Sector financiero

Cómo enfocará el Sabadell su futuro

El banco se repliega en el mercado español y buscará alianzas, mientras que Oliu ha afirmado alguna vez que quiere ceder le atestigua alguien de dentro de la entidad

El presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, en una imagen reciente.
18/10/2025
3 min

BarcelonaEl fracaso de la opa del BBVA en el Banc Sabadell abre un nuevo escenario por la entidad financiera catalana y por el sector español. Los expertos prevén futuros movimientos en la banca media que podrían ser encabezados por el banco vallesano, ahora de menor tamaño una vez acordada la venta de su filial británica TSB en el Santander, que le aporta la quinta parte de los beneficios. El objetivo es reforzar el perfil de banco "centrado en España, uno de los países con mejores perspectivas económicas de la Unión Europea", lo que supone "tener ingresos predecibles y un coste del riesgo controlado", según explicó el director financiero, Sergi Palavecino, al presentar el plan estratégico hasta 2027 en julio.

La opa ha permitido acelerar el proceso de banco territorial al tiempo que ha recuperado para Catalunya la sede social de uno de los grandes bancos españoles. Hasta ahora, la entidad ha crecido a través de integraciones que suelen mantener sus especificidades territoriales. Incorpora el grupo NatWest España, rebautizado como Solbank; después sumó Banco Herrero (Asturias), Atlántico, Urquijo, TransAtlantic Bank de Miami en EEUU y tras la crisis financiera, Guipuzcoano, CAM y red de oficinas de Catalunya y Aragón de Caixa Penedès, Banco Gallego y negocio en España de Lloyds. En 2015 tomó el control de TSB en Reino Unido y al año siguiente creó un banco en México.

El nuevo escenario también reavivará posibles alianzas y acuerdos que habían quedado estancados porque la opa hacía de "tapón", en palabras del presidente del banco, Josep Oliu. A consecuencia de la opa tuvo que congelar, por ejemplo, la venta de su negocio de pagos, Paycomet, por 350 millones en la compañía de tecnología de pagos Nexi. También puede haber más acuerdos, como el que tiene por los seguros con Zurich, el segundo accionista del banco con el 4,947%, que rechazó la opa. Actualmente, también tiene acuerdos con BNP por depositaria, y con Amundi, por gestión de patrimonios.

También existen posibilidades de incorporar nuevos accionistas que frenaron sus intenciones por la opa, según fuentes financieras. Una de las lecciones de esta operación ha sido la necesidad de tener un núcleo accionarial estable, en especial ahora, al tener menor dimensión y, por tanto, ser más fácil de comprar. Pero Oliu ya lo probó en el 2006, en una etapa en la que el banco superó los ocho euros por acción, con representantes de familias de peso dentro del mundo empresarial, como los Lara (Planeta), Andic (Mango), Folch-Rusiñol (Titán) y Colonques (Porcelanosa). Esta alianza se deshizo en 2018 con grandes pérdidas. Actualmente, más del 50% del capital está en manos de inversores institucionales, muy interesados ​​en obtener ganancias a corto o medio plazo. Uno de ellos, el inversor mexicano y consejero de la entidad, David Martínez Guzmán, con el 3,495% del capital, se sumó a la opa del BBVA y queda ahora en una situación comprometida.

Sucesión a la presidencia

Uno de los enigmas es si Oliu (Sabadell, 1949), uno clásico del banco, piensa o no continuar después de esta larga batalla de diecisiete meses. Algunas fuentes explican que, con la opa, le inquietaba la sucesión. "Quiero ceder el testigo a alguien del Sabadell, no del BBVA", afirman que aseguró. Oliu –que entró en el banco en 1986, en 1990 relevó a su padre como consejero delegado y ascendió a presidente en 1999– defiende al consejero delegado, César González-Bueno, con el que ha hecho tándem contra la opa, y el equipo de directivos "Jóvenes y dinámicos" que han ejercido junto a la joven. El relevo saldrá "de dentro".

La estrategia de continuar en solitario con menor dimensión conlleva reforzar negocios como el de las pymes y los autónomos, en los que ya es fuerte, y profundizar en la digitalización. Se trata de mejorar los resultados y convencer a los mercados. En el plan estratégico espera alcanzar una rentabilidad (ROTE) del 16%. Dado que se ha comprometido a repartir a los accionistas el excedente del 13% de capital CET1 (el de mayor calidad), espera repartir 6.450 millones hasta el 2027. Una parte provendrá del dividendo extraordinario de 2.500 millones (50 céntimos brutos por acción) avalado por la junta de accionistas en agosto por la venta de TSB en el Santander.

Según el plan estratégico, en el 2027 alcanzará los 1.600 millones de beneficio, ya sin el TSB. Con el negocio británico, en el 2022 ganó 859 millones; en 2023, 1.332 millones, y en 2024, 1.827 millones. Y hasta junio de ese año, 975 millones. ¿Y cómo conseguirá estos hitos? Su hoja de ruta comporta incrementar la actividad comercial a un ritmo superior a la media del mercado y elevar al 5% anual la cartera de crédito, con mejor perfil de riesgo, mayores ingresos, incluidas las comisiones, y con una fuerte contención de gastos.

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