Cinco euros para entrar en Venecia: la estrategia de la ciudad contra la masificación turística
La ciudad italiana será la primera del mundo en cobrar una entrada para acceder a ella
RomaVenecia se convierte en la primera ciudad del mundo en cobrar una entrada para poder acceder a ella. A partir de este jueves, los turistas que hagan una visita de un día y no pasen la noche tendrán que reservar por adelantado y comprar un billete de cinco euros. Una iniciativa pionera que intenta poner solución a la masificación turística, que ha transformado la "Serenísima" en un museo a cielo abierto con más alojamientos turísticos que residentes. "Nuestro objetivo es hacer a Venecia más habitable", defendió el alcalde Luigi Brugnano.
En esta primera fase, la iniciativa tiene un alcance muy limitado: en 2024, sólo 29 días que se consideran de gran afluencia turística estarán afectados por esta nueva tasa. No será necesario tomar una entrada para acceder todos los días, pero sí la mayoría de fines de semana entre el 25 de abril y el 14 de julio, entre las 8.30 hy las 16 h. La tasa se aplicará a quien no esté alojado en hoteles o vivienda de alquiler temporal, mientras que los residentes de la región del Véneto, estudiantes, menores de 15 años y personas que trabajen en la ciudad estarán exentos.
El billete se podrá adquirir a través de una página habilitada en internet y generará un código QR que los turistas tendrán que presentar en los principales puntos de acceso de la ciudad italiana. Las autoridades locales no esconden su temor a que la estrategia pueda ser interpretada como un ataque hacia los turistas, que son la principal fuente de ingresos de la ciudad; por eso el alcalde prometió controles "muchos suaves, al azar", aunque está prevista una multa de entre 50 y 300 euros para los infractores.
El alcalde aseguró que Venecia "no cerrará" porque no se fijará un límite máximo de personas que podrán acceder cada día, sino que será "reservable". En el 2023, de los 38 millones de turistas que recibió la ciudad, sólo el 30% se alojaron en una de las estructuras de la laguna. Y es al 70% restante, el visitante que pasa pocas horas en la ciudad, a la que va dirigida la medida. Según explicó Brugnano, se trata de "un experimento" disuasorio que "no tiene nada que ver con la turismofobia", sino que tiene como objetivo "buscar una solución que nos ayude a gestionar mejor los flujos turísticos". "Estamos intentando proteger a nuestra delicada ciudad", explicó.
Venecia es Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1987, pero el año pasado la organización amenazó con incluirla en su lista negra si no implementaba medidas urgentes para proteger su patrimonio histórico y medioambiental. Las autoridades locales decidieron entonces prohibir definitivamente la entrada de grandes cruceros en la laguna, una de las demandas históricas de los residentes, y ahora se ha convertido en la primera ciudad del mundo en cobrar una entrada para poder visitarla. Una iniciativa pionera que, según el alcalde, podrá servir de inspiración en otros lugares del mundo "porque tenemos el deber de preservar a los grandes centros históricos".
La medida, tantas veces anunciada y aplazada por diferentes razones, ha dividido los venecianos. Para las asociaciones de comerciantes y restauradores se trata de un experimento que servirá "para pensar en el futuro qué estrategias utilizar para regular los flujos turísticos que, en determinadas épocas del año, corren el riesgo de dañar una ciudad frágil como Venecia", dijo Tommaso Sichero, vicepresidente de la asociación de comerciantes venecianos.
Por su parte, la organización de consumidores denunció que se trataba de una "privatización de la ciudad". "El temor es que más ciudades de Italia sigan el ejemplo de Venecia y transformen nuestro precioso país en Disneyland", criticó Carlo Garofolini, presidente de la Asociación de Defensa de los Consumidores (ADICO).
El filósofo y exalcalde de Venecia Massimo Cacciari fue más allá y tachó la operación de "indecente, escandalosa, discriminatoria e ilegal". "Hago un llamamiento a los líderes de la UE ya los turistas de todo el mundo para que boicoteen un impuesto medieval que tortamente pretende hacer dinero", denunció. "En Europa, la libre circulación es un derecho: sólo los dementes pueden engañarse a sí mismos y pensar que pueden devolver la vida a Venecia cobrando a quien pasa por allí", insistió.
Con picos de hasta 170.000 visitantes al día el año pasado, nadie niega, sin embargo, que la masificación turística se ha vuelto una emergencia real que es necesario gestionar.