Moda

Te guste o no, Custo juega en otra liga

La segunda jornada del 080 acoge el viaje polinesio de Lebor Gabala, la sastrería canalla de Paolo Leduc, el debut de Cherry Massia y la magnífica Carlota Barrera

5 min
La desfilada de Custo Barcelona a la segona jornada de la 080.

BarcelonaDurante una milésima de segundo, el ambiente se derrite a negro y luego estalla en mil pedazos de luz mientras la música ya retumba. Empieza el show. La dopamina se dispara y el corazón se acelera. De las modelos y del diseñador, seguro. Quizá también le ocurra al público, que permanece expectante con el móvil en la mano. Dependerá de su capacidad de conectar con lo que verá sobre la pasarela. Es sólo un viaje de diez o doce minutos, pero puede hacerte volar a otra dimensión. Esta capacidad no está al alcance de todos. De Custo Barcelona, sí. Más allá de que te guste o no su ropa, más allá de si te la pondrías o no. ¿Juega a otra liga? Sí (y no sólo para que esa marca catalana también desfile a la semana de la moda de Nueva York y de Madrid). Cuando tu objetivo es vestir a mujeres que ya tienen el armario desbordado de ropa, sólo puedes apelar a la emoción, y esta es la tecla que ha sabido apretar el diseñador Custo Dalmau para iluminar la segunda jornada del 080 Barcelona Fashion.

No se trata sólo de la abundancia de tonos metalizados que empapaban muchas de las piezas, que también. La luz viene de más adentro, de las ganas de seguir liderando en un sector cada vez más competitivo. “Nuestro espíritu es emoción, creación e innovación. Queremos ser capaces de conectar la tecnología y la artesanía y hacerlo desde la coherencia”, explicaba Dalmau antes del desfile. Sobre la pasarela, unos sesenta de looks que mezclaban piezas de la actual colección de invierno con un adelanto deObject of desire, la propuesta de la próxima primavera-verano 2024. Un seductor totum revolutum donde convivían anoraks oversize que cegaban con vestidos cortos y largos, entallados y anchos, con aberturas o asimétricos en un explosivo juego de color y texturas. Pero también se han visto pantalones sastre –de un tejido artesano de algodón y lúrex con mucha carga gráfica– combinados con camisas, además de combos de tops y minifaldas. El universo Custo se ha elevado a la máxima potencia con la voluntad de marcar el camino apostando por un formato híbrido y atemporal donde nunca se pierda la joie de vivre.

También hay una forma más serena de tocar la fibra y ésta es la que practica Maite Muñoz, la exquisita diseñadora de Lebor Gabala. Ella huye de los fuegos artificiales, pero a la hora de idear una colección sí se permite el lujo de soñar. El cóctel Mai Tai –dulce, pero con un punto ácido– da nombre a su propuesta de primavera-verano 2024 y también es el pasaporte a un viaje a las islas de la Polinesia con sobriedad y un punto de sofisticación gracias a las sedas con estampados florales y los satines brillantes. ¿Cuál sería la maleta ideal para esta escapada? Muñoz se imagina vestidos largos y vaporosos que se muevan al andar, pero también otros de punto jersey con drapeados que remarcan la silueta. También pantalón de satén y faldas que ha combinado con tops y jerséis con un acabado metalizado que recordaba la luz de las puestas de sol.

Tres modelos de Lebor Gabala.
Un dels models de Lebor Gabala.
Un dels models de Lebor Gabala.

La exploración de las identidades

La sensualidad de Cherry Massia y la potente mirada contemporánea de Carlota Barrera –ambas debutantes– han sido la cuota de savia nueva de la jornada de ayer, además de la sastrería canalla que practica el polifacético Paolo Leduc. Con estilos y backgrounds muy distintas, las tres marcas han defendido que la pasarela reserve espacio para los talentos emergentes. O no tan emergentes, al menos en el caso de la asturiana Carlota Barrera, que ganó el premio Vogue Who's On Next 2019, un punto de inflexión en su corta pero intensa carrera. Formada en Londres, Barrera empezó defendiendo una propuesta de moda masculina que ha evolucionado con el paso del tiempo. “La exploración de las identidades es un tema que lideran los jóvenes. Por eso quiero que mi marca forme parte de esa conversación”, aseguraba mientras reconocía que ella es la primera en robarle camisas a su padre.

Su carta de presentación en el 080 ha sido la Core collection, formada por una selección de las piezas más “atemporales y relevantes” de sus doce colecciones anteriores. Como la materia, esa magnífica colección ni se crea ni se destruye: simplemente se transforma. Desde una impecable camisa blanca de manga larga con un corte en el pecho hasta una interesante capa de lluvia con tres bolsillos delanteros: la veintena de looks de la Core collectionhan bebido del patronaje masculino y se han declinado en colores neutros: blanco y negro, pero también en gris, azul marino y verde musgo. Han abundado las siluetas andróginas y también ha quedado patente cómo le gusta a Barrera experimentar con las camisas y utilizar tejidos deadstock. Pero sobre todo se ha palpado la coherencia, versatilidad y fluidez de su propuesta. Y esto es lo que ocurre cuando las piezas tradicionales pasan por un buen filtro personal. Y la asturiana tiene ese don.

Quien también se ha inspirado en la tradición –concretamente en la sastrería masculina– es el joven Paolo Leduc, pero lo ha hecho desde una óptica más gamberra y con el ánimo de alterar sus reglas. Éste ha sido el espíritu de Contraband goods, una colección de streetwear dominada por chaquetas y pantalones desestructurados que jugaban con el trompe-el oeil como en el caso de la camisa-chaleco. Pero han sido las camisetas estampadas y los shorts de boxeador quienes han acabado definiendo la estética de hombre malote.

FOTO DE HOMBRE CON TRAJE PAOLO LEDUC

Pese a no llegar a la treintena, la sevillana Irene Massia ya puede presumir de haber vestido a celebridades patrias como las cantantes Aitana y Lola Índigo y las actrices Milena Smit y Blanca Suárez. Regalos del destino para Cherry Massia, una marca que ella misma define como “sensual, poderosa y etérea”. Estos adjetivos encajan con Eros & Psyche, su colección de debut en el 080 donde han reinado los trajes de noche de carácter performativo, quizás por el uso arriesgado de blondas y transparencias y colores tan simbólicos como el rojo cereza, el negro y el plata. ¿Si se pondría alguno la irreverente Nathy Peluso? Ya lo ha hecho, como cabía esperar.

El desfile de Cherry Massia.
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