenes”, añade. 

El COI fue creado por el francés Pierre de Coubertin el 23 de junio de 1894, en una época en la que se apostaba por el deporte como una herramienta para mejorar la sociedad, reivindicando los ideales de la antigua Grecia. Y a pesar de que los primeros años no fueron fáciles, el olimpismo salió adelante y se convirtió rápidamente en un gigante que ha acabado acusado de servir a los intereses de los grandes poderes, sean políticos o económicos, ofreciendo a estados como Rusia o la China la posibilidad de ser sedes los últimos años, así como en Brasil o Grecia, donde se perdió dinero en grandes obras ahora abandonadas. “Bach entendió rápidamente que había que cambiar el rumbo. Que había que recuperar a la gente, apostando por deportes que gustan a los jóvenes, como el skate o el surf de nieve, y recuperar una imagen positiva de los Juegos organizándolos en países occidentales, sin gastar dinero. Bach defiende que hay que hacer Juegos sostenibles”, apunta Weinreich.

El trampolín de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2022 en la China.

Así, los próximos Juegos de Verano estarán en París (2024), Los Angeles (2028) y Melbourne (2032). Los próximos de Invierno, el 2026, en Italia. Y de cara al 2030, las candidaturas son Vancouver (Canadá), Salt Lake City (Estados Unidos), Sapporo (Japón) y los Pirineos. “Nadie puede decir que solo estados no democráticos se interesan por los Juegos . Esto ha cambiado con el nuevo modelo impulsado por el COI”, explicaba eufórico hace poco Sebastian Coe, exatleta y miembro del COI. Weinrech, sin embargo, recuerda cómo Bach impulsó hace poco el cambio de sistema para escoger las sedes olímpicas, en parte porque no hace tanto tenían muy pocos candidatos interesados en ser sedes olímpicas, como con los Juegos de Invierno de este año, en que el único rival de Pekín era Astana (Kazajistán).

Según Sebastian Coe, “algunas decisiones pueden parecer autoritarias, pero son necesarias”. La idea de Bach era ganar tiempo para reformular el concepto de Juegos para atraer de nuevo todo tipo de candidaturas, consciente de que en 9 de los 10 casos en que las regiones han hecho un referéndum entre la población sobre si quieren unos Juegos ha ganado el no. “Si el 1992 con Barcelona organizar unos Juegos tenía buena imagen, los últimos años ha cambiado del todo. El COI, pues, ha redefinido el modelo para intentar ser atractivo de nuevo”, dice Weinrech. El cambio en el sistema de escoger las sedes podría dar una imagen de autoritarismo (una ONG lo comparó con Corea del Norte), pero en el COI recuerdan que también ha servido para evitar los escándalos de compras de votos que habían manchado las votaciones en el pasado.

Con el nuevo formato, el COI recibe propuestas de candidaturas, las analiza para autorizarlas y cuando cree que toca, otorga los Juegos , a veces casi por sorpresa, como con Melbourne 2032. “Seguramente es menos mediático que otros presidentes del COI del pasado, pero Bach bien podría ser el más influyente de la historia, puesto que ha rehecho el modelo, la forma de escoger las sedes y los elementos de control internos para evitar escándalos. Sabe que un nuevo caso negativo podría ser mortal, así que cuida mucho la imagen del COI, a diferencia del fútbol, por ejemplo”, dice el periodista especializado en olimpismo Andrew Keh.

La agenda 2020

Bach, medallista olímpico de esgrima en 1976, trabaja con dos catalanes a su lado en la tarea de salvar el movimiento olímpico: el CEO Pere Miró y el vicepresidente Joan Antoni Samaranch Salisachs. De hecho, fue el padre de este, Juan Antonio Samaranch, quien lo invitó a formar parte del COI cuando lo descubrió trabajando en el área de marketing de Adidas. Del barcelonés aprendería muchas cosas, como el lema “el deporte tiene que ser políticamente neutral, pero el deporte no puede ser apolítico”. Bach, que acaba mandato en 2025, quiere marcharse sabiendo que los Juegos no corren peligro. Y para hacerlo defiende la denominada "agenda 2020”, donde se propone “fomentar unos Juegos sostenibles, reforzar los derechos de los deportistas, coordinar los calendarios, proteger la salud mental de los deportistas, apostar por la digitalización, cuidar a los refugiados e innovar en la forma de tener ingresos, pero estableciendo nuevos sistemas para evitar la corrupción”. Y el mismo COI asegura estar cumpliendo el 80% de estos objetivos. La agenda la tiene definida hasta el 2032, con una excepción: los Juegos de Invierno del 2030.

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