Crónica

Tambores de gran coalición en el Cercle d'Economia

Feijóo roba protagonismo en el gran día de Ursula von der Leyen

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Pere Aragonès, Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen, a la reunión del Círculo de Economía  en Barcelona.

La Ítaca del gran empresariado se llama estabilidad. Es difícil llegar, pero no por eso se cansan de perseguirla. En la política catalana tradicional esto tenía un nombre, sociovergencia. En la política española, gran coalición entre PP y PSOE. Al Cercle d'Economia le parece que el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, podría contribuir a esta causa. El presidente, Javier Faus, le pide al político gallego "unidad de acción" con el PSOE para lograr grandes acuerdos de estado en energía y pensiones, un pacto de rentas para repartir los costes de la inflación o, incluso, llegar a un acuerdo de solidaridad intergeneracional con los jóvenes ("los grandes olvidados"). Todo esto sin renunciar a la alternancia de gobierno, dice Faus.

Alberto Núñez Feijóo durante su discurso.

Feijóo no da una respuesta exacta a esta petición, pero muestra todo aquello que le gusta al público de la reunión del Cercle, que este viernes celebra su última jornada. Repite la palabra "estabilidad", carga contra la mentalidad "centralista o neocentralista" de España y critica los políticos que "viven de la fricción". José María Lassalle (del ala moderada del PP y miembro de la junta del Cercle) sonríe escuchándolo y asiente. Incluso cita a Miquel Roca como referente. También carga contra el independentismo y reivindica que los catalanes "vibraran" con la selección española en Cornellà, hace unas semanas.

Su discurso va seguido de una ovación y Faus señala el "aplaudímetro" como señal que su discurso ha gustado. Al acabar, el exalcalde Xavier Trias sube a saludarlo efusivamente (se conocen de cuando el gallego dirigía el Instituto Nacional de la Salud) y Feijóo se va acompañado de Alejandro Fernández. El líder popular catalán carga una muleta todo el rato pero en ningún momento la utiliza para andar. También asoma el hocico Alberto Fernández Díaz, a pesar de que ahora en teoría solo es abogado.

Antes de Feijóo habló el conseller de Economía, Jaume Giró, en presencia de Victòria Alsina, su homóloga de Exteriores. Giró recuerda las constantes peticiones que desde hace décadas se han hecho desde Catalunya, y desde el Cercle, para cambiar las políticas centralistas. El conseller lo ve una prueba que es casi imposible que esto cambie. "Ojalá me equivoque, y que algún día cercano el Estado acabe atendiendo las demandas que desde el Cercle y la mayoría de los catalanes reclamamos". Al acabar, Faus interroga a Giró sobre si se ve haciendo política "muchos años". "¿Cuáles son tus ambiciones legítimas?", le pregunta con una sonrisa.

Javier Faus y Jaume Giró en la reunión del Cercle d'Economia.

El conseller se limita a responder que está "encantado" de haber dado el paso. La agenda de este viernes está muy llena. "Vamos justos de tiempo", dice el presidente del Cercle mirando el reloj. Pero Giró quiere que le hagan más preguntas: "Una rápida". Entonces, Faus utiliza de una pregunta formulada desde la platea: "¿Será candidato a la presidencia de la Generalitat?" Pero Giró no quiere responder: "¡Otra!" "Pasapalabra", remata Faus.

Semblante serio

El acto central es la visita de Pedro Sánchez y de Ursula von der Leyen. Antes llega el president Pere Aragonès para darle la bienvenida a Catalunya. Aragonès viene en un Seat Alhambra (marca catalana, pero fabricado en Portugal). El presidente español lo hace en un Audi A6 (fabricado en Alemania). Cuando llega Von der Leyen (que va con Mercedes), todos entran en el hotel donde se celebran las jornadas, pero la presidenta europea y el español se quedan encallados durante unos segundos en la puerta giratoria del hotel.

Las vistas desde el hotel son magníficas, y los tres líderes, junto con Faus, van hasta una terraza y mantienen una pequeña reunión privada. Aragonés le enseña el horizonte a Von der Leyen (según los asesores del president, le explicaba dónde estaba la Sagrada Familia y dónde se haría el hub audiovisual, en las tres Chimeneas del Besòs). Cuando escucha a Aragonès, Sánchez mantiene siempre un semblante serio, quizás para demostrar que se toma en serio la crisis del espionaje con Pegasus. Pero con Von der Leyen el presidente español saca su mejor sonrisa.

Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen en Barcelona.

Contra la "guerra de Putin"

Von der Leyen se ha hecho cambiar el atril que utilizan todos los ponentes de las jornadas y ha pedido uno de solo un metro, seguramente porque el otro es demasiado alto. La líder europea tiene el público entregado desde el primer momento, cuando dice "bon día" en catalán y ya recibe una ovación. Es evidente que ella y "Pedro", como lo denomina, tienen una buena relación, y ella le agradece haberla ayudado "desde el primer día" en la creación de los fondos europeos. Ella parece dar apoyo evidente al Midcat (el gasoducto que conecta Catalunya con Francia, una obra parada inexplicablemente desde hace años) y muestra su determinación para combatir a Rusia: "La guerra de Putin es un ataque a todo aquello en lo que creemos", proclama. Desde la ventana de la sala donde habla casi se puede ver el yate de un oligarca ruso, que sigue confiscado en el puerto de Barcelona.

Sánchez pasa de puntillas sobre la crisis abierta con el gobierno catalán por el espionaje y se limita a decir que tiene "un profundo respeto hacia Catalunya y su sociedad". Lo hace leyendo dos prompters enormes que se ha hecho colocar entre el público. El presidente se lleva una ovación cuando dice que Von der Leyen "demostra que feminizar la política favorece a la política". Esto será el principio de un larguísimo discurso que tenía que durar veinte minutos y acaba durando más del doble. Quizás por este motivo se acaba el tiempo y, rompiendo la tradición, no se le hacen preguntas cuando acaba su intervención.

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