Macroeconomía

El Banco de España rebaja todavía más el crecimiento económico

El organismo prevé que la inflación subyacente se mantenga por encima del 2% hasta 2024

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Fruites y verduras expuestas en un supermercado de Barcelona.

MADRIDCasi dos meses después de publicar las previsiones macroeconómicas para los próximos 3 años (2022, 2023 y 2024), el Banco de España (BdE) anunciaba que las revisaría a la baja. La duración de la guerra en Ucrania, la presión inflacionista y, en particular, el aumento de la inflación subyacente –el aumento de precios sin tener en cuenta la energía y los alimentos–, así como un crecimiento de la economía el primer trimestre más tímido de lo previsto, han llevado al organismo supervisor a dibujar un rebote del PIB de un 4,1% para este 2022 (0,4 puntos porcentuales menos que en abril, cuando previó un crecimiento del 4,5%). De este modo, la proyección del BdE se alinea con la de la OCDE (4,1%) o la de la Comisión Europea (4%) y es un pelín más pesimista que la del Gobierno español y la AIReF (4,3%).

En concreto, si bien la economía española continuó recuperándose de los efectos de la pandemia, el PIB del primer trimestre creció un 0,3%, según anticipó el INE, muy por debajo del último trimestre de 2021 y de la previsión que había hecho el Banco de España en abril (0,9%). La principal causa del frenazo ha sido la caída del consumo de las familias, que, en comparación con el trimestre anterior, se redujo un 3,7% después de nueve meses seguidos de subidas. Un elemento que también recoge el Banco de España. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que el dato es avanzado y el instituto de estadística lo tiene que confirmar a finales de mes. Por lo tanto, todavía puede sufrir alguna modificación, como pasó a finales de 2021, cuando hubo una revisión al alza del consumo de las familias y, en consecuencia, del crecimiento económico. En cualquier caso, la presión actual de los precios sí que deja entrever una contracción de la demanda de las familias, apunta el Banco de España, que asume unas "peores perspectivas" de los hogares, en particular los más vulnerables, sobre el futuro de la actividad económica.

El retardo del crecimiento económico de este año genera un efecto dominó de cara a 2023, cuando el organismo estima un rebote del PIB del 2,8% (0,1 puntos porcentuales menos del previsto en abril). Por el contrario, en comparación con las últimas previsiones añade una décima más al crecimiento de 2024 y lo sitúa en un 2,6%.

A pesar de las diferencias alrededor del PIB, la sorpresa de las últimas previsiones la da la inflación y, en particular, la subyacente. Así, si bien el Banco de España modera el incremento de los precios este 2022 a un 7,2% (en abril estimó una inflación media de un 7,5%), incrementa la subyacente hasta un 3,2% (0,4 puntos porcentuales más). Además, esta inflación se mantendría de media por encima del 2% hasta 2024, según se desprende del informe trimestral publicado este viernes por el BdE. El motivo principal es que, si bien el incremento de los precios energéticos habría sido "más moderado", el de los productos no energéticos, como por ejemplo los alimentos, más alto. Con todo, hay que tener en cuenta que siempre hay un traslado de la inflación general en la subyacente con un cierto retraso. En cuanto a la inflación en general, el Banco de España ya no prevé que se sitúe alrededor del 2% de cara a 2023, sino que la sitúa en un 2,6% de media, mientras que en 2024 se quedaría en un 1,8%.

Tope del gas

A diferencia de las proyecciones presentadas en abril, el Banco de España ha incluido una estimación del impacto que puede tener la limitación del precio del gas o "excepción ibérica" sobre la inflación y que entrará en vigor la semana que viene, después del visto bueno definitivo de Bruselas. El organismo prevé que ayudaría a reducir la tasa de inflación prevista para 2022 unos 0,5 puntos porcentuales. Por el contrario, sin embargo, la medida aumentaría 0,1 puntos porcentuales la inflación de cara a 2023. A ojos del organismo supervisor habría dos motivos: uno, su desaparición (solo está en vigor hasta el 31 de mayo de 2023) y el otro, el efecto base. Es decir, la comparativa interanual una vez la medida ya no esté en vigor se haría con meses en los que el mecanismo habría ayudado a hacer caer el precio del gas.

A esto habría que añadir el impacto del plan de choque para hacer frente a la guerra y que ahora se prorrogará tres meses más. Sin tener en cuenta las medidas que necesitan el visto bueno de Bruselas, como por ejemplo el tope del gas, el organismo ya apuntó que las medidas fiscales, energéticas, así como las ayudas directas pueden ayudar a reducir entre 0,5 y 0,8 puntos porcentuales la inflación.

Aun así, el Banco de España asume que su escenario central es susceptible a cambiar en cualquier momento fruto de la evolución incierta de la guerra en Ucrania y sus consecuencias económicas, tanto en cuanto a Europa como España. Además, en el caso español la actual crisis diplomática con Argelia –unos de los socios energéticos principales– añade más presión a la evolución de la actividad y, en particular, de los precios energéticos como por ejemplo el del gas.

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