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La historia que se esconde detrás de cada color

Un libro se adentra en la historia del color en un viaje que nos lleva a todo el mundo descubriendo mil y una anécdotas vinculadas al origen de los colores

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BarcelonaViajar por el mundo y por la historia a través del color. Ésta es la propuesta que ha hecho en el libro Color. Historia de la paleta cromática (Capitán Swing) la antropóloga y periodista Victoria Finlay, que nos invita a vivir una apasionante aventura en todo el mundo ya través de los tiempos, dilucidando cómo los colores han determinado la historia. Un libro que es fruto de sus viajes por un mundo que ella califica de caja de pinturas y que está lleno de relatos, anécdotas, historias y aventuras inspiradas en la búsqueda humana del color, especialmente en el mundo del arte, pero pasando también por la moda, el diseño de interiores o la música. ¿Y es que os he preguntado nunca cómo viajó el color azul ultramar desde las remotas minas de lapislázuli de Afganistán hasta el pincel de Miguel Ángel? ¿O cuál es la relación entre la pintura marrón y las antiguas momias egipcias? ¿O por qué Robin Hood vestía de verde Lincoln? Pues Victoria Finlay tiene respuesta para estas y otras muchas preguntas gracias a un intenso estudio y exploración de los materiales físicos que colorean nuestro mundo, como los minerales preciosos y la sangre de los insectos, así como los significados sociales y políticos que el color ha tenido a lo largo del tiempo.

La antropóloga reconoce que en la historia de los colores, incluso en su composición química, ha encontrado tanta corrupción, envenenamientos, guerras y política que incluso los Medici se verían desbordados, y es que el color está lleno de personas, eventos y anécdotas extraordinarias, como que los emperadores romanos solían llevar togas teñidas de un color púrpura que se fabricaba con un oloroso marisco libanés (lo que probablemente significaba que su olor les precedía), o que el popular cuadro de Van Gogh Rosas blancas, que está en la National Gallery de Washington, tuvo que ser rebautizado después de que un investigador descubriera que las flores estaban hechas originalmente con una pintura rosa que se había desvanecido hacía casi un siglo. Así, la autora hace una aproximación a personas que se han sentido fascinadas por el color a través de los tiempos y reconoce que investigar para escribir este libro le ha mostrado lo difícil que es describir el color. Aunque se pueda partir de una quincena de colores básicos, incluidos el blanco y el negro, a partir de éstos hay miles de tonalidades y por eso se encuentran colores tan precisos como el violeta de bosque, el tono de musgo o el de la fuente de azufre.

En busca del origen

Victoria Finlay explica que el color le fascina desde que era pequeña: "Cuando fui con mis padres a la catedral de Chartres, en Francia, el sol era brillante y claro fuera, y dentro había una sensación de luces de colores que bailaban sobre la piedra pálida: "¡Mira!" me dijo mi padre cogiendo la mano. "Hicieron ese cristal de color azul hace 800 años y ya no pueden hacer más"". Una situación que destapó algo dentro de ella. "No era sólo el vidrio. Era la idea de que la humanidad podía empeorar haciendo las cosas y también que había algo en este mundo que todavía era un misterio. ¡Y yo quería ser la persona que lo resolviera! Así que siempre tuve curiosidad por los colores y lo que en un principio me fascinó más fue el sentido de las historias perdidas sobre cómo se hacían los primeros colores, historias perdidas que quizás yo podría descubrir". Y el tiempo le dio razón, ya que su búsqueda incansable y exhaustiva en todo el mundo le ha permitido saber que hoy podríamos reproducir perfectamente ese vitral, aunque de forma diferente a cómo los hicieron entonces.

Su propuesta es hacer un viaje por el tiempo y los lugares: "No sólo quería recopilar información sino que quería establecer nuevas conexiones. Tenía muchas ganas de hacer preguntas que ni siquiera habría podido empezar a responder desde el escritorio de una biblioteca Quería saber qué tipo de persona tendría una granja de cochinillas (en las tierras del desierto, entre la niebla y la helada), cómo era subir a la montaña azul de Afganistán de donde proviene la pintura ultramar de Miguel Ángel o por qué los artistas aborígenes de Australia valoraban tanto un tipo específico de ocre rojo que algunas tribus iniciaban peregrinaciones anuales de miles de kilómetros para conseguirlo", explica Finlay.

La periodista y antropóloga nos propone una exploración de los materiales físicos que dan color a nuestro mundo, lo que se traduce en mil y una historias que sorprenden mucho. Explica que siempre comienza los libros haciendo una lista de preguntas, a veces locas. "Y después descubro cómo puedo responderlas. Y es ahí donde comienza la aventura". De todos los colores reconoce que lo más difícil de investigar fue el ultramar natural, que se elabora con lapislázuli, que se ha picado en polvo y después amasado, y que se utiliza desde el siglo V o VI. "Visitar las minas de lapislázuli de Afganistán durante los primeros tiempos de los talibanes, en el 2000, parecía casi imposible. Pero era necesario para el libro y acabé yendo con un amigo. Pudimos visitar los budas gigantes de Bamiyan, sólo unos meses antes de que fueran destruidos por los talibanes, donde vimos, en la roca sobre sus cabezas, pinturas antiguas con ultramar, el primer uso conocido de esta pintura".

