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Yates de lujo en el barrio de Salamanca: así vive la élite latinoamericana en el 'Little Caracas' de Madrid

El desembarco de grandes patrimonios de América Latina, sobre todo de México y Venezuela, deja huella en la capital española

Una joyería en el barrio de Salamanca de Madrid.
19/01/2025
7 min
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MadridNo hay mar, pero se venden barcos de lujo. Es un síntoma más de que algo grande se está moviendo desde hace tiempo en la milla de oro madrileña, en pleno barrio de Salamanca. "No buscan un yate para el mar Caribe, sino para el Mediterráneo", explica Yleana Heckmuller, una mexicana afincada en Madrid y responsable de la boutique de yates de lujo Azimut Grande, que hace meses abrió sus puertas en la capital española. Heckmuller se refiere a los potenciales compradores de estos barcos de alta gama –los más económicos cuestan un millón de euros–, que principalmente son grandes patrimonios latinoamericanos, sobre todo mexicanos y venezolanos, afincados en Madrid.

Estas fortunas no sólo no han dejado de crecer, sino que sus inversiones van ya más allá del sector inmobiliario. Muchos se han establecido en Madrid con la familia entera –los hijos acuden a escuelas ya universidades privadas, como el Instituto de Empresa– y han apostado por montar negocios: restaurantes, clubes nocturnos, centros deportivos o marcas de ropa y complementos, explican distintas voces del sector inmobiliario premium consultadas por el ARA. De hecho, Little Caracas es la denominación que los inmigrantes venezolanos más adinerados han otorgado a la milla de oro madrileña, donde es fácil oír acentos latinos del castellano. Esta es ya la cuarta nacionalidad extranjera en Madrid, aunque el grueso de la comunidad sigue viviendo en la periferia, lejos de los barrios ostentosos. "Les gusta mucho todo lo que está vinculado al ocio. Salir a comer fuera, ir de compras, jugar al golf, también el fútbol...", explica Luis Valdés, responsable de Colliers en España .

Muestran la buena vida que tienen y no se esconden. "Se mueven por zonas donde pueden pasar desapercibidos y donde pueden disfrutar de su capital", asegura un abogado venezolano que lleva años viviendo en Madrid, que también pone como ejemplo la participación en las carreras de caballos del Hipódromo de la Zarzuela . "No es Mónaco, pero exhibir su éxito es una debilidad que tienen", comenta el propio abogado.

El goteo constante de estas grandes fortunas se ha traducido en un encarecimiento de los precios en la zona. "Todos los hispanos provenientes de Venezuela, México, Perú o Colombia que han venido [a la capital española] han comprado viviendas y eso ha encarecido los precios", reconocía el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, esta semana, aunque que, si de algo presume el gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso es, precisamente, de la capacidad de su gobierno de atraer estas inversiones.

Para hacerse una idea de las cifras que se mueven en este mercado basta con fijarse en los escaparates de las inmobiliarias del barrio, en los que muchos de los pisos alcanzan el doble dígito en millones de euros. Como prueba, en el portal inmobiliario Idealista el piso más caro de la zona escalera hasta los 15 millones de euros. El siguiente inmueble se vende por 13,1 millones y forma parte de la promoción exclusiva, y también polémica, de la calle Lagasca número 99 –la adquisición de un piso por parte del banquero Jaime Gilinski, la segunda mayor fortuna de Colombia y antiguo accionista de referencia del Banc Sabadell, apareció en los papeles de Pandora–. Pero el ejemplo más claro sobre lo estratosférico que ha sido el incremento de precios es el del coste del metro cuadrado. "Hace diez años vendía los proyectos más exclusivos por unos 9.500 euros el metro cuadrado. Hoy, podría sacarlos [en el mercado] por 25.000 euros el metro cuadrado. La media de los últimos diez años es que ha subido 1.500 euros el metro cuadrado – explica Valdés a este diario–. Aunque sorprenda, para ellos son precios más razonables que los de ciudades como Londres”, añade.

Entre los elementos que siguen haciendo posible la llegada de ésta jet set está la fiscalidad madrileña –aunque han tenido un papel imprescindible las golden visas que ahora el gobierno español quiere eliminar– y la seguridad jurídica, explica la medio austríaca y medio venezolana Johanna Müller, copropietaria del Café Murillo y del restaurante El Velázquez 17, dos locales del barrio de Salamanca. Sin embargo, no son los únicos motivos y, de hecho, a ojos del sector inmobiliario son incluso secundarios: "Valoran, sobre todo, el alto nivel de seguridad". "No hay ninguna barrera idiomática, la limpieza [de la ciudad], la calidad de vida y la oferta cultural... Todo ayuda", añade Müller en una conversación telefónica con el ARA. También ha notado cómo los precios a la milla de oro han crecido, aunque resta importancia: "Es lo que ocurre cuando hay demanda. También venimos de una época con la inflación muy alta". Sobre si se ha tocado techo, tanto ella como el sector inmobiliario y de la gestión de patrimonios lo descartan: "Aún hay mucha capacidad [de inversión] y la gente aquí es feliz. Todo esto genera un efecto llamada".

El otro gran condicionante de su llegada es el contexto de los países de origen. En el caso de Venezuela, hubo una gran ola durante la primera década de los años 2000, con la presidencia de Hugo Chávez y el boom del petróleo y las nacionalizaciones. Llegaron empresarios, como Capriles o Cohen, pero también nombres y apellidos vinculados a la oposición. Luego, ya con Nicolás Maduro en el poder, desembarcaron patrimonios que generaron sus fortunas como empresarios en la sombra durante el chavismo o incluso ex altos cargos de Chávez.

Una joyería en el barrio de Salamanca de Madrid.

