Periscopio global

El ejemplo australiano: de cero al 100% en renovables en veinte años

Australia Meridional da la vuelta a su mix energético gracias a la apuesta público-privada y unas condiciones idóneas

Paneles de energía solar en Sydney.
Aleix Graell Núñez
15/01/2025
4 min
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"Es un pueblo trabajador", asegura Liz Wilson, desde Whyalla, en Australia Meridional. "Tenemos un paro más alto, hay mucha gente mayor y dependemos de una compañía, GFG. Se dedican al acero". Situado en la península de Eyre, Whyalla tiene 21.244 habitantes, un paro del 7,7% –dos puntos por encima de la media australiana–, y 1.311 (12,8%) trabajadores en la mayor fundición del hemisferio sur . Aquí el gobierno estatal quiere invertir más de 500 millones de dólares (301 M€) en un proyecto para generar 200 megavatios de "combustible verde" en 2026.

Con una población similar a Sabadell y Barcelona agregadas y una superficie como la de Bolivia o Egipto, Australia Meridional ha logrado pasar del 1% de energías renovables en 2007 a alcanzar más del 75% en 2023, según la Agencia Internacional de la Energía. De hecho, el gobierno laborista de Peter Malinauskas ha acortado el plazo para conseguir que la generación de energía sea totalmente verde: éste 2025 prevén alcanzar el 85% y en dos años, en 2027, el 100%.

En cinco años, la generación de energía por placas solares domésticas ha crecido un 81% y la de explotaciones industriales, un 97%. La energía verde supone el 52% del consumo anual y las placas de los tejados, que están presentes en un 49,8% de las viviendas, suman un 22% del total, según el Australian Energy Regulator (AER). Para Vince Duffy, director ejecutivo adjunto del departamento de Energía y Minería de Australia Meridional, los factores que han contribuido a la transición son un liderazgo gubernamental, un clima favorable, una legislación proinversiones, una red de gran alcance y un estado con una baja densidad de población. "Contamos con estas ventajas naturales y la gente estaba dispuesta a invertir en Australia Meridional", afirma Duffy.

En Whyalla la alianza con el sector privado financió la mayor batería del mundo, instalada por Tesla en 2017, y sigue sufragando proyectos como el de la francesa Neoen, que ha obtenido 99 millones de dólares (59,5 M€ ) para un parque eólico en la mina de Olympic Dam, la cuarta reserva mundial de cobre del planeta.

Sorpaso al gas

"Está impulsado por la economía, no por los incentivos", asegura Anthony Blankers, profesor de Ingeniería en la Australian National University. "Es el empuje tecnológico en todo el mundo. La energía solar, en particular, siempre ha excedido las expectativas de todos los gobiernos". De hecho, en 2017-2018 el gas representaba casi siete veces más producción que la energía solar, pero en el último año la energía solar (3.964 GWh) y la eólica (5.977 GWh), con 24 parques, han pasado por delante del gas (3.343 GWh).

"La legislación es un componente importante", añade la doctora e investigadora de la Universidad de Adelaida Rachelle Kernen. Desde 2005 Australia Meridional ha reducido las emisiones de gases de efecto invernadero un 57% y las toneladas de CO₂ de la generación de energía han pasado de 8,8 a 2,2. "Es el mayor sistema de gigavatios del mundo que se sustenta con renovables", añade el doctor Ali Pourmousavi Kani, de la Universidad de Adelaida.

Ahora uno de los retos es transportar la energía a los estados vecinos y ciudades como Melbourne o Sidney, con poblaciones similares a Berlín, con una tercera conexión de alto voltaje de 700 kilómetros con Nueva Gales del Sur. "Con Project Energy Connect, Heywood y MurrayLink, los tres interconectores, podremos exportar hasta 1.500 megavatios", afirma el director ejecutivo adjunto del departamento de Energía y Minería, Vince Duffy.

Cuestión de probabilidades

"Es una señal a los inversores privados" subraya el doctor Pourmousavi Kani. "Si construyen una central eléctrica aquí, tendrán acceso a todo el mercado nacional de energía". Una oportunidad económica que puede crear en el estado entre 4.400 y 6.700 empleos hasta el 2050, según un estudio de la Universidad Tecnológica de Sydney, en comparación con los 833 trabajadores que tiene la industria fósil en el estado. Para Blankers, Australia es un lugar idóneo para las renovables porque "si tienes un sistema de transmisión de más de un millón de kilómetros cuadrados, las probabilidades de que no haya viento o sol en ninguna parte son muy bajas".

En el ámbito federal, laboristas y liberales no se ponen de acuerdo en un país en el que el carbón es muy abundante y que se ha convertido en el segundo exportador de gas licuado del mundo. Duffy asegura que los combustibles fósiles tienen un rol de apoyo y que el gas puede ayudar a otros países a realizar la transición. Para Rachelle Kernen es improbable pensar que en el 2027 acabe el gas: "Puedo entender que sigan exportando si el mercado se convierte a las renovables en dos años", concluye.

Mientras tanto en Whyalla, Liz Wilson asegura que no quiere ni oír hablar del plan de Peter Dutton, líder de la oposición, para construir reactores nucleares en medio de un clima de facturas hinchadas por el precio de la luz. Este año, pese a los precios negativos de la energía solar durante las horas centrales del día, el gas o el carbón (que en Australia supone más del 40% de la producción de energía) han encarecido los precios. La AER alerta de que los proveedores apagan las centrales verdes para evitar los precios negativos, encareciendo el precio final al consumidor, ya que la demanda debe cubrirse con fuentes más caras. "Pienso que en Australia o globalmente quisiéramos ver una reducción de las facturas eléctricas y, ya sabes, ser ecológicos", remarca Wilson.

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