Energia

Qué hay que saber del nuevo recibo de la luz

El 1 de junio entra en vigor un nuevo sistema, que quiere incentivar la eficiencia pero puede encarecer la factura

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Una batería de contadores eléctricos en un edificio de Cerdanyola del Vallès

En 2015, en una visita a Barcelona, el entonces presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, José María Marín Quemada, dejó ir un titular que llamaba la atención: “El recibo de la luz no hay quien lo entienda”. El 1 de junio entra en vigor uno nuevo, pero lejos de solucionar el problema todavía lo complica más.

El objetivo de la nueva factura es incentivar la eficiencia y desplazar el consumo a las horas con menos demanda, cosa que permitiría evitar costosas inversiones en redes en un momento en el que la economía avanza hacia la electrificación por la lucha contra las emisiones de CO2. El nuevo recibo puede ayudar a ahorrar, pero también puede encarecer el coste energético para el consumidor si no toma algunas medidas y cambia ciertos hábitos.

¿A quién afecta?

Incide más en los clientes domésticos del mercado regulado

El cambio afectará a particulares y empresas, pero tiene más incidencia en los 10,7 millones de clientes domésticos del mercado regulado (PVPC) que hay en España. En el caso de los 16,8 millones de clientes del mercado libre, el cambio dependerá de las modificaciones que introduzca su comercializadora, que en cualquier caso tendrá que informar al cliente. Ya los hay, como Bon Preu Energia, que no modificarán las condiciones hasta el vencimiento del contrato.

¿Qué cambia?

Los peajes y tarifas se enredan con tramos horarios

Ahora el recibo de la luz tiene una parte para retribuir las redes de transporte y distribución y para ayudas al sistema como las renovables. Es lo que equivale al término de potencia, que se fija en función de la potencia contratada, y al de energía, que depende del consumo. A esta parte del recibo se suma el coste de la producción, en función del consumo y el precio horario en el mercado mayorista, y los impuestos (5,11% del impuesto de la electricidad y 21% del IVA, que se mantienen en el nuevo recibo), además del alquiler del contador.

En el nuevo modelo todo esto se enreda, porque peajes y cargos se modificarán. El gobierno español ha establecido tres momentos de consumo: el punta, que es el más caro (de las 10 a las 14 horas y de las 18 a las 22 horas); el llano, de coste intermedio (de 8 a 10 de la mañana, de las 14 a las 18 horas, y de las 22 a las 24 horas); y el valle, el más económico, que va de las 12 de la noche a las 8 de la mañana de lunes a viernes y durante todo el día los fines de semana y festivos en todo el Estado. Los peajes y cargos tendrán un precio diferente en cada una de estas franjas. La intención es desplazar el consumo de las horas punta (más caras), en las que ahora se concentra la demanda, a las horas valle (más económicas), en las que hay menos consumo.

Gestión activa

El consumidor tiene que actuar para conseguir un beneficio

Para acabar de enredarlo, los consumidores podrán contratar dos potencias diferentes, una para los periodos punta y llano, y la otra para el valle. Esto puede ayudar a ahorrar, pero requiere una gestión activa del consumidor. Si se elige una potencia más baja en las horas valle y se ajusta la potencia en las horas punta y llanas, se conseguirá un ahorro siempre que se desplace el máximo de consumo a las horas valle.

La OCU, sin embargo, advierte de dos problemas: los electrodomésticos que más gastan son la nevera y el congelador, que están enchufados todo el día y no se puede escoger el tramo horario. El otro problema es que si se contrata una potencia más baja para las horas valle, pueden saltar los plomos si se enchufan muchos aparatos de forma simultánea.

El gobierno español, sin embargo, argumenta que el modelo incentiva el coche eléctrico, puesto que se podrá cargar por la noche, durante las horas en las que la energía y los peajes son más baratos; y también fomenta el autoconsum fotovoltaico, puesto que las horas más caras coinciden con las de máxima insolación, cosa que hace más atractivo producir la propia electricidad.

¿Cómo se puede ahorrar?

Hay que contratar dos potencias y desplazar el consumo

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), que supervisa el mercado eléctrico, ha hecho sus cálculos. Con el nuevo recibo se puede ahorrar, pero si el cliente no actúa puede acabar pagando más que ahora. Por ejemplo: si un consumidor estándar, con una potencia contratada de 3,95 kW, adapta la potencia para las horas punta y llanas a 3,50 kW y la rebaja a 2,3 kW en las horas valle, ahorrará un 6,8%.

Otra advertencia que hace la CNMC es la de no poner en marcha todos los electrodomésticos a la vez. Si se evita, el ahorro puede ir de 200 a 300 euros al año, indica el superregulador. Jugar con los horarios también es importante. Trasladar 500 vatios de la potencia contratada y un 10% del consumo de las horas punta a las horas valle puede permitir ahorrar casi un 16% en la parte regulada del recibo.

Advertencias

La plancha puede ahorrar, pero también puede disparar el recibo

La CNMC advierte de que la plancha es uno de los aparatos que más consumen y el uso del cual es más fácil de trasladar a las horas valle. Entre planchar en hora punta, a las 7 de la tarde, por ejemplo, y hacerlo en hora valle, a partir de las 12 de la noche, puede haber un ahorro de más del 25%, unos 30 euros. Planchar en hora punta, sin embargo, puede encarecer la factura un 9,4% respecto a lo que se paga ahora.

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