Sostenibilidad

Un negocio "enormemente contaminante"

Las marcas 'low cost' acumulan acusaciones por agotar recursos naturales y provocar toneladas de residuos

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BarcelonaEl sector de la moda es uno de los que más impronta deja en el medio ambiente. Esta industria representa más del 10% de las emisiones de efecto invernadero, según un informe de la ONU que también alerta de que la producción de algodón es responsable de casi el 23% del uso global de pesticidas, mientras que el tinte y el tratamiento de los tejidos genera casi el 20% de la contaminación del agua de origen industrial. Y esto no es todo. Por poner un ejemplo de la gran cantidad de recursos que este sector utiliza: para confeccionar unos vaqueros se necesitan 7.500 litros de agua, que son los que una persona bebe durante siete años.

Y todos estos datos se complican cuando hablamos del fast fashion –la moda rápida– que provoca un ciclo compulsivo de comprar, usar y tirar creando un negocio “enormemente contaminante”, según Neus Soler, profesora de los estudios de economía y empresa de la Universitat Oberta de Catalunya.

El modelo de negocio del fast fashion pasa por “una sobreproducción que permite que cada semana las tiendas tengan prendas nuevas, creando necesidades a los consumidores que compran de forma compulsiva impulsados ​​por unos precios muy bajos, pero se acaban poniendo las prendas rara vez y arrojándolas al cabo de poco tiempo”, destaca Soler. Según esta experta, de todas las marcas de fast fashion, la china Shein es la que destaca por encima de las demás en esta capacidad de sobreproducir y ofrecer novedades constantemente. "Gracias a campañas muy potentes en redes sociales, sobre todo en TikTok, ya su relación entre unos precios muy bajos y una calidad aceptable, han logrado un gran éxito", dice Soler. "El problema va desde la sobreproducción y el gran uso de recursos que necesita hasta la acumulación de residuos que provoca, ya que esta ropa acaba arrojada habiéndose usado muy poco", lamenta Soler. Desde Shein, en cambio, niegan estas acusaciones: "Probamos los nuevos productos con pequeños lotes de 100 a 200 artículos y reabastecemos sólo lo que está en demanda. Esto significa que no compramos materias primas en exceso y cualquier residuo de producción está limitado a los productos con mucha demanda. Así podemos reducir significativamente los casos de inventario excesivo", dice un portavoz de la empresa a consulta de este diario.

Químicos tóxicos

Greenpeace ya hace tiempo que denuncia que una de las peores consecuencias del fast fashion es “la gran cantidad de residuos textiles contaminantes que llega cada vez con mayor frecuencia a África Oriental ya países del Sur global”. Según Greenpeace “Shein lleva al extremo el modelo de negocio de la moda rápida, que obliga a los proveedores a efectuar pedidos de forma vertiginosa: las demandas se ejecutan en China y en un plazo de tres a siete días se entregan directamente a los clientes en transporte aéreo”, lo que según la ONG demuestra que “es un modelo de negocio que depende de la explotación del medio ambiente”, tal y como denuncian en su informe Los trapos brutos de Shein publicado en 2022.

En este informe Greenpeace analizó la composición de varias prendas y complementos de Shein: compró 42 artículos en las webs de la marca en Alemania, Austria, Italia, España, Suiza y una tienda pop-up a Múnich y los envió a un laboratorio independiente para analizar su composición. Los resultados demuestran "que Shein incumple la normativa medioambiental de la UE sobre sustancias químicas", según la ONG. En el informe aseguran que de los 47 productos analizados un 15% superaban los valores límite de la UE por sustancias químicas peligrosas. Soler comenta que esto ocurre porque "Shein es una empresa china y no está sometida a los controles que hay sobre las empresas europeas y americanas". La compañía, por el contrario, asegura que trabaja "en estrecha colaboración con agencias internacionales para realizar pruebas periódicas y garantizar el cumplimiento de los estándares de seguridad del producto". "En el último año hemos realizado más de 300.000 pruebas de seguridad química. Cuando recibimos alguna reclamación contra nuestros productos, los retiramos de inmediato como medida de precaución", aseguran al ARA.

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