Una piscina vacía de un hotel, rodeado de segundas residencias, en Cadaqués.
03/04/2024
2 min

Por fin ha llovido, pero lejos de acabar con la sequía, sólo nos ha dado un pequeño respiro. Dentro de los gastos personales que siempre deben afrontar las familias encontramos el agua y, efectivamente, la sequía ha hecho que los costes familiares se eleven.

El primer término en el que seguro que pensamos es la factura directa. De cara a 2024, la cuenca del Ter-Llobregat ha aumentado las tarifas en un rango de entre el 20% y el 40%, principalmente por el coste extra de desalinizar el agua. Todos sabemos que el incremento de costes lo acabaremos pagando nosotros en la factura. Sin querer realizar una crítica excesiva, la subida es de unos 4 euros al mes por familia. Sólo planteo una duda: cuando la sequía acabe, ¿volverá a bajar al precio inicial?

A su vez, la sequía también implica costes indirectos para las familias. Los más claros: los productos del sector primario. Aunque es un sector complejo, es cierto que los alimentos están muy por encima del IPC general. En concreto, en enero de 2024 se situaba en el 8%, acumulando el incremento en el 13,4% de 2023. Recuerde que la inflación siempre se acumula respecto al año previo.

Además, no podemos olvidarnos de los costes de las piscinas. En Cataluña hay 192.909 piscinas (1 por cada 40 habitantes) con un tamaño medio de 50 metros cúbicos. Considerando los precios de Aigües de Barcelona, ​​llenarla con agua potable tendría un coste aproximado de 300 euros. Considerando que ahora está prohibido y es necesario hacer uso de agua salada, aumenta hasta los 1.000 euros. Además, hay que tener en cuenta que es necesario realizar una inversión extra para adaptar los equipos de la piscina al agua de mar.

Y, por último, permítanme una crítica global. Muchos de nosotros estoy seguro de que nos quejamos porque hay sequía, pero a la vez querríamos llenar nuestra piscina este verano. ¿No es algo contradictorio?

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