¿Por qué no debemos bañarnos en los estanques de alta montaña?
Estos ecosistemas naturales de alto valor y muy sensibles se ven perjudicados por la acción humana, que cada vez es mayor en alta montaña
BarcelonaImagínese un día de verano de calor intenso. Concretamente, la temperatura máxima a 2.400 metros, Certascan, supera los 23 grados, un valor que hasta hace poco no era habitual en la alta montaña. Os apetece hacer una excursión hasta el lago de Certascan, el más grande de los Pirineos, que pasa por el lago de Noarte, a 2.100. Camina dos horas y media para llegar y, en plena ola de calor, es inevitable pensar en una recompensa: un baño fresquito rodeados de montañas. Antes de hacerlo, lea este artículo y entenderá por qué no debemos bañarnos en los estanques de alta montaña.
“Los veranos de 2022 y 2023 han sido los más calientes de los últimos 10 años. Había días de verano con un calor extremo incluso a 2.500 metros y esto ha favorecido el baño en lugares donde antes era impensable por la temperatura ambiental, pero también por la del agua”, explica Marc Ventura, biólogo del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) y coordinador de varios proyectos científicos en los estanques de alta montaña. El hecho de que la gente quiera bañarse es "sobre todo consecuencia del cambio climático", considera Marc Garriga, director del Parque Natural del Alt Pirineu. “Antes debía ser muy valiente para meterse, ahora cada vez apetece más bañarse”, destaca. También apunta la masificación que vive la montaña como otra de las causas: "Cada vez hay más gente que viene a la alta montaña buscando el confort climático en verano". "El problema no es de una persona individual, sino del conjunto de todos los que vamos", considera Ventura. “Antes a estas altitudes encontrabas poca gente y ahora 600.000 personas visitan el Parque Nacional de Aigüestortes cada año”, detalla Lluís Florit, director del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. En este sentido, el director general de Políticas Ambientales, Marc Vilahur, confirma que "hay un incremento sustancial de visitantes a los parques naturales, que el pasado año superaron los tres millones". Por ello, explica que desde el Govern se han incorporado más de 150 nuevos agentes rurales, que “velan por la conservación y ayudan en el control de estos espacios con el objetivo de dar el máximo de información para reducir las infracciones por desconocimiento”.
Espacios altamente sensibles
Los estanques de alta montaña tienen un origen glaciar, son un ecosistema natural con vida propia y se caracterizan por unas condiciones extremas con aguas muy frías y con pocos nutrientes. Protegidos por la legislación europea y la red Natura 2000, son ambientes poco frecuentes que ocupan sólo un 2% de la superficie de la Tierra y que, a nivel global, se encuentran altamente amenazados. "Son ecosistemas muy frágiles, ya que tienen un efecto acumulativo porque no circula el agua", explica el director del Parque Natural del Alt Pirineu. Son espacios con fauna y flora muy específica y sensible, en los que abundan las especies amenazadas. En los estanques del Pirineo encontramos especies de anfibios como el sapo, la rana roja, el sapo común, el tritón palmado y el tritón pirenaico, todos altamente sensibles a los cambios. En cuanto a la fauna asociada, encontramos murciélagos, pájaros insectívoros que comen invertebrados o algunos mamíferos que se alimentan en el medio acuático, como la almizclera o la nutria común.
En todo el Pirineo hay un millar de lagos, la mitad de los cuales se encuentran repartidos entre Cataluña, Aragón, Navarra y País Vasco. La concentración más alta de lagos, más de 200, la encontramos en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici.
Los humanos, los principales enemigos
¿Qué ocurre si nos bañamos? “O aunque sólo ponemos los pies, removemos el fondo del estanque y ayudamos a la fertilización del agua, ya que se liberan nutrientes de los sedimentos que recirculan por la columna de agua y se reparten, provocando, por ejemplo, que aumente de forma desproporcionada la cantidad de algas que crecen”, explica Ventura.
La otra problemática son las cremas solares, antimosquitos u otros cosméticos que podamos llevar a la piel. "Tienen productos químicos que pueden ser nocivos para las especies del mar y la montaña y que, por ejemplo, en el caso de los anfibios y los invertebrados que viven en los estanques, se ha demostrado que sí se ven perjudicados por estas sustancias" , sigue el biólogo.
