Mercado laboral

Reducir la jornada laboral y la retórica para justificarla

Cambrera sirviendo en una terraza
03/01/2025
2 min

BarcelonaDe todo el tiempo que tenemos cuando no trabajamos sale nuestro descanso, clave para la salud física y emocional; los cuidados, imprescindibles para la sostenibilidad de nuestra sociedad; e ideas creativas que, como Nike o Apple, promueven el espíritu empresarial y la innovación económica. Estas ganancias en derechos se han traducido a lo largo del último siglo en una reducción de la jornada laboral, tanto la regulada como la real. Hace poco más de cuarenta años el debate estaba en el acortamiento de 44 a 40 horas semanales, como parte de las reformas laborales promovidas por el gobierno de Felipe González. Entonces, la patronal se opuso, argumentando que aumentarían los costes salariales y reduciría la competitividad. Incluso el ministro Boyer expresó sus reservas. Pero finalmente, con el apoyo de los sindicatos y la presión social de una ciudadanía satisfecha con las reformas laborales aplicadas, el gobierno logró una implementación gradual de la jornada de 40 horas, permitiendo a las empresas ajustar los procesos productivos, y representando un importante avance en los derechos de las personas trabajadoras.

Son muchas las similitudes entre la actual reforma de la jornada laboral –y los debates que genera– y la producida hace cuarenta años. Pero los contextos también son distintos. Entonces había que modernizar la economía después de una dictadura, y garantizar unos derechos laborales mínimos. Ahora la economía es más madura, pero todavía arrastra un grave problema de productividad. Tenemos más evidencia sobre lo que significa reducir la jornada laboral. Francia, Suecia o, más recientemente, el País Valenciano. Parece que la productividad no se ve afectada, logrando ganancias de bienestar y conciliación. Al mismo tiempo, es una medida cara, y que en ciertos sectores, o pequeñas empresas –y mayoritarias en la economía española– puede ser difícil de implementar. Estos son estudios realizados en empresas comprometidas con la causa, que han decidido participar voluntariamente, y, por tanto, nos dicen poco sobre cómo escalar la medida a escala estatal. ¿Funcionaría en la peluquería de la esquina o en el restaurante donde hacemos el menú del día?

Es loable que el gobierno quiera ponerlo en marcha rápidamente, pero la razón no debería ser que la reducción de la jornada en España”se estudiará en todas las universidades del mundo", como dijo Yolanda Díaz. La medida entraña problemas que deben calibrarse con detenimiento. Uno de ellos es un resultado desgraciadamente probable en nuestro país: que beneficie a unos trabajadores (del sector público y empresas de sectores punteros) y no otros (pymes, autónomos, y sectores feminizados) Es necesario garantizar un acceso en igualdad a los derechos laborales. jornada laboral.

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