BarcelonaNo sería exagerado decir que las relaciones entre Donald Trump, Elon Musk y Vladimir Putin se mueven entre la mentira y la confusión. Lo demuestra la supuesta conversación telefónica que el republicano y el presidente ruso mantuvieron el jueves 7 de noviembre, filtrada por The Washington Post, en la que el estadounidense habría aconsejado al ruso paciencia y no intensificar la guerra en Ucrania, mientras que la respuesta del ruso fue, simplemente, negar la existencia de la conversación. Sin embargo, el magnate Elon Musk parece prefigurar un plan para poner fin a la guerra de Ucrania antes del 20 de enero, el día de toma de posesión de Donald Trump. Y parece que hay prisa: el miércoles 6 de noviembre Trump interrumpe la llamada de felicitación que le hace Volodímir Zelenski –eso nadie ha negado– para pasar el teléfono a Elon Musk, que lo tiene a su lado. ¿Trump estaba delegando en Musk la cuestión ucraniana, cumpliendo así su promesa de empezar a liquidar la guerra en menos de 24 horas?
Se sabe que Elon Musk y Zelenski hablaron del sistema de internet por satélite Starlink, fabricado por Musk, que ha dado buen servicio al ejército ucraniano porque le ha permitido controlar puntos estratégicos rusos como la flota del mar Negro. En los últimos dos años Putin no ha dejado de reprochar a Musk que haya facilitado a Ucrania sus artefactos más sofisticados. El Kremlin ha soltado reiteradas advertencias y alguna amenaza contra el multimillonario. Musk ha tomado nota y ha modificado algunas posiciones hacia Putin para congraciarse, mientras intensificaba las relaciones que ya tenía con Trump. Y ahora estaría bien preguntarse: ¿qué tiene en mente Elon Musk que le haya transmitido Donald Trump para solucionar el conflicto de Ucrania sin que esto represente ofender a Vladimir Putin y su sentido de Rusia imperial?
Antes, sin embargo, no hay que perder de vista un hecho clave: según ha revelado The Wall Street Journal, Musk no ha dejado de tener contactos directos con Putin al menos desde 2022. Y Trump, desde 2021, ha mantenido al menos siete conversaciones telefónicas con Putin. Contactos –sobre todo los de Musk con Putin– que han provocado inquietud y malestar en la cabeza de la NASA, Bill Nelson, hasta el punto de proponer una investigación.
El futuro de las zonas ocupadas
Con esto, ya podemos hablar al menos de algunas de las intenciones que tendría en mente Elon Musk para terminar la guerra de Ucrania antes del 20 de enero. La propuesta no sería muy distinta a la que presentó en octubre de 2022 en Twitter, cuando necesitaba estar de buenas con Putin: una mezcla de alto el fuego y armisticio, en la que Ucrania renunciaría del todo a Crimea, y dejaría las regiones del Donbás en la cuerda floja, a la espera de elecciones democráticas supervisadas por la ONU. El ex embajador de Trump en Alemania, Richard Grenell, ha hablado alguna vez de hacer del Donbàs una región autónoma, mientras que el estratega también trumpista Bryan Lanza defiende ceder territorio a Putin si se quiere tener "una visión realista de la paz". Ninguna de estas fórmulas tiene en cuenta que atacar y ocupar un pedazo de un país soberano es ilegal e ilegítimo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, porque atenta contra las fronteras establecidas y la seguridad colectiva.
¿Cuál es, pues, la propuesta en la que piensa Elon Musk mientras el Kremlin lanza bombas sobre Kiiv? Contactos de alto el fuego, y después un armisticio? ¿O bien –lo que más temen los ucranianos y buena parte de la ciudadanía europea –que Putin acabe imponiendo, y Trump bendiciendo, una especie de rendición disfrazada de paz negociada? Éste sería más o menos el plan de Elon Musk, en el que el magnate pondría la guinda final: seguridad pero también neutralidad para Ucrania. Una neutralidad muy parecida a una satelización enmascarada por parte del Kremlin. Timothy Garton Ash lo ha recordado hace pocos días: "Ahora sólo Europa puede salvar a Ucrania".