ANÁLISIS

La cara oculta de las fusiones bancarias

A pesar de las grandes integraciones, el banco más rentable de España es el más pequeño: Bankinter

Més grande no quiere decir mejor
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Ya volvemos a oírlo: "Hacen falta fusiones que refuercen a los bancos europeos", decía hace un par de semanas la ministra Nadia Calviño en una entrevista a El Periódico. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, lo expresa en prosa versallesca, pero el mensaje es lo mismo: "Los procesos de consolidación pueden ser un instrumento útil adicional para afrontar los retos del futuro en mejor posición". La idea es que siempre hacen falta más fusiones en la banca. La lógica parece indicarlo: con tipo de interés en mínimos históricos, a los bancos les cuesta ganar dinero. Con las fusiones ganan dimensión y generan economías de escala que les permiten ahorrar costes y, en definitiva, ser más rentables.

Es curioso, sin embargo, que siempre se enfatice la necesidad de ganar eficiencia aumentando el volumen. Como si ser más grande siempre quisiera decir ser mejor, y no tiene porque ser así. La prueba es que, de entre los cinco bancos españoles más grandes, el más rentable de todos es Bankinter, a pesar de que es el más pequeño, como señala Maarten de Jongh, socio de Norgestion. Si Bankinter lidera la rentabilidad desde el 2015 es por su modelo de negocio: no tiene oficinas, cuenta con muchos menos trabajadores y, en definitiva, como es un banco más nuevo, probablemente no tiene las herencias del pasado que arrastran sus competidores. Se trata, por lo tanto, de un tema de modelo de negocio, no de dimensión. Desgraciadamente, los despidos masivos están garantizados con fusiones o sin ellas, como ha pasado en muchos sectores cambiados por la digitalización.

Bankinter tiene un ROE (return on equity, o regreso de la inversión) que supera el 11%, mientras que el Santander y el BBVA están por debajo del 10% (sorprendentemente, hace un año estaban los dos por debajo del 4%), mientras que CaixaBank se acerca al 7% y el Sabadell está en el 1%. De media, Bankinter tiene unos activos de más de 16 millones de euros por trabajador; en el otro extremo, el BBVA, menos de la mitad.

Lo que se echa de menos es que las voces que tan incesantemente reclaman más fusiones también tengan en cuenta un tema a menudo silenciado: los problemas de competencia que está generando esta concentración bancaria sin precedentes que se está produciendo en España. Desde el 2008: 55 bancos se han ido fusionando para pasar a quedar solo 11. La reducción de la competencia es muy acentuada y la oferta bancaria para los ciudadanos y las empresas es limitada.

Cuando se les pregunta directamente por este tema, desde el Banco de España admiten preocupación por los efectos de las fusiones sobre la competencia, pero se lavan las manos aduciendo que quien tiene que velar por eso es la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), pero tampoco parece que la CNMC esté muy preocupada. A las instituciones les preocupa más que crezca la rentabilidad de los bancos porque, si no mejora, "nos podemos encontrar con una crisis de solvencia", según dijo la semana pasada Luis de Guindos, actualmente vicepresidente del BCE. Y las fusiones son la vía rápida para ganar rentabilidad. Esto no quiere decir que sea la mejor.

"El Banco de España tiene una doble alma: por un lado habla del servicio que los bancos dan a usuarios y empresas, pero a la vez tiene que garantizar la solvencia de los bancos", explica el catedrático Guillem López Casasnovas, que había sido consejero del Banco de España. "Por lo tanto, una fusión está bien vista porque mejora la solvencia de los bancos aunque, como consecuencia, el sector se oligopolice", resume.

Obstáculos a las fusiones transfronterizas

La gran solución de estos males son las fusiones entre bancos de diferentes países. El motivo es sencillo: si en España hay 15 bancos y en Francia hay 15 más, en caso de fusión entre uno de cada país seguiría habiendo 15 bancos en España y el mismo número en Francia. Los bancos podrían ganar volumen, pero no se menguaría el número de entidades competidoras en cada estado.

Pero esto tiene un asterisco: "Las fusiones transfronterizas no se producen porque no generan sinergias", explican desde el Banco de España. Normalmente, el gran atractivo de las fusiones bancarias es que generan ahorros: hay tantas duplicidades de personal y oficinas que permite reducir costes (después de dolorosos ERE, eso sí). Pero si se fusiona un banco español y uno francés, o italiano, o alemán, ¿qué duplicidades hay? Muy pocas. Sobre todo en la cúpula, pero los trabajadores y la red de oficinas se solapan muy poco. Por lo tanto, no hay ahorros a la vista y por eso se descartan, aseguran estas voces. Tampoco ayuda la regulación europea, con una unión bancaria a medias (todavía no hay un fondo de garantía de depósitos común, por ejemplo).

Aún así, López Casasnovas cuestiona esta lógica: "Si lo que se destaca es que en las fusiones transfronterizas no hay sinergias es porque solo te fijas en los costes de gestión y no piensas en la competencia". El catedrático está convencido de que "lo que necesitamos es concentración europea, no local". Pero de momento esto es como predicar en el desierto.

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