Próximo Oriente

Joe Biden pasa de puntillas sobre la masacre de Gaza

El ala progresista del Partido Demócrata critica el apoyo incondicional del presidente a Israel

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Escombros de edificios en Gaza después de varias jornadas de bombardeos aéreos del ejército israelí sobre la Franja.

WashingtonConcentrado en poner fin a las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia, la resolución del drama israelo-palestino no estaba en los planes de Joe Biden para los primeros meses de su presidencia. Probablemente tampoco para lo que le resta de mandato. El bajo perfil de su respuesta a la masacre de Gaza demuestra su escaso interés. Tras asegurar el pasado jueves que no veía excesivos los ataques de Tel Aviv sobre la Franja de Gaza, Biden se ha protegido detrás de los comunicados de presidencia, medidos al milímetro.

En ellos, la Casa Blanca insiste en la retórica habitual de apoyo a Israel en lo que Washington considera “derecho a defenderse” del estado hebreo frente a los “indiscriminados ataques con cohetes” desde Gaza. Eso sí, el lunes, tras conversar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el comunicado recogía algunos matices respecto a los anteriores. Por ejemplo, “animaba” a Israel a que “hiciera todos los esfuerzos para asegurar la protección de civiles inocentes”. También, y esto generó una cierta confusión, Biden “expresó su apoyo a un alto el fuego”. Por si las dudas, la Casa Blanca aclaró de inmediato que “apoyo” no era sinónimo de “exigencia”. Estados Unidos ha bloqueado ya hasta en tres ocasiones un comunicado del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que condena la violencia y solicita una tregua.

Biden pretende eludir el riesgo que implica verse arrastrado al barro de un conflicto enquistado durante más de medio siglo. Poco que ganar, máxime cuando se insiste desde su administración en la vieja fórmula diplomática de la creación de dos estados, inviable hace ya tiempo sobre el terreno. Además, la guerra ha estallado en un momento en que la Casa Blanca busca recuperar el pacto nuclear con Irán, cuya relación con el grupo islamista Hamás no dejan de citar sus detractores como razón para boicotearlo. Y Biden intenta también protegerse en clave interna. El ala progresista del Partido Demócrata ya no compra el discurso de apoyo sin fisuras a Israel. La grieta ideológica se evidenciará más cuantos más días dure la ofensiva israelí.

Discursos a favor de los palestinos

La disidencia propalestina del Partido Demócrata es quizá la principal novedad en Washington. Pocas veces se han escuchado en el Congreso mensajes tan duros sobre el trato de Israel a los palestinos como en esta ocasión. Nunca antes había habido en el Capitolio una congresista de origen palestino, como Rashida Tlaib, que, en un discurso cargado de emociones, exigía la semana pasada que se condicione la ayuda a Israel “al cumplimiento de la legalidad internacional”. También insólito escuchar en Washington el concepto “estado de apartheid” vinculado a Israel, descripción de la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez. En un artículo en el New York Times, el senador Bernie Sanders añadía que Estados Unidos evita casi siempre la siguiente pregunta: “¿Cuáles son los derechos de los palestinos?”.

Ruinas de edificios en Gaza después de varias jornadas de bombardeos aéreos del ejército israelí sobre la Franja.

Las voces discordantes en el Partido Demócrata siguen siendo las menos, pero las suficientes como para que del Capitolio no salga ya el coro unánime de apoyo al aliado israelí. Hasta el punto de que incluso congresistas posicionados históricamente con Israel aportan matices. El demócrata Gregory Meeks, presidente del comité de asuntos exteriores de la Cámara de Representantes, e invitado habitual al congreso anual del AIPAC -el principal lobby proisraelí de Estados Unidos-, aseguró el lunes que pediría a la Casa Blanca que retrase el envío a Israel de armas de precisión por valor de 735 millones de dólares aprobada días antes del nuevo estallido de violencia en la región. El bombardeo de civiles palestinos o el derribo de la torre en la que se encontraban las oficinas de la agencia estadounidense AP en Gaza avalan el retraso, aunque sea por una cuestión de estética. Incluso 28 senadores demócratas, más de la mitad, han firmado una carta pidiendo el alto el fuego, yendo así más allá del lenguaje de Joe Biden.

Donde las fisuras no asoman es en el Partido Republicano. El líder de la minoría conservadora en el Senado, Mitch McConnell, condenó la descripción que Ocasio-Cortez hizo de Israel y afeó a quienes, en su opinión, “impulsan la falsa narrativa de que este conflicto es una disputa trágica entre dos combatientes legítimos”.

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