Reino Unido

La felicidad de los ingleses (y el té) depende de la lluvia en la India

El cambio climático y la geopolítica hacen hervir su precio en Reino Unido, que aumenta el 20% con relación a 2023

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Dos mujeres cosechando hojas de té en la India

LondresMalas noticias para los bebedores compulsivos de té. En el salón más conocido del hotel Ritz de Londres, en el centro de la ciudad, puede que no se den cuenta. O, dicho de otro modo, quizá no les viene de ahí que el precio de la tasa se suba un poco: el 10%, el 20% o el 30%.

The Palm Court es uno de los espacios más esplendorosos del establecimiento de Piccadilly. Está decorado al estilo Luis XVI, recargado y opulento, que da medida de la elegancia y al mismo tiempo de la decadencia que empapa toda riqueza excesiva. Sirven té, pero no sólo. Cada día, en cinco turnos diferentes, tanto los huéspedes que se alojan como los pasavolantes que quieran, pueden sentarse para tomar el llamado tradicional afternoon tea, el tradicional té de la tarde. La oferta es deslumbrante, mucho más que el baño dorado que embellece las sillas. Porque además de veinte tipos diferentes de té, la carta incluye bollos recién horneados rellenos con crema de Cornualles y conservas de fresas, y una enorme variedad de pequeños pasteles y pastas de colores y sabores infinitos: chocolate, naranja, jengibre, albaricoque, etcétera. Lo mínimo a pagar son 76 libras para los adultos (90 euros) y 55 para los niños (65 euros).

Por el contrario, en un establecimiento popular como el Regency Café, también en el centro de Londres y no muy lejos del Ritz, un té en un vaso de cristal o una taza vulgar no cuesta más de dos libras –y es mucho– y un desayuno básico tipo hoja english (judías, huevos, tostada, tomate a la brasa), con té incluido, cuesta no más de diez o quince, según los extras que se añadan al plato.

Pero tanto la oferta del Ritz como la del Regency pueden encarecerse en las próximas semanas si los precios por kilo en el mercado del té de la India continúan como hasta ahora. La última semana de junio ha aumentado hasta 217,53 rupias (2,41 euros), lo que ha supuesto un incremento cercano al 20% respecto al año anterior, según los datos oficiales recopilados por el Tea Board, el organismo que regula la industria del país. El Banco de Inglaterra ha controlado la inflación, pero sus esfuerzos no surten ningún efecto en la taza de té.

Problemas logísticos

La razón, como ha ocurrido con el aceite de la oliva, es multicausal, pero la sequía, las altas temperaturas y también las lluvias torrenciales en la India en las grandes regiones productoras, como el valle de Assam, son su origen. Sin embargo, la producción se ha visto afectada a la baja por la prohibición del uso de veinte pesticidas distintos que hasta ahora eran habituales en las plantaciones. Y, además, han influido las "tensiones geopolíticas que han afectado a la cadena de suministro", en palabras del profesor asociado de operaciones y gestión de proyectos Jas Kaira, de la Universidad Metropolitana de Manchester. El efecto fue un descenso de los stocks en los establecimientos británicos a principios de año, según la federación de comercios de venta al por menor. Kaira se refiere en este punto a las interrupciones del transporte a través del mar Rojo por la amenaza houthi a raíz de la guerra de Gaza.

Y un país como Reino Unido, que consume anualmente unos 50.000 millones de bolsas de té (ciento millones de tazas al día) y que importa de la India la gran mayoría –el subcontinente es el principal productor de té negro y en Reino Unido es el más consumido–, es sensible a todos estos factores.

Campos de té en Kerala, India

India produjo el pasado año 1.346.990 toneladas de té negro. Pero la previsión para este año es que la cosecha se reducirá en al menos 100 millones de kilos (en torno al 7%). El descenso fue muy acentuado en mayo. Las fuertes lluvias monzónicas han causado enormes problemas, incluso en ciudades como Delhi. La producción de té se ha reducido en más del 30% en comparación con el volumen de la cosecha de mayo de 2023. Las oleadas de calor también han dificultado enormemente los trabajos en las plantaciones. Más de la mitad de las hojas se cosechan entre julio y octubre, y las lluvias y las inundaciones tanto de mayo como de junio lo han impedido parcialmente. Así, la producción en mayo fue la más baja en una década: sólo 91 millones de kilos.

Todas las lecturas del té

El resultado es el encarecimiento actual. Pero llueve sobre mojado a raíz de otras tensiones inflacionarias. Porque el coste del té en las estanterías de los supermercados de las islas británicas ya aumentó un 11% el pasado año. El precio medio de un paquete de 80 bolsas ahora es de 3,90 euros, mientras que en 2022 era de 3,51 euros, según la Oficina Nacional de Estadística, y siempre teniendo en cuenta cualidades estándares que se utilizan para hacer las mezclas.

Que se suba más o no en los próximos meses dependerá, sobre todo, de qué incremento de costes querrá absorber la industria que lo procesa y la empaqueta y los minoristas, y de los precios a los que los grandes importadores lo hayan comprado. Así, como ha ocurrido siempre con cualquiera commodity (materia prima), una unidad, en cuyo caso una taza de té puede explicar una situación económica global; puede hablar también del cambio climático y, evidentemente, en las hojas también se lee una lección de historia.

El té era desconocido en Europa hasta mediados del siglo XVI. En Inglaterra recibió un primer empuje a través de Catalina de Braganza, embajadora de la infusión en las islas, a partir de su matrimonio con Carlos II de Inglaterra en 1662. Era una bebida exótica y costosa, consumida principalmente por la nobleza y l alta sociedad. La Compañía de las Indias Orientales tuvo el monopolio de su comercio. Y los problemas generados con China, y la necesidad de asegurar su suministro, fue otro de los motivos de la expansión colonial inglesa. Porque Londres quiso expandir su influencia y control en regiones productoras fuera de China: estableció grandes plantaciones Assam y Darjeeling (India), que contribuyeron, con los beneficios del comercio, a la consolidación del imperio.

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