Bruselas prevé que Europa pueda cerrar la frontera exterior más rápidamente en casos de amenazas diversas
La Comisión propone un protocolo para evitar líos como al principio de la pandemia
BruselasEl espacio Schengen de libre circulación es "la joya de la corona" de la Unión Europea, en palabras del vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, pero el coronavirus hizo reaparecer las fronteras que Schengen había borrado para los ciudadanos europeos. Ahora el ejecutivo comunitario ha puesto sobre la mesa una serie de propuestas que intentan evitar que vuelva a pasar lo mismo. La Comisión Europea ha presentado un paquete para reformar el Código de Fronteras Schengen que tendría que permitir coordinar más la gestión de las fronteras en casos como el de esta pandemia y garantizar que el restablecimiento de controles dentro de la UE sea solo "un último recurso".
La propuesta de Bruselas implica que, antes de poder establecer controles entre países europeos, los gobiernos tengan que presentar una evaluación de su impacto (cómo afectará a la libre circulación de bienes y personas y qué consecuencias tendría por ejemplo en las regiones transfronterizas). Además, si la reimposición de estas restricciones se alargara más de 18 meses, la Comisión Europea podría examinar y cuestionar su "necesidad y proporcionalidad".
La instrumentalización de migrantes y los movimientos secundarios
Por otro lado, Bruselas también incluye una propuesta que pasa por intentar sustituir los controles fronterizos por una cooperación policial mayor o por controles policiales "selectivos". Sea como fuere, Bruselas prevé que una situación de controles entre fronteras europeas pueda alargarse un máximo de dos años y que siempre haya que instaurar salvaguardias para trabajadores fronterizos y canales para el transporte de bienes o personal esencial.
En todos estos casos, no se hace referencia solo a una amenaza "sanitaria" sino conjunta; por lo tanto, se abre la puerta a encontrar otros pretextos para restringir la libertad de movimiento dentro de la UE. El gran problema de Europa está en sus fronteras exteriores, a las que llegan miles de personas cada año mientras la Unión todavía no tiene una política de migración y asilo establecida.
Para intentar poner un parche a esta carencia, Bruselas también sugiere que las personas consideradas "migrants irregulares" puedan ser enviadas a su país de origen o al país europeo donde primero llegaron a través de operaciones policiales conjuntas, en vez de tener que fijar controles en las fronteras. Aquí también destaca la propuesta según la cual Bruselas prevé que "la instrumentalización de la migración" se convierta en un término con valor legal que permita endurecer las políticas en las fronteras exteriores, limitar el derecho de asilo e intensificar los regresos, en casos como el que se ha producido en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.
Todo ello pasa, pues, pro flexibilizar las normas del espacio Schengen e introducir más excepciones para permitir limitar la libre circulación, una propuesta que tiene que ser secundada por la Eurocámara y también por los gobiernos europeos. Algunos, como España, no lo ven nada claro y rechazan cualquier iniciativa que suponga "dar pasos atrás" en la normativa Schengen, como dijo este lunes el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.