Homenotes y danzas

El industrial del papel que pasó a editar libros y periódicos

Nicolás María de Urgoiti fundó Papelera Española, el diario 'El Sol' y la editorial Espasa-Calpe

Retrato de Nicolás María de Urgoiti en Madrid hacia alrededor de 1920.
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En el número 20 de la Via Laietana se encuentra uno de los edificios más perturbadores y descontextualizados de la ciudad de Barcelona. Se trata del Edificio Nervión, un monstruo de vidrio y de metal levantado a finales de los setenta donde tiene su sede una entidad aseguradora. Anteriormente, la parcela había estado ocupada por un magnífico palacete modernista diseñado por el arquitecto Francesc Guardia Vidal, yerno de Lluís Domènech i Montaner. Más allá del escaso buen gusto de quien le hizo derrocar en 1977 para construir el Edificio Nervión, lo que nos interesa es la propiedad del palacete porque era la sede de la empresa Papelera Española en Barcelona, ​​una industria clave creada por Nicolás María de Urgoiti en 1901.

  • 1869-1951

Nacido, circunstancialmente en Madrid, de una familia vasca, Urgoiti se acostumbró muy joven a escribir un diario personal donde recogía todo lo que le pasaba. Cuando terminó sus estudios de ingeniero de caminos, entró a trabajar en una fábrica de papel, un trabajo que le marcó de por vida. Tras aprender el funcionamiento del negocio, se instaló por su cuenta, y conjuntamente con Rafael Picavea Leguía (que había sido uno de los fundadores del BBVA) crearon la Papelera Española (1901). Esta nueva empresa surgió como fusión de otras compañías más pequeñas, porque Urgoiti luchó toda su vida por conseguir una concentración importante en el sector del papel. Sus esfuerzos iban encaminados a conseguir una integración del negocio tanto horizontal como vertical porque estaba convencido de que con esa estrategia los fabricantes podrían reducir gastos y ofrecer unos precios más competitivos. Más tarde, y después de invertir mucho dinero, descubrió que había sobredimensionado el consumo de papel en España, lo que le provocó problemas financieros persistentes.

La creación del trust de fabricantes de papel trajo enfrentamientos tanto con los pequeños productores como con el sector de la prensa, que era uno de sus principales clientes. Ante las campañas que se hacían contra él, pensó que una buena solución era tener su propio diario porque podría responder a las críticas y, además, tendría demanda de papel para su negocio. Así es como fundó El Sol (1917), momento en el que se propuso realizar un diario de calidad desde donde hacer proselitismo de su ideario político y social, que consistía en el fomento de la libertad y la democracia, la intensificación y expansión de la cultura y el trabajo, así como de la igualdad de oportunidades. También del antimilitarismo y el anticlericalismo.

De hecho, él consideraba que la prensa de su época tenía una serie de problemas muy arraigados que resumió en "un mezquino partidismo político, carencia de calidad y de interés informativo, e incapacidad para convertirse en negocio". Unas declaraciones hechas en un discurso de 1915, que mantienen la vigencia plena más de un siglo después. Su principal enemigo en el sector de la prensa era el conglomerado conocido como El Trust, que estaba formado por las cabeceras El Liberal, El Imparcial y El Heraldo de Madrid. Otros medios que Urgoiti creó fue los diarios La Voz (1920), Crisol (1931), Luz (1932) y las revistas La Esfera, Mundo Gráfico y Nuevo Mundo. También fue el fundador y propietario de la agencia de noticias Febus (1924). Uno de los ideólogos de la línea editorial de estos medios fue el filósofo José Ortega y Gasset.

Pero con tantas guerras abiertas era difícil conseguir que, financieramente, los negocios funcionaran bien, y en 1926 tuvo que salir de la Papelera Española después de casi un cuarto de siglo de dirigirla. El enfrentamiento con el resto de accionistas fue el desencadenante de ese final. Antes de esto, en 1918, había creado con un grupo de biólogos el Instituto de Biología y Sueroterapia (IBYS). Otra aventura empresarial fue la creación de la editorial CALPE (Compañía Anónima de Librería y Publicaciones Españolas), fundada en 1918 y con vocación de elevar el nivel cultural del país. Cinco años más tarde, hizo construir el Palacio del Libro, en la Gran Vía de Madrid, como sede de la editorial y con una gran librería en los bajos. Más tarde, la librería cambió de nombre para convertirse en La Casa del Libro, marca que perdura hasta nuestros días, ahora en manos del grupo Planeta. En 1923, y por presión de los accionistas, CALPE se fusionó con la editorial catalana Espasa, propiedad de la familia homónima.

Si tener que salir de la Papelera Española le hizo entrar en una depresión, la pérdida de control del diario El Sol (1931) mermó del todo su salud emocional. La familia le ingresó en un sanatorio cerca de Madrid, pero después de un intento de suicidio, fue trasladado a Suiza, donde permaneció hasta el final de la Guerra Civil.

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