Los 12 apóstoles de la Superliga se blindan ante las amenazas de la UEFA y la FIFA

Un juzgado mercantil de Madrid dicta medidas cautelares para evitar que los estamentos internacionales condicionen la puesta en marcha del proyecto

La acción del último clásico en qué Messi casi marca un gol olímpico.
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BarcelonaLos despachos del fútbol están en llamas después del anuncio que 12 clubes principales de Europa –seis de la liga inglesa, tres de la española y dos de la italiana— hicieron el lunes de madrugada. Real Madrid, Barça, Atlético de Madrid, Juventus, Milan, Manchester City, Manchester United, Tottenham, Arsenal y Chelsea están dispuestos a controlar el negocio en Europa a despecho de la UEFA y de las federaciones estatales con la organización de una Superliga cerrada que ocuparía el nicho de mercado de la actual Champions League. La iniciativa hacía años que se cocinaba en silencio entre pasillos, palcos y terminales de aeropuertos. Y, a pesar de que los estamentos tradicionales ya estaban avisados, la reacción general al pistoletazo de salida oficial de la competición está siendo de manos en la cabeza y palabras gruesas. Hay demasiados millones, intereses y egos en juego.

El motor esencial de la Superliga es meramente económico. Se explica por una inversión inicial de 3.500 millones de euros de JP Morgan, una entidad bancaria norteamericana propuesta por Key Capital, una empresa de soluciones financieras con sede en Madrid. La cifra se repartiría entre los clubes participantes, la mayoría de los cuales tienen las cuentas en números rojos debido a la pandemia de coronavirus. En el caso del Barça, por ejemplo, el dinero ayudaría a iniciar las obras del Camp Nou o a pagar el próximo contrato de Messi. Esta inversión y los ingresos que promete la nueva competición están alejados de las cantidades que normalmente aporta la UEFA a los participantes de la Champions. De aquí viene el interés para poner en marcha el proyecto y la virulencia del máximo estamento europeo a la hora de desacreditarlo. "Los clubes ricos se dan cuenta de que pueden tener el control sobre los ingresos. Es la desintermediación de la industria del fútbol", dice Marc Ciria, economista experto en la materia.

Florentino Pérez seguirá presidiendo el Real Madrid hasta 2025.

El presidente de la Superliga, Florentino Pérez, explicó en el programa El Chiringuito la motivación "salvadora" de los 12 impulsores del proyecto. "Intentaremos empezar lo antes posible. Hablaremos con la UEFA y la FIFA, que no sé por qué se enfadó. La UEFA trabaja en otro formato que yo no entiendo y que no genera suficientes ingresos para salvar el fútbol. Cuando digo salvar el fútbol es salvarnos a todos. Nosotros lo que queremos es salvar el fútbol para que los próximos 20 años pueda vivir con tranquilidad. La nueva Champions empezaría en 2024, cuando ya estaríamos todos muertos si no cambia nada antes", manifestó el mandatario del Real Madrid.

Como la UEFA sufre por el pastel que amasa, hornea y reparte desde hace décadas, su presidente, Aleksander Ceferin, va a la guerra contra los 12 clubes que impulsan la Superliga. En caliente, el dirigente usó el comité ejecutivo del lunes para reiterar que el proyecto le parece "cínico y sin sentido" en un momento en el que la Champions está a las puertas de un cambio de modelo. Tan contrario es al desafío que le plantean Agnelli, Florentino y Glazer, entre otros, que incluso amenaza con echar a los rebeldes de los campeonatos estatales y continentales y con impedir que los jugadores de Barça, Madrid o Manchester City disputen partidos de selecciones. "No hay apoyo legal para que se prohíba la Eurocopa a determinados jugadores que no han incumplido ninguna normativa UEFA", explica en este sentido Toni Roca, CEO de Himnus, un despacho de abogados experto en fútbol. Roca tampoco cree que la Liga pueda expulsar al Barça, al Madrid y al Atlético. "Tebas tendría que cambiar los estatutos de la patronal para poder actuar así, fuera de que no le interesaría perder a los tres mejores exponentes teniendo en cuenta que pronto tiene que negociar los derechos televisivos", justifica.

Medidas cautelares

Por si acaso, sin embargo, los miembros fundadores de la Superliga ya se han cubierto las espaldas. Han enviado a la UEFA y la FIFA comunicados para informarlos de que han presentado demandas precautorias para evitar los efectos de posibles sanciones que les disuadan de sus objetivos. Y es que los clubes rebeldes pretenden seguir disputando con normalidad las competiciones existentes nacionales e internacionales hasta que puedan poner en marcha la Superliga de cara a la temporada 2022-2023. Según informa EFE, el juzgado mercantil número 17 de Madrid ha dictado este martes medidas cautelares para impedir cualquier represalia hacia los firmantes de la iniciativa. UEFA y FIFA, por lo tanto, habrán de pensárselo dos veces antes de tomar decisiones que afecten a la Champions actual o la próxima Eurocopa.

La UEFA reacciona deprisa y corriendo con una nueva Champions

La Liga critica a la Superliga europea porque es "elitista y separatista", un gesto que según Roca solo es "una pataleta de Tebas porque ve que el sistema se rompe". Para Ciria, la postura de Tebas, que recibe el apoyo de todo el fútbol profesional español menos de Florentino, Laporta y Cerezo, es síntoma inequívoco de su impotencia para "controlar ingresos", que al final es de lo que se trata. "Los clubes quieren decidir de forma ejecutiva a quién le toca qué", añade el economista, que cree que la mejor solución pasaría "por una Champions con lógica de Superliga". Es decir, por una solución pactada entre la UEFA y los 12 clubes que quieren sacudir la industria yendo por su cuenta. Y recuerda: "El romanticismo no solo se lo carga una Superliga, sino también quien se lleva la Supercopa de España a Arabia Saudí o pone horarios intempestivos que alejan al público de los estadios".

Como respuesta a la propuesta de Superliga, la UEFA piensa en una Champions a partir del 2024 que garantice un mínimo de diez partidos a cada participante, cuatro más de los que representa el formato actual. También pretende aumentar el número de equipos de 32 a 36 para abrir el torneo a representantes de ligas europeas más pequeñas. Sin duda, sin embargo, el aspecto más rompedor será el sistema de competición. Los tradicionales ocho grupos desaparecerían para dar paso a una liguilla en la que los equipos se enfrentarían entre sí según el coeficiente UEFA. Por ejemplo, los cabezas de serie jugarían dos partidos contra equipos de su nivel, tres contra rivales del bombo 2, tres con equipos del bombo 3 y dos con rivales del grupo 4. Los ocho primeros de esta liga de 36 equipos pasarían directamente a los octavos de final, y del 9º al 24º disputarían un play-off para decidir ocho plazas más. Los eliminados en esta ronda desembocarían en la Europa League. La propuesta de la UEFA es que la Champions se juegue los martes, los miércoles y los jueves de todo el año con el objetivo de incrementar la cantidad de partidos y la exposición en los medios, además de generar unos derechos de televisión más elevados. El show para cambiar el orden del fútbol acaba de empezar.

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