Un viaje sensorial por todo el planeta que le ha dado algunas sorpresas, como durante su búsqueda del mi se yao –o porcelana de color secreta– que en los siglos IX y X, en China, se suponía que sólo veían a los emperadores para los que estaba hecha. "Se escribió sobre esta porcelana, pero durante siglos nadie sabía cómo era. Me imaginé que podría ser azul cielo, o verde esmeralda, un color sorprendente. Pero en la década de 1980, una pagoda en el centro de China se derrumbó y reveló un cuarto oculto lleno de tesoros dados por el emperador Xizong. Había un inventario completo de lo que contenía, y en ese inventario quedaba claro que había algunas piezas de mí se yao. Así que le fui a ver y me sorprendió el color, que era una especie de marrón que ponía en valor el color de la tierra".

El significado de los colores

La antropóloga reflexiona sobre la percepción que tenemos hoy sobre el color y lamenta que, “con toda la riqueza de elección de colores aparentemente disponible para nosotros hoy en día, es fácil olvidar que los colores no son sólo decoración. "Son estatus social". Solían simbolizar cosas: santidad, secularidad, festividad, naturaleza, cambio. Pero siempre fueron mucho más que eso. Si prestamos atención a las cosas, podemos notar como el color de nuestra lengua, o de nuestras venas, o la zona de alrededor de nuestros ojos pueden indicar realmente todos los niveles de enfermedad y bienestar, y de alguna manera debemos volver a tomar conciencia de las sutilezas y cambios.Las grandes empresas hoy gastan mucho dinero escogiendo los colores exactos que animarán los clientes a comprar más, por lo que, sutilmente, desactivan nuestra propia capacidad natural de discernir y tomar nuestras propias decisiones. Realmente debemos ser conscientes de esta manipulación. Porque los colores están bastante incrustados en nuestra psique".

Los colores están formados por diferentes longitudes de onda de luz que nos entran en los ojos para ser procesados por el cerebro y se entienden como rojo, o amarillo, o morado o el color que sea. "Así, aunque en ocasiones pueda parecer que son un poco aleatorios, los colores no son solo incidentales a lo que nos rodea, sino que están formulados por nuestro propio cerebro", explica Finlay. Pero también, incluso, anecdóticamente, añade: "Todos nos encontramos con que respondemos a los colores que nos rodean. Caminar por un bosque verde o un campo (donde nos sentimos seguros) será una experiencia mucho más tranquila que andar por una calle de la ciudad con iluminación rosa. Incluso el corazón podría latirnos de una manera diferente. En parte, esto es algo que hemos aprendido, pero también creo que hay algo arraigado en esta diferencia". El viaje que propone la autora a menudo acaba siendo sensorial. Y es que difícilmente podremos separar los colores de las emociones que nos inspiran.

La psicología del color

Los colores generan emociones y esto lo saben muy bien los estudiosos del marketing y los expertos en psicología, concretamente en la psicología del color. Como explica Lara Ferreiro, psicóloga, "se llama psicología cromática en el campo de la psicología que estudia cómo impactan los colores en las emociones y las conductas de las personas, entendiendo que el color tiene un significado". "Se utiliza mucho en el mundo del marketing, ya que, a la hora de comprar, por ejemplo, sabemos que el color define mucho la compra.

Los estudios muestran cómo, después de 90 segundos, sabemos de forma subconsciente si compraremos o no un producto sólo por el color. Y que el 85% de los compradores eligen un determinado producto por su color", añade. Esto quiere decir que, aunque sea de forma inconsciente, asociamos un color a una emoción y esto puede influenciar nuestro estado físico y mental.

La forma en que los colores nos inducen a experimentar determinadas sensaciones ya adoptar ciertas actitudes tiene dos tipos de causas: las biológicas y las culturales. Como apunta Ferreiro, "el rojo aumenta el ritmo cardíaco y dispara la adrenalina, lo que hace que te sientas más preparado para experimentar. Los colores cálidos, en algunas personas producen calidez y en otras, enfado, mientras que los fríos, como el verde o el azul, pueden transmitir frialdad, pero también calma y tristeza". En cualquier caso queda claro que los colores contribuyen de forma contundente en la visión que tenemos de lo que nos rodea. "Basta con pocos segundos de observar un color para que nos impacte", dice la psicóloga. Y en esto también influye nuestro bagaje cultural, "como nos ocurre con el color blanco, que aquí le asociamos a la pureza y las bodas, por ejemplo, mientras que en algunos países es el color propio de los funerales y la muerte. O la relación entre color y estado de ánimo evidentes en dos jornadas que celebramos anualmente: el Blue Monday y el Yellow Day. Dependiendo de los valores de nuestra sociedad y de la educación y la cultura que hemos recibido, los colores significarán cosas diferentes .

Test de los ocho colores de Lüscher

El test de Lüscher, o test de los colores, es una prueba que intenta averiguar aspectos de nuestra personalidad a través de la elección de colores. Una prueba que fue diseñada en 1948 por Max Lüscher y que hoy todavía se utiliza a menudo en pruebas de selección de personal aunque muchos psicólogos creen que no tiene valor diagnóstico. El test que se utiliza con mayor frecuencia expone ocho tarjetas de color: azul, rojo, verde, amarillo, violeta, marrón, gris y negro, colores a ordenar según nuestras preferencias. El objetivo es percibir qué sensaciones y estado de ánimo generan los distintos colores. Si te apetece probar, lo encontrará con facilidad en varias páginas web de psicología.

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