Cataluña, pendiente del efecto dominó de los aranceles
La baja exposición comercial con Estados Unidos, la diferencia de tarifas entre países y la prórroga china explican la incertidumbre
BarcelonaElacuerdo comercial entre Bruselas y Washington por imponer un arancel general del 15% a las exportaciones europeas a Estados Unidos ha reducido la incertidumbre entre los sectores empresariales más expuestos en el mercado estadounidense. Sin embargo, la incertidumbre no ha desaparecido, ya que el mayor impacto del nuevo marco comercial vendrá por los efectos secundarios sobre otros mercados con los que Catalunya tiene más relación –Alemania, Francia o Italia– y, más aún, por un hipotético pacto comercial definitivo entre China y EEUU.
De hecho, el impacto inmediato de los aranceles no es el que más preocupa a exportadores y economistas. "Cataluña tiene una exposición directa a EEUU reducida", asegura Reyner. Concretamente, las compañías catalanas exportaron el pasado año bienes a EEUU por valor de 4.351 millones de euros, un 4,3% del total exportado a todo el mundo. Para comparar, esta cifra es menos de una tercera parte de lo que Catalunya vende a Francia y menos de la mitad de lo que exporta a Alemania. A pesar de ser la primera economía del planeta, EEUU es el sexto destino de los productos catalanes, superada no sólo por los dos socios europeos citados, sino también por Italia, Portugal y Reino Unido.
Es decir, un incremento de los aranceles tendrá un efecto sin duda negativo sobre la economía catalana (y que puede perjudicar muy directamente a algunos sectores que sí dependen de las exportaciones a EEUU), pero en ningún caso tan destacado como en otros lugares de la Unión Europea. El ejemplo más conocido es Alemania, que tiene una fuerte dependencia del sector exterior en general y, más en concreto, del acceso a Estados Unidos y China para vender bienes industriales de alto valor añadido, desde medicamentos o productos químicos hasta electrodomésticos o coches de alta gama. Italia, donde la industria del norte del país es también altamente competitiva en el exterior, también registra una elevada exposición al mercado estadounidense.
Pese a la mala noticia de no haber podido cerrar un acuerdo con mejores condiciones, el alcance total de los aranceles está aún por ver. El nuevo acuerdo debía entrar en vigor este viernes, pero Trump lo ha aplazado hasta el próximo jueves, 7 de agosto. Tampoco queda claro qué régimen legal tendrá el texto, un hecho clave: si fuera un tratado comercial, debería recibir la aprobación de una mayoría de los 27 gobiernos de los estados de la UE y del Parlamento Europeo, algo que no está asegurado si se tiene en cuenta el alud de críticas que recibió desde dentro de Europa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al día siguiente de anunciar el acuerdo con Washington.
Sin embargo, el hecho de que ya haya un acuerdo, por mucho que no esté del todo claro, representa un paso adelante en la guerra comercial iniciada por Trump. "No se puede concretar, todavía no ha terminado el dominó, pero hemos dado un paso de certeza", asegura Mas.
Dudas sobre el acuerdo
El acuerdo entre la UE y EEUU deja los aranceles del 15% en una situación intermedia respecto a otras economías avanzadas. Reino Unido ha conseguido una tarifa del 10%, mientras que Japón también se quedará con el 15%. En cambio, países como Indonesia y Vietnam han recibido aranceles superiores, del 19% y el 20%, respectivamente. En este contexto, fuentes del sector apuntan que un 15% puede incluso suponer una ventaja competitiva para algunos sectores con competidores en Asia, donde de momento la mayoría de países están cerrando acuerdos definitivos o provisionales con aranceles aún más altos.
"Se ha roto el eje atlántico, la UE se ha despertado", ya que "creía que irían toda la vida juntos con Estados Unidos", dice Ferrer. Con la ruptura del marco de relaciones entre Washington y los países europeos –y otros factores geopolíticos, como la invasión rusa de Ucrania o los conflictos en Oriente Próximo–, se ha abierto una etapa de "incertidumbre" en materia comercial, energética y de defensa que ha dejado a la UE en una posición de "debilidad" y, por tanto, con poco, con poco.
Bruselas "no tiene capacidad de forzar a nadie, no hay más remedio que aceptar al mal menor", opina Ferrer, ya que un 15% es mejor que el 30% con el que había amenazado al presidente estadounidense y "hubiera sido muy negativo para Europa". "Hubiera perjudicado mucho a la industria alemana y si Alemania no tira, Europa se resiente. Lo del sometimiento de Von der Leyen que incluso critican desde los estados [de la UE] es muy discutible", dice.
Con Trump en la Casa Blanca hasta enero del 2029 –asumiendo que no forzará la Constitución estadounidense e intentará presentarse a un tercer mandato o cancelar las elecciones, dos cosas que había amenazado con hacer–, las perspectivas de que el acceso de las empresas europeas a EEUU mejore es casi inexistente. "Lo que deben hacer la UE y Catalunya es abrir nuevos mercados", dice Ferrer. "Se abre una línea de comercio como el Mercosur, que puede ser aprobado en cuatro o cinco meses" y es un "mercado de 300 millones de ciudadanos", recuerda, en relación al tratado comercial firmado entre la UE y los países de América del Sur.
