Escapadas

Estaciones de metro que parecen museos

Una selección de las paradas subterráneas de Europa que merecen una visita

La estación de Toledo, en Nápoles.
Cristina Torra
08/03/2025
5 min

BarcelonaHace un siglo, concretamente el 30 de diciembre de 1924, el primer tren de la red de metro de Barcelona salía de la estación de Lesseps en dirección a Plaça Catalunya y para conmemorarlo este 2025 se celebra el centenario. Cien años de túneles, de historias subterráneas y de trayectos infinitos que han conectado la ciudad de punta a punta. Por eso, Transports Metropolitans de Barcelona está preparando actividades que abrirán las puertas a espacios que normalmente están fuera de nuestro alcance: estaciones fantasma, pasillos escondidos y simuladores de tren que son como videojuegos de la vida real. Una oportunidad para asomarse a los rincones más inaccesibles del metro y sentirte, por unos minutos, como un auténtico maquinista.

La realidad es que bajo tierra, existe un universo paralelo. En Barcelona y en todas las ciudades que tienen metro. Por eso, te proponemos descubrir paradas de metro de diferentes ciudades europeas alejadas de la grisura y los fluorescentes. Algunas podrían ser salas de un museo, otras que parecen galerías de arte contemporáneo, y algunas que incluso te transportan a una peli de ciencia ficción oa un palacio ruso. Desde el encanto decadente de una estación abandonada en los años sesenta como Chamberí, en Madrid, hasta sentirte en un bosque surrealista en Estocolmo oa sorprenderte por una estación que parece diseñada por Dalí en Lisboa.

El metro es mucho más que un lugar de paso. Es un museo subterráneo listo para explorar. Basta con bajar las escaleras, comprar el mejor abono y empezar el viaje.

Chamberí

Madrid

L'estació de Chamberí.

Hoy en desuso, se ha convertido en un museo subterráneo con las taquillas originales, carteles publicitarios de cerámica y mobiliario de 1919, cuando se abrió, perfectamente restaurado. En funcionamiento casi cincuenta años, cerró en 1966 porque una curva demasiado pronunciada y su proximidad con las estaciones de Bilbao e Iglesia la condenaron. Ahora, pasear es volver unas décadas atrás y descubrir un tiempo en el que el metro era sinónimo de futuro y la cerámica lucía más que el acero inoxidable. Un viaje en el metro de los años sesenta de Madrid.

Solna Centrum

Estocolmo

Solna Centrum, Estocolm.

Un viaje visual a través del tiempo y la naturaleza. Inaugurada en 1975 con la primera rama de la línea azul de la ciudad, Solna Centrum no es sólo un espectáculo de colores, sino también una declaración de principios. El mural representa un bosque vivo, pintado en tonos verdes y rojos: una puesta de sol detrás de los árboles. Los artistas Karl-Olov Björk y Anders Åberg, además, añadieron escenas que abordaban temas candentes de Suecia de los años setenta, como el medio ambiente, la deforestación y los efectos de la despoblación rural. Un mural que no sólo decora la estación, sino que la convierte en un reflejo de las luchas sociales de ese momento.

Toledo

Nápoles

Toledo, Nàpols

Considerada una de las estaciones de metro más bonitas de Europa, es una galería de arte abierta a todo el mundo. Obra del catalán Oscar Tusquets Blanca, representa el paso de la tierra al mar. En el primer nivel, los mosaicos de William Kentridge te cautivarán con su contraste de colores oscuros e intensos. Pero el verdadero espectáculo comienza cuando bajas al segundo nivel: el Cráter de Luz, una estructura espectacular que permite que la luz natural penetre desde fuera y se fusione con los colores de 144 leds, creando el efecto de un mundo submarino. Los murales de las Olas añaden una sensación de profundidad, como si estuvieras flotando en el océano. Un viaje que comienza bajo tierra y termina en otro mundo.

Westfriedhof

Munic

Westfriedhof, Múnic

Destaca por su diseño futurista y las impresionantes luces diseñadas por Ingo Maurer, que llenan el espacio con matices rojos y amarillos. La combinación del azul oscuro de las paredes y las enormes lámparas colgadas del techo crea una atmósfera casi surrealista. El diseño de Fritz Auer, arquitecto responsable de otros iconos de la ciudad, incluye elementos tan espectaculares que parece imposible que una estación de metro pueda ser tan majestuosa.

