Elecciones en Italia

Arranca la campaña electoral en Italia con la ultra Meloni como favorita

La líder de Hermanos de Italia podría ser la primera mujer en lograr la jefatura del gobierno

Giorgia Meloni, durante un acto de su partido
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RomaArranca la cuenta atrás para las elecciones que se celebrarán en Italia el 25 de septiembre, después de la caída del ejecutivo presidido por Mario Draghi, que encabezó un gobierno de unidad nacional durante casi un año y medio con el apoyo de todos los partidos políticos, excepto Hermanos de Italia de Giorgia Meloni. Precisamente, la líder de la formación ultraderechista, conocida por su discurso radical y xenófobo, es la gran favorita para convertirse en la próxima primera ministra. Todo está en manos de unos 50 millones de electores llamados a las urnas para decidir si entregan el poder a la coalición conservadora liderada por Meloni y de la cual forman parte la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia del incansable Silvio Berlusconi.

Si las encuestas no fallan, Giorgia Meloni podría ser la primera mujer en lograr la jefatura del gobierno en Italia, un desafío que, asegura, está preparada para asumir. “No tengo miedo, pero ¿esta nación está preparada para interrogarse sobre las razones por las cuales se habla cada día del partido Hermanos de Italia como si fuera un monstruo en los diarios, mientras se estima que cuenta con el consenso del 25% de los italianos?”, dijo, desafiando, la líder de Hermanos de Italia durante un discurso reciente en el que cargó contra la Unión Europea, la inmigración y las restricciones para frenar el covid-19.

La política romana aprovechó su intervención para reivindicar su posición contra la inmigración y defenderse de la última polémica que ha protagonizado después de compartir en las redes sociales el vídeo de la violación de una mujer en medio de la calle a manos de un solicitante de asilo. “No tengo motivos para disculparme, solo me solidaricé con la víctima. Nunca habría publicado una cosa que permita reconocer a la víctima, lo saqué de la prensa”, se justificó.

Desde que fundó el partido en 2012 acompañada por un grupo de exdirigentes e ideólogos de Alianza Nacional, herederos del postfascista Movimiento Social Italiano, cuyas siglas aparecían en el símbolo de Hermanos de Italia hasta hace solo unos años, Meloni no ha variado ni una coma de su discurso ultra a favor de la familia tradicional, las raíces cristianas de Europa y contra la globalización, recuperando, incluso, el lema “Dios, patria y familia”, a que apelaban los fascistas en el siglo XX. "El manifiesto de amor más bonito", defendió recientemente en una entrevista en la televisión conservadora norteamericana Fox News. En un perfecto inglés, Meloni aseguró que la familia es “el núcleo fundamental para la procreación”, hoy en peligro por los que cuestionan la “identidad sexual”.

A pesar de que no será hasta este viernes cuando se haga la tradicional pegada de carteles con que se inicia de manera oficial la campaña electoral, los partidos políticos italianos están volcados desde hace semanas en las próximas legislativas, unos comicios decisivos que podrían alzar al poder la coalición conservadora. Según los últimos sondeos, que miden la intención de voto, la formación liderada por Meloni sería el primer partido con el 24,3% de los votos, seguido por la coalición progresista de la que forman parte, entre otros, el Partido Demócrata y +Europa, de la excomisaría europea Emma Bonino. El podio lo cerraría la Liga de Matteo Salvini, con el 14,3% de las papeletas, casi la mitad de los votos que obtuvo en las elecciones celebradas en 2018. Juntando fuerzas con el grupo de Berlusconi, Salvini y Meloni podrían rozar el 45% de los sufragios.

La sombra de Rusia

Pero la carrera hacia Palacio Chigi solo acaba de empezar, en un contexto marcado por las consecuencias de la pandemia, el aumento del coste de la energía y el conflicto en el corazón de Europa. Cuando se cumplen seis meses de la invasión rusa de Ucrania, las opacas conexiones entre Moscú y la derecha italiana han irrumpido en la campaña electoral. En un informe reciente, los servicios secretos transalpinos advierten que el país es “débil” contra las posibles “injerencias de Rusia”.

Por si no fuera suficiente, el asesinato de Daria Dugina, hija del filósofo Aleksandr Dugin, ideólogo de Vladímir Putin, víctima de un atentado en coche bomba en Moscú la semana pasada, ha hecho lucir las opacas conexiones que unen el presidente ruso y su entorno con la ultraderecha italiana. “Es un hecho monstruoso”, lamentó Matteo Salvini durante una transmisión televisiva en la que evitó reconocer la proximidad con el padre de la víctima, a quién conoció a través de Gianluca Savoini, principal imputado en la investigación abierta por la Fiscalía de Milán a la Liga por un presunto delito de financiación irregular con fondos procedentes de oligarcas rusos próximos al Kremlin.

El líder de la Liga no ha escondido nunca sus simpatías por las ideas políticas de Aleksandr Dugin, defensor de la idea de una superpotencia conservadora a través de la integración de Rusia con antiguas repúblicas soviéticas. A la vez, el conocido como Rasputin de Putin reconocía ser un admirador del político italiano, pero la presunta “transformación atlantista y liberal” del líder leguista lo acabó decepcionando. Fue a partir de aquel momento cuando el filósofo bendijo a Giorgia Meloni como la última esperanza del soberanismo italiano.

Mientras tanto, la única alternativa real a la derecha está representada por la coalición progresista liderada por el secretario del Partido Demócrata, Enrico Letta, a pesar del fracaso del ex primer ministro en su intento de sumar centristas con formaciones de izquierda radical y exparlamentarios del Movimiento 5 Estrellas para hacer frente a Meloni. A un mes exacto de que se abren las urnas, el futuro de Italia está, según los analistas, en manos de casi el 30% de indecisos que registran las encuestas.

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