Israel y Ucrania: ¿pueden los Estados Unidos alimentar a dos ejércitos en guerra?

El gobierno de Biden recibe cada vez más presiones para cortar el grifo en Kiiv, puesto que la guerra está enquistada

El ejército israelí sigue concentrando fuerzas en la frontera con Gaza
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WashingtonJoe Biden ha enviado una solicitud al Congreso estadounidense para que apruebe un paquete de ayuda conjunto de unos 106.000 millones de dólares que incluye la asistencia económica y militar a sus dos aliados en guerra, Ucrania (61.400 millones) e Israel (14.300 millones), entre otros gastos. El mandatario está convencido de que el momento actual es un "punto de inflexión en la historia" y de que la aprobación de esta ayuda pagará "los dividendos de la seguridad estadounidense durante las próximas generaciones". Pero los republicanos no tienen tan claro que, después de año y medio de conflicto y estancamiento en Ucrania, haya que mantener vivo el flujo de dinero hacia Kiiv.

El recién elegido presidente de la Cámara de Representantes, el trumpista Mike Johnson, ya ha dejado claro que quiere desvincular la asistencia a Ucrania de la de Israel, y ha enviado a los congresistas una propuesta alternativa: un paquete de urgencia de 14.300 millones de dólares para Tel Aviv, en solitario. "Debemos ocuparnos, y nos ocuparemos, de muchas cosas que están pasando ahora mismo en el mundo –aseguró nada más ser nombrado–, pero lo que está pasando ahora mismo en Israel requiere atención inmediata, y tenemos que tratarlo por separado".

Para ello, Johnson quiere enviar a votación un proyecto de ley antes de que acabe esta semana. Pero no parece tener demasiadas posibilidades: por mucho que sea aprobado en la cámara baja, dominada por los republicanos y liderada por la ultraderecha, necesita también la aprobación del Senado, con una mayoría demócrata y unos republicanos más moderados, que no están dispuestos a desvincular la ayuda a los dos países en guerra.

"No debemos sucumbir a las falsas bondades del aislacionismo que profesa la ultraderecha, porque lo único que conseguirá es que Estados Unidos sea menos seguro", defendía Chuck Schumer, el líder de la mayoría demócrata en el Senado. En la misma línea, el líder republicano Mitch McConnell tiene una postura más moderada que sus colegas de la cámara baja: "Ha llegado la hora de actuar de forma rápida y decidida para imponer consecuencias reales a los tiranos que han aterrorizado a las poblaciones de Ucrania e Israel", aseguró en un encuentro el lunes con la embajadora ucraniana Oksana Markarova.

Bloqueo republicano en el Congreso

"Somos Estados Unidos de América, la nación más poderosa de la historia. Podemos ocuparnos de Ucrania e Israel mientras mantenemos nuestra defensa internacional. Tenemos la capacidad de hacerlo, tenemos la obligación... Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?", dijo Biden a la CBS una semana después de los ataques de Hamás. Sin embargo, de momento su discurso magnánimo no ha sido capaz de convencer al Congreso para superar las divisiones internas.

El elevado paquete de ayuda, de 106.000 millones de dólares, que el mandatario ha solicitado incluye, además de la asistencia a ambos países, financiación para Taiwán (7.400 millones), un aliado clave en la estrategia de contención de China, así como un aumento de la inversión en la seguridad de la frontera sur (14.000 millones), la patata caliente de su mandato.

Estas cuestiones cuentan con el consenso de ambos partidos, pero los miembros del Freedom Caucus, el grupo del ala dura republicana en la cámara baja, insisten en su bloqueo de cualquier propuesta que incluya la ayuda a Ucrania. Además, quieren que el dinero propuesto para Israel provenga de los fondos destinados a la Ley de Reducción de la Inflación, aprobada el año pasado por los demócratas, que incluye subvenciones y exenciones fiscales para la fabricación de coches eléctricos en territorio estadounidense .

Concretamente, la propuesta alternativa de Johnson incluye una asistencia militar de 4.000 millones de dólares para la Cúpula de Hierro (el sistema de defensa antimisiles israelí); 4.400 millones en armas, municiones y formación militar; 3.500 millones en financiación militar para ayudar a Israel a armarse, y otros 4.400 millones definidos de manera ambigua, para que el Pentágono los utilice para defender a su aliado ante los "ataques a Israel". Una ayuda que se sumará a la contribución anual aprobada de 3.800 millones de dólares.

Blinken y Austin piden acción inmediata desde el Senado

La administración Biden ha llevado este martes a dos enviados especiales al Capitolio para defender su propuesta ante la oposición de los republicanos díscolos. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha insistido en una sesión en el Senado que es necesario mantener el apoyo a Ucrania, que hasta ahora ha servido para convertir la invasión rusa en una "deshecha estratégica". Además, ha advertido que "los adversarios de EEUU apuestan por que estamos demasiado divididos en casa para mantener nuestro apoyo exterior. Esto es lo que nos jugamos con la ayuda adicional para la seguridad nacional".

Por su parte, el secretario de Defensa, Austin Lloyd, ha equiparado a Israel y Ucrania como "democracias que luchan contra enemigos despiadados que quieren aniquilarlas". "No dejaremos que Hamás o Putin ganen", ha añadido. Las declaraciones de los representantes de la Casa Blanca fueron interrumpidas en varias ocasiones por decenas de manifestantes que, con las manos pintadas de rojo, exigieron el alto el fuego en Gaza. Una tercera vía pacifista, que está creciendo entre la sociedad estadounidense pero que en el Congreso sólo cuenta con el apoyo del sector más progresista del partido demócrata.

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