Olaias

Lisboa

Olaias, Lisboa.

La capital de Portugal también cuenta con un museo subterráneo. Inaugurada en 1998, esta parada de la línea roja de Lisboa fue diseñada por el arquitecto Tomás Taveira. Esta gran infraestructura, con imponentes pilares de estilo industrial y un vibrante juego de colores que llenan el espacio, la hace inconfundible. Sobre todo con el arte que decora sus muros: obras de Pedro Calapez, Pedro Cabrita Reis y otros artistas. Tanto si se camina por el andén como por los pasillos de entrada y salida, el arte y el diseño se hacen presentes en cada paso.

Aldwych

Londres

Aldwych, Londres.

Otra estación para sumergirse en la historia del metro. En este caso, en una parada del tube de Londres con más de cien años de historia. Sólo se puede entrar con una visita exclusiva que permite explorar cada rincón de esta estación donde el tiempo parece detenerse. Desde las baldosas de cerámica de época hasta los carteles publicitarios que han permanecido allí durante décadas. Aldwych jugó un papel fundamental durante las guerras mundiales como refugio antiaéreo y fue un punto de protección para obras de arte valiosísimas.

Komsomolskaya

Moscú

Komsomólskaia, Moscú

Con columnas de mármol, lámparas de araña y mosaicos monumentales, la estación de Komsomolskaya parece más un palacio barroco que una parada de metro. Inaugurada en 1952, es obra del arquitecto Aleksei Shussev, que concibió un espacio majestuoso con una gran cúpula y detalles barrocos. Los mosaicos de Pavel Korin, dedicados a los héroes rusos, embellecen este palacio subterráneo, reconocido con el premio Stalin por su imponente diseño.

Arts et Métiers

París

Arts et Métiers

La estación más original de la red parisina transporta al interior de un submarino imaginario. Inspirada en el universo de Julio Verne, sus bóvedas y paredes están recubiertas de placas de cobre con ojos de buey repartidos a lo largo de la estación que funcionan como vitrinas. A través de estas ventanas circulares, pueden observarse objetos como el satélite Telstar, una rueda hidráulica, el puente Antoinette de Paul Séjourné o una esfera armilar. En el centro de la bóveda, una apertura deja entrever engranajes, mientras que los bancos metálicos y las papeleras forradas de cobre refuerzan su estética industrial y retrofuturista.

San Giovanni

Roma

San Giovanni, Roma

Concebida como una estación museo, San Giovanni es una ventana en el pasado de Roma, donde cada nivel subterráneo revela una nueva época histórica. A través de vitrinas y explicaciones, se pueden admirar hallazgos arqueológicos que se realizaron durante la construcción de la estación: ánforas gigantes, monedas antiguas, estatuas de mármol e incluso una cesta tejida del siglo I a. Construida sobre las murallas de Aureliano, esta estación no sólo conecta la ciudad, sino que transporta a sus visitantes a lo largo de los siglos hasta más de 100 metros bajo tierra, haciendo de cada trayecto una auténtica inmersión en la historia de Roma.

Otros museos subterráneos en el mundo

  • Old City Hall (Nueva York, EE.UU.)

Una estación histórica con arcos de hierro, mosaicos y una cúpula de cristal sólo accesible mediante visitas especiales.

  • Universidad de Chile (Santiago, Chile)

Un mural de Mario Toral narra la historia de Chile, convirtiendo la estación en un pequeño museo de arte chileno moderno.

  • BurJuman (Dubai, Emiratos Árabes Unidos)

Destaca por su conjunto artístico dedicado al agua, con candelabros brillantes que representan medusas flotando sobre los viajeros.

  • Yuyuan Garden (Shanghai, China)

Esta estación futurista parece un bosque bajo setas gigantes y luces led que cambian de color según las festividades.

  • Alisher Navoiy (Tashkent, Uzbekistán)

Una estación que parece una mezquita, con paredes decoradas con imágenes turquesas que celebran la vida del poeta y pintor Alisher Navoiy.

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