De toda la vida

Casa Pijaume: 150 años de zuecos y alpargatas en la yema del huevo de Girona

La zapatería Casa Pijaume, especializada en calzado tradicional de esparto, es uno de los pocos comercios históricos que quedan en la Rambla de Girona

Los hermanos Vicenç y Nuri Pijaume, de la zapatería Casa Pijaume de Girona.
24/04/2025
4 min

GeronaDurante los últimos años, en las calles más céntricas de Girona han ido cerrando progresivamente muchos comercios históricos, tragados por la apertura de nuevos bares, restaurantes, puestos de comida, souvenirs o tiendas de bicicletas, pensadas sobre todo para atraer a los turistas. En medio de la Rambla, uno de los negocios de toda la vida que aún resiste es Casa Pijaume, la zapatería más antigua de toda la capital gerundense, que este 2025 celebra 150 años de historia. Regentada por los hermanos Nuri y Vicenç Pijaume, es el lugar de referencia para los vecinos y vecinas de la ciudad que buscan alpargatas de vetas, sandalias de esparto, abarcas o calzado cómodo muy bien recomendado. El local es pequeño y estrecho, al lado de la Rambla que da al río, decorado de forma práctica, clásica y sin pretensiones, con las cajas de zapatos a la vista, apiladas hasta el techo en unas estanterías altísimas por las que los dos hermanos suben con una escalera de mano apoyada en la pared.

"Zapatos hay de muchos tipos y muchas marcas, pero nosotros siempre hemos tenido el concepto de vender confort, con zapatos cómodos, zapatillas de andar por casa, y, en verano, calzado como las alpargatas de esparto o las abarcas, que es calzado fresco e informal, pero que ahora también Pijaume. Los clientes son básicamente gerundenses y gerundenses, pero también vecinos de toda la demarcación, que conocen la tienda de toda la vida y venden cada cambio de armario en busca de alpargatas y sandalias a buen precio y de todo tipo de colores y estampados.

Las cajas y los pares de alpargatas de esparto de Casa Pijaume.
Unas alpargatas de vetas de Casa Pijaume.

Con los años, a medida que Girona se ha convertido en un destino cada vez más turístico, también paran bastante extranjeros, curiosos por este calzado tradicional, aunque no son el público mayoritario: "Para los turistas las alpargatas de esparto y suela de cáñamo son un producto original y les llama la atención, a veces vienen directamente enseñando como estas", comenta Nuri Pijaume.

Grandes almacenes, Amazon y el auge del turismo

Casa Pijaume ha sido testigo de primera mano de la transformación en todos los niveles de la ciudad de Girona. En 1875, cuando el bisabuelo Vicenç Pijaume y Soler levantó la persiana, en la Rambla, los sábados había mercado de fruta y verdura y, a partir de plaza Catalunya, la ciudad era ya un descampado de campos y caminos de tierra. En este tiempo los zuecos y las alpargatas eran el calzado de referencia para todos, vendían miles de pares cada mes y se hacían colas en la entrada: "Mi padre me explicaba que los campesinos venían constantemente a comprar alpargatas, porque trabajando con animales y con las calles sin asfaltar les duraban una semana", recuerda Vicen nos llegaban sacas de zuecos y venían todos los trabajadores del matadero a buscarlos, hasta que llegaron las botas altas de plástico".

Actualmente, este paisaje urbano ha cambiado por completo: alrededor de Casa Pijaume sólo quedan un par de tiendas clásicas de ropa de mudar, bolsos y maletas. El resto son bares, heladerías, tiendas de ciclistas y negocios para turistas que venden carcasas de móviles, té de burbujas, fresas con toppings, ensaladas healthy o souvenirs de la ciudad. "Son productos de consumo inmediato, los comercios tradicionales no tienen tanto éxito y no tenemos más remedio que adaptarnos al nuevo tiempo. Cuando aparecieron los grandes almacenes pensábamos que deberíamos cerrar, pero no fue así. Ahora ha llegado el turismo y Amazon, que ya es una competencia que te tumba por todos lados," y no puedes.

Nuri Pijaume encaramada a la escalera de la zapatería Casa Pijaume.

El trato personalizado como factor diferencial

Con este cambio de paradigma, como es lógico, las ventas han mermado, pero, a pesar de todo, Casa Pijaume continúa al pie del cañón manteniéndose fiel a las mismas señas de identidad: "No nos planteamos evolucionar ni hacer ventas online, porque precisamente lo que queremos es mantener la atención al cliente, asesorar, tenemos muchos clientes con plantillas orto Pijaume. Y el trato directo no es solo con los clientes, sino también con las marcas y los proveedores, con quienes los propietarios tienen una relación de confianza de hace muchos años: "Vienen los dueños de la fábrica directamente, no un comercial. Trabajamos con marcas de Mallorca, de Elche o Toni Pons, que es de Girona y tenemos muy buena relación con nosotros", nos fuimos el primer aparador.

En los años 80, cuando todo era bonanza, Casa Pijaume decidió abrir un segundo local junto al original, para poder vender más zapatos. Sin embargo, este año, coincidiendo con el cumpleaños, los dos hermanos han decidido cerrarlo y agrupar todo el género en el primer local, conscientes de que los tiempos han cambiado y que, cuando se jubilen, muy probablemente se acabará el linaje zapatero de los Pijaume, ya que los hijos, que han seguido caminos universitarios, no tienen previsto continuar con el negocio.

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