España busca aliados para que Bruselas replantee su plan de contingencia
El gobierno ofrecerá exportar el máximo de gas posible a Europa para evitar la propuesta de racionamiento
MADRIDEspaña ya ha dicho que rechaza la propuesta que ha hecho la Comisión Europea de reducir el consumo de gas natural un 15% en invierno. Ahora bien, es consciente de que al consejo extraordinario de ministros de Energía del próximo martes no puede llegar solo con un no al plan de contingencia europeo, sino que tiene que hacer una contraoferta. Esta pasará, entre otras cuestiones, por ofrecer exportar el máximo de gas posible a Europa y evitar, así, la propuesta de racionamiento de Bruselas, según explican fuentes del ministerio de Transición Ecológica.
Como muestra de la buena voluntad negociadora, la ministra Teresa Ribera ha mandado una carta a la CE asegurando que "España es solidaria y quiere contribuir en un debate constructivo sobre qué medidas son las más efectivas".
La cartera que lidera Ribera también trabaja a contrarreloj para no llegar sola al consejo de ministros. El gobierno ha puesto en marcha la maquinaria diplomática y se ha puesto en contacto con algunos socios europeos. Por ahora, Portugal y Grecia también miran de reojo la propuesta de reducción de la demanda de gas, pero España necesita más apoyos, porque si el plan cuenta con el voto favorable de 15 de los 27 estados miembro, o que representan como mínimo el 65% de la población, seguramente prosperará.
La mayoría de los países norteños aplauden la propuesta, así que la división al consejo extraordinario está servida. También puede ser, pero, que precisamente fruto de esta división —y para ser un tema tan espinoso— se negocie hasta acercar posturas. Dejar atrás la homogeneización del plan sería un paso que, por ejemplo, acercaría el sí de España.
La reacción del gobierno español, sin embargo, no ha gustado en Bruselas. "Si hay una tema sobre el que los estados miembros han discutido ad nauseam es el de la energía. Han tenido mucho tiempo para debatir", ha aseverado uno de los portavoces principales de la comisión, Eric Mamer, este viernes. A su vez, el portavoz comunitario de Energía, Tim McPhie, ha recordado que la propuesta prevé excepciones y que un país de la Unión Europea podría "reducir un 5%" el objetivo marcado "si puede demostrar que no está en posición de contribuir por el nivel de interconexión con los estados miembro".
¿Qué plantea España?
Desde el ministerio, el plano europeo se ve como una "afectación muy importante" para la industria, que es quien consume gran parte de este combustible fósil que utiliza España. "Supone un esfuerzo sobredimensionado", ha reiterado la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. La intención de España para esquivar la reducción de un 15% de la demanda es situar el debate en la oferta y, por lo tanto, en el rol del Estado como proveedor. De hecho, como anticipaba este diario, el gobierno hace semanas que trabaja en un plan propio de contingencia (que tendrá que presentar en Bruselas) que incluye tener en cuenta la reactivación de la planta de regasificación de El Musel, en Gijón (Asturias), para hacer un uso "logístico", es decir, no para inyectar gas natural licuado (GNL) en la red, sino para que metaneros de GNL descarguen combustible y otra embarcación lo pueda enviar a un país europeo.
A esta opción, sin embargo, se añade la de exportar el máximo gas posible a Europa a través de los gasoductos activos que conectan con Francia (el de Navarra y el del País Vasco). Ampliar la capacidad del tubo, sin embargo, tiene su complejidad, reconocen diferentes fuentes consultadas por el ARA. Las dos interconexiones tienen una capacidad de 7.000 millones de metros cúbicos de gas natural (7 bcm) anuales, que equivalen a unos 7 barcos metaneros de GNL al mes. Si bien en los últimos años de media no han estado a pleno rendimiento —España no tenía un papel destacado como exportador—, en los últimos meses sí, hasta el punto que poco le falta para llegar al nivel técnico permitido. Como ejemplo, en junio exportó un 20% del gas que llegó a la Península.
Sea como fuere, el gobierno no solo tiene que estudiar esta opción con quien tiene la propiedad de la infraestructura, Enagás, sino también con las comercializadoras, que son quienes envían el combustible. La tercera opción que estudia el equipo de Ribera es la de enviar más gas a Italia, en concreto a Livorno, desde la planta regasificadora de Barcelona. En global, según fuentes del ministerio de Transición Ecológica, España podría aportar hasta 5,6 bcm durante los próximos ocho meses a Europa, un paso que ayudaría en el ahorro que se ha fijado la Unión Europea en su conjunto: 45 bcm. Más a largo plazo, la apuesta es reactivar infraestructuras como el Midcat, el gasoducto que conecta los Pirineos con Francia.