Energía

¿Se encamina el gas ruso hacia un papel marginal en Europa y España?

La diversificación forzosa de proveedores y un futuro marcado por la descarbonización juegan a su favor

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Imagen de archivo de la estación receptora de gas de la ciudad de Lubmin, en Alemania.

MadridDesde que comenzó la guerra en Ucrania hace más de dos años, la llegada de gas natural de origen ruso a Europa ha ido disminuyendo paulatinamente. Pero eso que ahora se puede leer como una victoria (se depende menos de Rusia), al principio hizo saltar todas las alarmas. El Viejo Continente, en particular países como Alemania, había confiado gran parte de su mix energético en Rusia y, por tanto, la idea de un cese de las importaciones de gas natural de origen ruso despertaba fantasmas como el de cortes eléctricos. Hoy, pasado el momento más grave de aquella crisis energética, aparece la pregunta de si el combustible fósil que hace dos años suponía más del 40% de las importaciones en el conjunto de Europa (en el caso español, un 9%) encamina hacia un papel marginal. De hecho, la Comisión Europea ha adquirido el "compromiso" de poner fin a la relación comercial gasista con Rusia en 2027. "La solución sería incluirlo [el gas ruso] en las sanciones", ha llegado a decir la comisaría europea de Energía, Kadri Simson, aunque rápidamente asumía la falta de unanimidad entre los líderes europeos.

Aunque la dificultad para que los Estados miembros se pongan de acuerdo en una cuestión tan sensible como la energía –no deja de ser geopolítica– no juega a favor de una caída de las importaciones de este combustible fósil de origen ruso , en los próximos años pasará a tener un "papel marginal", se concluye en el informe El futuro del gas ruso en la Unión Europea editado por el Real Instituto Elcano y publicado este mes de marzo. "Tendrá que competir con otros suministradores, principalmente Estados Unidos y Qatar, en un contexto de descarbonización y esperable descenso de la demanda de gas", apunta el investigador del Área de Energía y Clima del Real Instituto Elcano y autor de el informe, Ignacio Urbasos.

Caída del 80%

Las importaciones de gas ruso en Europa a través de gasoducto han caído un 80% desde la guerra en Ucrania. Más allá de la fuerte caída de la demanda de este combustible fósil, en especial entre la industria Alemania, entre los motivos que explican el bajón de las importaciones está la exigencia de Rusia de pagar en rublos; la suspensión de algunos contratos vigentes, pero también los sabotajes en 2022 del gasoducto Nord Stream. De hecho, sin esa icónica infraestructura (conectaba Rusia con Alemania a través del mar Báltico) y con el gasoducto Yamal (de Bielorrusia a Alemania) también cerrado, el gas natural ruso llega básicamente a través del tubo que conecta Rusia con Turquía; también por el conducto que atraviesa Ucrania y, por último, gas natural licuado (GNL) con barcos metaneros. De hecho, está previsto que el 31 de diciembre de este año termine el contrato de tráfico de Gazprom -la empresa estatal gasista de Rusia- a través de Ucrania. "Es posible que se mantengan algunos flujos puntuales, pero serán inferiores a los actuales ya los de antes de la invasión", afirma el investigador.

A diferencia de lo que se planteó en un inicio, Europa ha sabido esquivar la dificultad de encontrar a otros proveedores comerciales y sustituir el gas de Moscú. Así, ha visto crecer la relación comercial con Estados Unidos, de donde se ha importado mucho GNL, pero también ha crecido la producción en Noruega y han tomado peso proveedor como Qatar, Argelia y Azerbaiyán, que ha incrementado su producción para enviar más gas, explica Urbasos en una conversación telefónica con el AHORA.

En el caso del gas natural licuado ruso, las importaciones europeas se han mantenido estables, es decir, no se han caído como las importaciones de gas a través de tubo. Sin embargo, la imagen en su conjunto (tanto gas licuado como no licuado) es de claro descenso: han pasado de representar el 40% del total de las importaciones de gas en marzo del 2021 cerca de un 15% en marzo del 2023, tal y como se recoge en el informe.

La excepción española

La evolución del gas licuado es lo que explica lo ocurrido en España. En España ha llegado más gas natural ruso que nunca (en forma de GNL). En 2023, el GNL ruso supuso un 12,1% del total de las importaciones de gas en el Estado, según datos de Enagás, mientras que en 2018 era un 3%. Entre los motivos que explican este crecimiento se encuentra la capacidad de regasificación española. Muchos países europeos recibían gas natural ruso a través de gasoducto, pero una vez que el transporte a través de esta infraestructura empezó a decaer, las empresas privadas, conscientes de la desesperación de muchos países, giraron la mirada hacia el GNL y su comercio a corto plazo. Sin embargo, no todos los estados tienen capacidad de regasificación (recibir y procesar un GNL que llega congelado). Esto hizo que el destino de muchos barcos metaneros acabara siendo España, que con siete plantas de regasificación se ha convertido en una especie de porte de exportación.

"El gobierno español sí dio indicaciones para que se acabara con esta práctica, pero no hay una regulación [europea] que evite sus consecuencias: si una empresa cancela unilateralmente un contrato, se debe pagar una compensación.No tenía mucho sentido prohibirlo porque no había un marco regulador.Además, la sensación era que de un día para otro nos podíamos quedar sin gas. Ahora, en cambio, estamos en otra fase ", reflexiona Urbasos.

Pero alrededor del GNL pesan sobre todo los contratos a largo plazo y el llamado take-or-pay, es decir, el comprador está obligado a pagar aun cuando el gas no llegue al puerto donde toca. En el caso europeo, la mayoría están firmados con la empresa rusa Novatek, tal y como se explica en el informe, pero también con Yamal GNL. De hecho, el contrato que Naturgy tiene es con esta última compañía: 3,5 bcm (miles de millones de metros cúbicos) anuales hasta 2038. A raíz de las sanciones internacionales en Rusia, compañías como Novatek ven más difícil ampliar su negocio, sobre todo en lo que se refiere a la inversión en infraestructuras para desarrollar nuevos proyectos. "Sin los gasoductos europeos, y los problemas en el segmento del GNL, Rusia se topará con dificultades a la hora de exportar a otras zonas como la Siberia occidental", concluye Urbasos.

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