SALUD

El padre que no se detuvo hasta inventar al primer predictor de epilepsia

David Blánquez, inspirado por la enfermedad de su hija, quiere comercializar en junio el dispositivo

Natàlia Vila
3 min
El padre que no se detuvo hasta inventar al primer predictor de epilepsia

Desde que a los dos años detectaron epilepsia a su hija, David Blánquez -ingeniero de profesión- ha hecho todo lo posible por encontrar la forma de hacer la vida más fácil en la Marina, que ahora es ya una adolescente de 15 años. En su caso, la epilepsia es resistente a los fármacos, lo que provoca que los brotes -que se manifiestan como desmayos repentinos- sean del todo imprevisibles el resto de su vida. Por lo menos, hasta ahora.

Hace cinco años Blánquez tuvo una idea y propuso a otro padre de la escuela de su hija, Salva Gutiérrez, asociarse para desarrollarla juntos. Después de dos años de pruebas y ensayos, en 2014 constituyeron MJN Neuroserveis, una empresa para sacar adelante su prototipo: un aparato que predice los brotes antes de que pasen y avisa al paciente. Un producto que, según estos emprendedores, podría acabar ayudando a más de 700.000 afectados sólo en España.

“Hemos diseñado un aparato que visualmente se parece mucho a un audífono”, explica Salva Gutiérrez, cofundador y director de finanzas de MJN, que añade: “Hemos llegado a un acuerdo con Gaes, que hace un aparato a medida con un sensor en el interior de la oreja que nos permite realizar un electrocardiograma al paciente, al igual que en un hospital, pero de una manera no invasiva, discreta y portable”.

El aparato está vinculado a una aplicación móvil que registra la actividad cerebal, detecta las alteraciones y avisa con un semáforo que cambia de color la posibilidad de sufrir un ataque en los próximos minutos. El equipo, formado también por Xavier Raurich, ingeniero y director de operaciones, y Marina Rincón, la jefa científica, todavía tiene que superar algunos ensayos clínicos pero ya ha lanzado una campaña de equity crowdfunding por encontrar 600.000 euros de financiación. De éstos, ya tiene 450.000 comprometidos con inversores de referencia como Ship2B, CREAS y algunos family offices. Será la segunda vuelta que cierran: el pasado año ya consiguieron 100.000 euros entre familiares y amigos. "Nuestra inversión inicial fue simplemente la que requiere crear una sociedad limitada, 3.000 euros, pero sobre todo hemos invertido tiempo, mucho tiempo", explica Gutiérrez.

“Tenemos previsto salir al mercado en junio del próximo año, por eso ahora estamos concentrados en encontrar acuerdos comerciales, realizar un plan de marketing y cerrar los ensayos clínicos, que se realizarán en la Clínica Corachan”, explica Gutiérrez. Las ventas se harán de forma directa, a través del e-commercepero también a través de los médicos, que según sus creadores están acogiendo muy bien el producto.

“La idea es vender un millar de unidades entre junio y diciembre, llegar a 5.000 unidades vendidas a finales de 2019 ya partir de ahí doblar la cifra cada año”, avanza Gutiérrez en el ARA. El precio del dispositivo estará entre los 1.600 y los 1.800 euros, pero el equipo ya está buscando la forma de conseguir herramientas para financiarlo y ayudas para familias con pocos recursos económicos. El hecho de que el aparato esté vinculado a un software y una aplicación de móvil también permitirá a los usuarios actualizarlo para mejorar y afinar sus prestaciones. "Habrá una suscripción anual, que rozará los 120 euros al año, que dará acceso a todos los datos y más informes, más allá del servicio básico de aviso", explica Gutiérrez.

Superado este escollo, este grupo de amigos convertidos en empresarios ya mira más allá: “Cambiando los algoritmos el aparato también podría predecir el ictus, la esquizofrenia o los niveles de angustia”, asegura Gutiérrez .

stats