Y el tercer problema es la dispersión de enfermedades infecciosas que afectan a los anfibios y que traemos a los humanos. "Es uno de los grupos más amenazados por la globalización y nos encontramos ante una pérdida de especies a escala planetaria", explica. Una de las enfermedades más peligrosas para los anfibios es la quitridiomicosis, provocada por el hongo quítrid Batrachochytrim dendrobatidis. “Es un hongo que les paraliza la respiración de la piel y les fulmina”, explica Garriga. "Nosotros actuamos como dispersores de estas enfermedades, ya que llevamos los hongos y los virus de un sitio a otro porque tienen esporas resistentes y favorecemos esta propagación", detalla Ventura.
La erradicación de estos problemas es relativamente sencilla: sólo hace falta que cumplimos la normativa y no nos bañamos. Está prohibido bañarse en todos los estanques de alta montaña y penalizado con 300 euros de multa. Aunque no es la infracción más cometida, al menos en el parque nacional, sí “cada año se abren expedientes”, explica su director. Concretamente, de la cincuentena de sanciones que se pusieron en este espacio natural en el 2023, 5 fueron para bañarse. "En el punto de información explicamos todas las restricciones, pero hay algunos sectores donde, por cuestiones de accesibilidad, como la Ribera de Caldes, hay más tendencia a cometer infracciones", detalla Florit. En cuanto al Parque Natural del Alt Pirineu, también centran los esfuerzos en la campaña de concienciación: "Tenemos informadores en varios puntos y creemos que la gente ya empieza a mentalizarse de la importancia de no bañarse en estanques alpinos" , explica su director. Marc Garriga también dice que esta labor de información va acompañada del control del personal propio y, sobre todo, de los agentes rurales, tanto por tierra como por aire, al igual que ocurre en el parque nacional.
Los peces son recién llegados
Aparte del baño, hay otro gran problema histórico en los estanques: los peces. ¿Sabía que los peces que pueda ver no son autóctonos? Según varios estudios, “se empezaron a introducir truchas en la Edad Media, como alimento para poder pescar; una práctica que siguió con el aumento del turismo, ya que se creía que la pesca llamaba a más visitantes”, explica el biólogo Marc Ventura. Estudios científicos constataron que los peces, principalmente el verón, la especie que se utilizaba de cebo para pescar truchas a partir de los años setenta, cuando se puso de moda la pesca con cebo vivo, se había convertido en el máximo depredador de los estanques y amenazaba la supervivencia del ecosistema. “Es un depredador que se alimenta principalmente de macroinvertebrados acuáticos, al igual que la trucha. El verón entra en competencia con la tortilla para conseguir alimento y hace disminuir la densidad de las poblaciones, ya que también se come las puestas de la tortilla, que acaba desapareciendo porque también se sigue pescando. El verón se convierte en la última especie depredadora del estanque. Y como no se pueden depredar entre ellos, van aumentando la densidad hasta el punto de que van agotando los recursos del estanque, remueven los sedimentos y fertilizan el estanque, que se vuelve verde.”, explica. Por eso se puso en marcha en 2014 el proyecto Life LIMNOPirineus, que coordinó a Ventura, con el objetivo cumplido, en 2020, de erradicar el verón de cuatro estanques. “Para ello se utilizó una combinación de tres técnicas de captura, como redes de tipo suelta de diferente lámpara de malla o pesca eléctrica en la franja litoral”, detalla. Enseguida vieron cómo los estanques se recuperaban y las especies autóctonas volvían, pero para consolidarlo, han puesto en marcha el proyecto Life Resque Alpyr, cuyo objetivo es recuperar estos hábitats para conservar sus especies autóctonas.
Después de leer esto, volvemos a la excursión inicial. ¿Qué le parece si cuando llega al lago de Naorte, en lugar de pensar en el baño como recompensa, busca, sin tocarlos, algunos de estos anfibios amenazados? Es uno de los estanques donde se están erradicando los peces y ya han empezado a devolver estas especies.