Golpe a la automoción, la química y la alimentación
"El sector más afectado es el automovilístico", explica Mas. Este impacto es directo pero sobre todo indirecto. El efecto indirecto es que Catalunya apenas exporta vehículos a EEUU, pero sí componentes de coches. Y los efectos directos son tres: por un lado, las empresas del sector que son proveedores de los grandes fabricantes europeos (esencialmente alemanes) que exportan a EE.UU. En segundo lugar, las propias empresas, pero que exportan componentes a Canadá y México. Y, en tercer lugar, las compañías catalanas del sector de la automoción que directamente tienen plantas de producción en estos dos países americanos.
De hecho, de qué aranceles acabe imponiendo Washington a sus dos vecinos del norte y del sur dependerá también buena parte del impacto que reciban muchas compañías europeas que durante las últimas tres décadas se habían instalado en estos dos países aprovechando los acuerdos de libre comercio que tenían con Estados Unidos.
También la química recibirá una vez con los aranceles, aunque tampoco queda claro su alcance. El sector es uno de los que más exporta a Estados Unidos, pero puede encontrarse –como el resto de sectores– que la estrategia de Trump de poner aranceles para relocalizar industrias en territorio estadounidense acabe funcionando. "Si exportamos productos químicos es porque tienen un precio competitivo", explica Mas, quien recuerda que "si no hay empresas de EEUU que fabriquen este producto quiere decir que no tienen una estructura de costes que les permita hacer ese producto a bajo coste". Sin embargo, con los aranceles puede hacer que las químicas estadounidenses sí puedan asumir la producción, ya que el listón del precio sube y se traslada el coste al consumidor.
Entre los otros sectores a los que duele el acuerdo está el vino y el aceite de oliva. "Exportan mucho a EEUU, pero los aranceles que Trump pondrá a otras partes del mundo que compiten con estos productos también se verán afectados", aseguran fuentes del sector. Por ejemplo, en el caso del aceite, Turquía es uno de los países que exporta mucho a EEUU y que también tiene anunciado un arancel general del 15%. "Los aceites y vinos han bajado ya las exportaciones a EEUU sustancialmente durante los primeros cinco meses", recuerda Mas: en el 2024 hasta mayo Catalunya exportó 594 millones de euros en aceite, y este año hasta mayo llevamos 472 millones de euros.
El efecto de China
El otro gran punto de incertidumbre en el rompecabezas comercial provocado por las políticas de Trump es cuál será el acuerdo definitivo (si es que pueden firmarlo) entre China y Estados Unidos. El gigante asiático, segunda economía del mundo, es el principal exportador a EE.UU., pero la dependencia es mutua: buena parte de los bienes de consumo que se venden en EE.UU. proviene de China, especialmente ropa y productos electrónicos.
El punto a tener en cuenta si finalmente el acuerdo incluye un arancel muy alto es que las compañías chinas, así como otros países asiáticos, también tendrán que buscar alternativas, y la más suculenta es intentar exportar aún más a la UE, un mercado de 500 millones de habitantes con un poder adquisitivo muy elevado. También en eso, "la gran preocupación es el sector del automóvil", dice Mas, ya que los coches chinos que no vayan a EE.UU. "vendrán a Europa". De hecho, a pesar de las críticas a los aranceles de Trump, la UE hace un año que impone sus propios gravámenes a los vehículos eléctricos chinos (de hasta el 35,3%), a los que acusa de recibir ayudas gubernamentales para competir con los fabricantes europeos.
Cronología de las fechas clave de la guerra comercial de Donald Trump
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2 de abril
Trump desata la guerra comercial. En una histórica comparecencia en el Rose Garden de la Casa Blanca, el mandatario estadounidense dio a conocer la larga lista de países que se verían afectados por los aranceles recíprocos. "Compatriotas estadounidenses, hoy es el día de la liberación que tanto esperábamos", dijo.
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9 de abril
Primer retroceso de Estados Unidos. Trump anuncia una pausa arancelaria de 90 días en todos los países que, desde el 2 de abril, no habían aplicado represalias. Durante esta tregua, todas las naciones afectadas por los aranceles recíprocos se les aplicará un 10% de recargo. El peor parado es China: pasa a tener unos aranceles del 125%.
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12 de mayo
Estados Unidos y China concluyen un intenso fin de semana de reuniones en Ginebra. Acuerdan una tregua de 90 días, una rebaja del 145% al 30% para las importaciones chinas y otra del 125% al 10% para los productos de EEUU que aterrizen en el gigante asiático.
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23-25 de mayo
Estira y afloja de la UE y Estados Unidos. Trump amenaza el viernes con imponer un arancel del 50% en las importaciones europeas. Dos días después, después de hablar con la presidenta Von der Leyen, aplazan la fecha límite para llegar a un acuerdo, que pasa del 1 de junio al 9 de julio.
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7 de julio
Trump tensa la cuerda dos días antes de la fecha prevista para los nuevos aranceles: amenaza con un 10% extra a todos los países que se alineen con las "políticas antiestatunidenses" de los BRICS. La nueva fecha para la entrada en vigor de los aranceles es el 1 de agosto. Durante julio, Trump enviará cartas a decenas de países.
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27 de julio
Von der Leyen y Trump encajan las manos en Escocia, donde el mandatario había acudido a presentar un campo de golf. Cierran un acuerdo comercial que gravará, a partir del 1 de agosto, los productos europeos con un arancel máximo del 15%.
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31 de julio
Horas antes del día en que deben entrar en vigor los aranceles, Trump vuelve a dar un golpe de timón. La mayoría de aranceles entrarán en vigor el 7 de agosto y muchos países ven rebajadas sus tarifas. Sólo 6 países y la UE han logrado llegar a un acuerdo en este punto.