Energía

España hace los deberes con el aprovisionamiento de gas

Los almacenes subterráneos superan el 80% de su capacidad a pesar de que el consumo se dispara

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Una planta de regasificació de Enagás al puerto de Barcelona, en una imagen de archivo.

MADRIDEl 27 de junio pasado la Unión Europea dejó un encargo a los 18 estados miembros que cuentan con almacenes subterráneos de gas natural: llegar a noviembre con unos niveles de capacidad por encima del 80%. Unos deberes que, por ahora, España ya ha cumplido. Hace pocos días que el Estado superó esta barrera. En concreto, España tiene los almacenes subterráneos de gas natural al 80,73%, según los últimos datos publicados por AGSI. Casi diez puntos por encima que hace justo un mes, cuando el aprovisionamiento bajo tierra de este combustible se situaba en el 73%, como explicaba este diario.

El objetivo de aumentar las reservas es poder afrontar con seguridad un invierno con poco gas, sobre todo por el papel que está teniendo Rusia como proveedor. Moscú es la principal fuente de suministro de gas a la Unión Europea y, en particular, a la Europa del Este, pero a raíz de la guerra en Ucrania no solo ha reducido el envío de este combustible, sino que ya ha cortado el grifo a una buena lista de países (el último caso es el de Letonia). Para el conjunto de la Unión Europea, Bruselas se fijó llegar al 85% (los últimos datos sitúan los niveles de los almacenes en 74,73%). En cuanto a la lista de países que encabezan las reservas están Portugal, Dinamarca, Polonia y Suecia.

La idea de Bruselas no es con solo que los países guarden gas para consumo interno, sino que lo hagan sobre todo para ayudar a los países que se puedan ver castigados por las restricciones rusas, como puede ser Alemania. En el caso español, tener un 80% de los almacenes subterráneos de gas llenos equivale solo a 28 días de consumo de gas en España, señalan fuentes de Enagás al ARA. Las mismas fuentes, sin embargo, matizan que esto no incluye el gas natural licuado (GNL) que está en las seis plantas regasificadoras con las cuales cuenta el Estado, y que en estos momentos se sitúan al 84%, según los últimos datos actualizados de Enagás. De hecho, tener las centrales de regasificación llenas también es importante a la hora de proveer –España ultima la apertura de una séptima planta– porque en comparación con los almacenes subterráneos, el GNL se puede extraer y enviar de manera más rápida a través de barcos metaneros. Por eso los niveles de las plantas de regasificación también fluctúan más.

¿De dónde llega el gas? Los meses de primavera y verano son la época en la que los estados aprovechan para provisionarse de este combustible. Este año, todavía con más motivo. En lo que llevamos de año, España ha importado 263.432 GWh, unos 60.000 GWh más en comparación con el mismo periodo del año pasado. Con todo, a pesar de la guerra, Europa continúa comprando gas ruso. De hecho, en un momento de máxima tensión "cada molécula cuenta", como han apuntado algunos dirigentes políticos, hasta el punto que el Reino Unido ha retomado la compra de GNL proveniente de Australia, una ruta que no se registraba desde 2016, según ha publicado Bloomberg este martes.

En el caso español, sin embargo, el gas que proviene de Rusia se sitúa en niveles similares a los de años anteriores. Por ejemplo, en lo que llevamos de año el 10,7% del gas que ha llegado proviene de Rusia, la misma cantidad que en el mismo periodo del año anterior. En términos mensuales, sin embargo, destaca el mes de junio de este 2022, cuando se disparó la importación y el país se situó como segundo proveedor (24,4%), solo por detrás de Estados Unidos (29,6%), según se desprende de los boletines estadísticos mensuales de Enagás. De hecho, este último país es el que ha ganado más protagonismo.

Desde que empezó la guerra, Europa ha encontrado en el gobierno de Joe Biden un socio indispensable como fuente energética. En España, por ejemplo, supera el hasta ahora proveedor estrella, Argelia, encabezando los envíos de GNL. Desde enero hasta julio, EE.UU. ha proveído el 32,9% del total del gas que ha llegado al Estado, mientras que durante el mismo periodo del 2019 habían enviado solo un 8,3% de este combustible. Desde que empezó el año, de Argelia se ha importado el 24,5%, mientras que en julio fue un 23,3%, cifra similar al que se importó de Estados Unidos (23,2%).

Más gas guardado, pero también más consumo

Paradójicamente, justo cuando España está guardando más gas es cuando más consume el sector eléctrico para producir energía (por el contrario, cae la demanda convencional, es decir, en viviendas e industria). Así se detalla en el último boletín de Enagás, según el cual este combustible supuso el 31% del total de tecnologías que el sector eléctrico utilizó para producir energía, mientras que hace un año había supuesto el 14%.

Los motivos que explican que se haya disparado esta demanda son variados: el primero, las exportaciones a Francia. Hay más demanda, porque el país vecino también compra más energía (por eso España quiere que esta producción no se tenga en cuenta a la hora de lograr la reducción de un 7% del consumo de gas). Después, unas altas temperaturas que, sumadas a la sequía, han dejado relegada la energía hidráulica. Además, la oleada de calor también dispara la demanda que el sector eléctrico no pudo cubrir con fotovoltaica ni eólica, que también han caído.

A guisa de ejemplo, el 52,5% de la producción eléctrica del mes de julio procedió de los ciclos combinados (gas) y la energía nuclear, según los últimos datos de Red Eléctrica. Según la compañía encargada de distribuir la energía, en julio se generaron en España 26.367 GWh, de los cuales 8.460 GWh eran de ciclos combinados (el 33% del total). Los datos se sitúan en un momento en el que España ha empezado a aplicar medidas para reducir el consumo de gas, tal como ha acordado con Bruselas. De momento, ya ha aprobado un primer plan de ahorro energético a la espera de cerrar el plan de contingencia que tiene que enviar a la Comisión Europea.

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