El BCE se mantiene inmóvil a pesar de la escalada de la inflación

Lagarde deja para marzo cualquier decisión sobre una subida de tipo de interés

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La presidenta del BCE, Christine Lagarde.

BruselasNo hay cambio de guion. La inflación sigue en niveles mucho más altos de lo que se desea, pero el Banco Central Europeo (BCE) no se mueve. Este jueves, el consejo de gobierno del organismo ha decidido mantener inmóviles y en mínimos los tipos de interés y tampoco cambia la hoja de ruta para la retirada del plan de estímulos antipandemia: dejará de comprar deuda a finales de marzo, tal como aprobó en diciembre. Según las últimas cifras del Eurostat (la oficina de estadística de la UE), los precios subieron un 5,1% en el conjunto de la eurozona en enero, una nueva "sorpresa" al alza, según la propia presidenta del BCE, Christine Lagarde.

"Hay una preocupación unánime en el consejo de gobierno del BCE sobre la inflación, pero también había consenso general sobre nuestra decisión", ha dicho la exministra francesa. "Lo examinaremos con más profundidad en marzo, cuando tendremos más proyecciones, pero no queríamos acelerar la decisión hasta que haya más datos", ha aclarado. Para Lagarde, cualquier cambio al alza de los tipos de interés va ligado a la evolución de las compras de deuda: "No subiremos los tipos hasta que completemos las compras, determinaremos en marzo qué haremos con estos programas el resto de 2022". La puerta a revisar los tipos este 2022 no está cerrada, pero la presidenta del BCE ha sido, como habitualmente, extremadamente prudente y cautelosa a la hora de anticipar cualquier decisión.

En la práctica esto significa que los tipos de interés se mantienen por ahora en el 0% en el tipo general y en el espectro negativo del -0,5% para la facilidad de depósito, es decir, los intereses que los bancos pagan al BCE para que les guarde el dinero en vez de invertirlo. Además, la institución prevé mantenerlos así hasta que la inflación se acerque al 2% de una manera sostenida. De momento, pues, todavía no se produce la subida de tipo que el mercado y los más aversivos a la inflación desean. A pesar de las últimas dos sorpresas de diciembre y enero, el BCE sigue pronosticando que la inflación caerá a finales de año, a pesar de que también reconoce que hay varios riesgos que pueden truncar estos pronósticos, como por ejemplo que los precios de la energía (principal causante del alza general de precios) se mantengan elevados o que no se resuelvan los cuellos de botella en las cadenas de suministro.

Diferencies con los EE.UU. y el Reino Unido

De momento, pues, el BCE no se mueve en la misma dirección que el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), que sí han empezado o han anunciado un aumento de los tipos de interés ante la escalada de precios. Lagarde ha insistido en que de momento en Europa no se están viendo aumentos de salarios que puedan provocar una espiral inflacionaria y espera que la recuperación económica rebote a finales de año y la evolución de los precios vaya acercándose al objetivo del 2%, que es el mandato que tiene la institución.

Lo que sí cambiará pronto es el plan de estímulos masivo que activó el BCE a principios de la pandemia del coronavirus (PEPP, por sus siglas en inglés), por el que se activó la compra de activos por 1,85 billones de euros. En marzo se le pondrá freno, pero esto no significa que se acabe el apoyo del BCE. La institución recalca que hasta el 2024 se irán reinvirtiendo los pagos que reciba de estos bonos y se mantiene alerta siempre que haya que adaptar las medidas. Además hay otros programas de estímulos que seguirán en marcha. La compra habitual de deuda (APP) se mantendrá para evitar una transición abrupta.

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