Más allá del barrio de Salamanca

Hoy, este efecto llamada de lo que habla Müller ha situado otros orígenes sobre la mesa. "Primero fueron los venezolanos los que compraron [pisos] en el barrio de Salamanca, pero han llegado otras nacionalidades. Mexicanos, colombianos, argentinos, peruanos y chilenos también han buscado en otros barrios", explica Sonia Catalán, directora de Engel & Völkers Madrid. El resultado es una mancha de aceite "imparable" más allá de la milla de oro, dicen desde Colliers.

Salamanca sigue siendo la niña de los ojos para estos grandes patrimonios latinoamericanos, pero se añade el distrito Centro o Chamberí. "Son sus preferencias", dice Catalán, quien también reconoce que incluso se están poniendo de moda las urbanizaciones exclusivas situadas en las afueras, en Aravaca, Pozuelo, Las Rozas o La Moraleja, donde se ha mudado Richard Gere recientemente.

"Hipotecas para extranjeros. Elija la moneda en función de sus ingresos o activos". La oferta puede leerse en uno de los anuncios que cuelgan del escaparate de la inmobiliaria Estudio Argensola situada en Las Salesas, en el distrito Centro, frontera con el barrio de Salamanca. La zona se ha convertido en un imán para este colectivo latinoamericano, en particular mexicano y colombiano. De la decena de pisos anunciados, el más económico se vende por 890.000 euros, mientras que el más caro roza los 3 millones de euros. Sin embargo, la oferta de la hipoteca raramente se materializará. "Sinceramente, los grandes patrimonios latinoamericanos no se hipotecan, compran directamente", explica al ARA un agente inmobiliario.

Más allá de la presión sobre el precio de los inmuebles, este fenómeno está suponiendo una transformación social y cultural, lo que ha despertado el fantasma de la gentrificación y sus riesgos. Tras las fachadas de los edificios decimonónicos de Las Salesas, característicos del Madrid del siglo XIX, florecen negocios modernos y glamurosos, muchos de ellos vinculados al wellness y que llevan la huella de esos grandes patrimonios latinoamericanos. Sólo caminando por Barquillo o Fernando VI, dos de las calles con mayor movimiento de la zona, es fácil toparse con boutiques, coffee shops o comercios vinculados al healthy food. Y sí, al igual que se mezcla lo que es cool o nice con las raíces aristocráticas del barrio, también se mezcla el castellano y el inglés en prácticamente todos los negocios y conversaciones.

"Aquí nos puedes ver a todos yendo con chándal. El estilo de vida es muy saludable. Casi todas las tiendas son ecológicas, con los mejores productos, y también los mejores restaurantes. [El barrio] tiene mucho rollo", explica la Valentina, una chilena con nacionalidad española que lleva cinco años viviendo en Madrid, en el barrio de Salamanca, y regenta el gimnasio KO Urban Detox, con fuerte presencia en América Latina. De la mano con otra socia, Valentina abrió este espacio hace casi dos años. otro muy pronto, también en la capital española.

"Vas al gimnasio y después a tomar un café", detalla. Entre las cafeterías de moda en el barrio se encuentra En Bruto, un espacio donde muchos optan por ir a trabajar. Este jueves lo están haciendo dos chicas jóvenes mexicanas que han abierto un espacio de wellness en el barrio Salamanca, explican en el ARA mientras se toman un café y están a punto de empezar una reunión de trabajo.

Esto parece un pequeño barrio de Salamanca.

— "[Salamanca y Las Salesas] Son barrios complementarios, sí, pero no son iguales. Salamanca es mucho más residencial, éste es más alternativo, hay más gente joven, también más turístico..."

Tanto esta cafetería como el centro deportivo están junto al exclusivo proyecto Lamarca, la primera gran inversión de una fortuna latinoamericana en esta zona, hace siete años. Detrás están las hermanas Capriles, hijas del empresario venezolano Miguel Ángel Capriles. Hoy es todo un templo dedicado al bienestar, con un restaurante de comida saludable, el Roots, y una tienda multimarca de deportes. Cerca está el gimnasio de Tarcy Anderson, la entrenadora de celebridades como Jennifer López; también los negocios mexicanos Síclo, dedicado alindoor-cycling, y el Revive Wellness Hub, donde un abono mensual cuesta 230 euros. "Este ya es de hiperlujo. Mis amigas españolas dicen que no pueden ir", comenta Valentina medio riendo.

De la opulencia a la desaparición

Lo cierto es que en Las Salesas la franja de edad de estos recién llegados es de entre 30 y 40 años. "Son los hijos de los que viven en el barrio de Salamanca", bromea Lorenzo, un vecino del barrio que se toma una cerveza en la Taberna Argensola, uno de los pocos negocios "de toda la vida" que quedan abiertos en la zona, y que sobrevive justo delante del espacio Síclo. Es de los pocos bares que mantiene las rostas o pimientos del Padrón en su carta y no tiene, en cambio, quinoa o aguacate.

Lorenzo duda de si Las Salesas ya pisa los talones de Salamanca en cuanto a precios se refiere. "Seguro que sí –añade Francisco, el responsable del bar–. Llegan con Cabify a hacer bici [a Síclo], que ya les costará unos 10 euros. Entran en clase por 25 euros y vuelven a marcharse con Cabify. En media mañana se dejan unos 50 euros", comenta Francisco. Pero no todo es acudir a los centros deportivos o comprar en tiendas como el Roots. En el mismo barrio se encuentra la New York University, donde muchos de ellos estudian, mientras que el Only You Boutique Hotel Madrid se ha convertido en el punto de encuentro al final del día, sobre todo la coctelería El Padrino del mismo hotel. "Es una combinación sorprendente de hotel boutique y establecimiento lifestyle", se explica en la página oficial de turismo del Ayuntamiento de Madrid.

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