El 'unicorno' catalán que esquiva los aranceles de Trump
Wallbox saca fruto de su fábrica de Texas en plena guerra comercial de Trump


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha suspendido durante 90 días los denominados aranceles recíprocos. Unas tasas que han revolucionado los mercados en los últimos días y que también han disparado las alertas en muchas empresas catalanas que tienen parte de su mercado en Estados Unidos. Pero hay compañías que no sufren en exceso por las tarifas de Donald Trump. Entre ellas, una de las que han llegado a ser unicornio (empresas de más de 1.000 millones de valoración), Wallbox, que se dedica a la fabricación de cargadores de coche eléctrico.
¿Por qué Wallbox no sufre tanto por los aranceles? La clave la encontramos en Arlington, en el estado de Texas, donde la empresa que dirige Enric Asunción levantó una fábrica que empezó a producir en el 2022. Entonces no estaba la sombra de los posibles aranceles. La decisión de invertir en una planta en Estados Unidos se tomó por motivos de negocio: estar cerca de un gran mercado con gran potencial de crecimiento. Lo explica Douglas Alfaro, que actualmente es el director de desarrollo de negocio, pero que anteriormente había liderado el mercado estadounidense. "Aquellos años el mercado del coche eléctrico crecía en ese país a ritmos de entre el 60% y el 80%", explica alEmpresas.
Desde que se inauguró la planta tejana de la compañía en el 2022 ya se han producido más de 100.000 unidades de cargadores de vehículo eléctrico de la familia Pulsar, una de las líneas de cargadores de la compañía. "Contar con una planta de fabricación en Estados Unidos nos permite responder más rápidamente a las necesidades de los clientes y acelerar la transición a la movilidad eléctrica en todo el país", explica Asunción.
Pocos competidores
Además, existen otras ventajas, dice Douglas Alfaro. La planta dispone de 12.000 metros cuadrados. Tiene capacidad para crecer con nuevos productos. También tiene almacén suficiente para guardar productos y componentes que llegan desde España u otros países, lo que puede permitir aguantar meses sin recibir el impacto de posibles aranceles. Las instalaciones de Arlington están preparadas para un crecimiento a largo plazo, con capacidad e infraestructura adicionales para soportar un aumento de la producción a medida que la demanda de recarga de vehículos eléctricos siga creciendo, dice la compañía, que reafirma su estrategia a largo plazo en Estados Unidos.
Alfaro reconoce que, si finalmente se imponen aranceles, pueden afectar ligeramente al precio de la familia Pulsar que se produce en Estados Unidos, ya que hay algún componente que llega de otros países, como Canadá o México. Pero es un porcentaje pequeño del cargador. Además, tener una planta de fabricación en Estados Unidos tiene otra ventaja. En ese mercado hay menos competidores que en Europa y en Asia. Y los fabricantes del Viejo Continente o del gigante asiático se encuentran ahora con dos barreras: si entran en vigor los aranceles, sus productos no serán competitivos en EEUU, y si quieren realizar una inversión productiva –algunos están empezando a levantar sus fábricas–, aún tardarán un tiempo en poner a la venta sus productos.
Para Wallbox, el mercado estadounidense es bastante importante. Representa entre el 25% y el 30% de su negocio, creciendo en cargadores domésticos y también en cargadores más rápidos para instalar en centros comerciales, comunidades de vecinos o edificios de oficinas. Estar presentes en Estados Unidos con fabricación, pero también con una red propia de proveedores y una fuerza de ventas y comercial propia, les "da mucha confianza y algunas ventajas", indica Douglas Alfaro.
Crecimiento previsto
En la planta de Estados Unidos se fabrica la línea Pulsar, pero el hecho es que la compañía está vendiendo en ese país otras líneas de cargadores rápidos, como Supernova, y el bidireccional Quasar 2, que ahora se llevan desde España. El Quasar 2 es especialmente interesante para el mercado estadounidense, dice Alfaro, porque la red eléctrica tiene debilidades con averías por nevadas, huracanes y otras inclemencias, y este cargador permite acumular la energía (por ejemplo de fotovoltaica en tejado) y pasarla, cuando es necesario, en el mismo hogar. Aunque estos modelos ahora se envían desde España, en un futuro si el mercado crece lo suficiente y hay demasiada crítica, se fabricarían en la planta de Arlington y, por tanto, evitarían también el impacto de posibles aranceles.
En la compañía, sin embargo, no todo son alegrías. En 2024, los ingresos crecieron un 14% respecto al año anterior, hasta los 163,9 millones de euros, según los resultados presentados por la empresa, que cotiza en Estados UnidosSin embargo, registró unas pérdidas de 131,5 millones de euros (un 17% más que el año anterior) y tuvo que recortar la plantilla en un 35%, con unos 300 despidos. La causa, la debilidad del mercado de coches eléctricos, básicamente. En Estados Unidos, reconoce Douglas Alonso, las ayudas federales en el coche eléctrico se han reducido al mínimo. Pero asegura que dependiendo del sitio hay ayudas estatales, locales e, incluso, de las compañías eléctricas, que suplen en parte la falta de apoyo del gobierno de Washington.