Robert Fico, un populista pro Putin que ha gobernado Eslovaquia durante más de 10 años
El primer ministro regresó al poder el pasado año con la promesa de cortar la ayuda a Ucrania
BarcelonaA pesar de las críticas a su populismo y las polémicas de corrupción que le han salpicado a lo largo de los años, Robert Fico es quizás el político con mayor apoyo popular en Eslovaquia de los últimos veinte años. El escándalo por el asesinato de un periodista que investigaba casos de corrupción que afectaban a su partido le hizo perder el poder en el 2018, pero cinco años después lo recuperaba, principalmente por el descalabro de sus rivales políticos, pero también porque supo jugar una nueva baza electoral: el rechazo al envío de armas a Ucrania. Aunque al inicio de su carrera se le identificaba como un europeísta pragmático, la guerra europea ha reforzado su perfil pro-ruso y lo ha convertido en un potencial quebradero de cabeza para Bruselas.
Jurista de formación, el primer ministro de Eslovaquia –herido a tiros este miércoles– recuperó el poder en las elecciones de septiembre con la promesa de cortar el grifo de la ayuda a Ucrania, un país con el que comparte frontera, lo que suponía un giro radical en la política exterior eslovaca. Utilizando una retórica populista y pro-rusa, el líder del partido Dirección-Socialdemocracia (Smer - Sociálna Demokracia) ganó las elecciones por tercera vez y recuperó un cargo que ya había ocupado durante diez años en el pasado.
Su victoria del 2023 se ha interpretado como un freno a la democratización del país. Varios analistas alertaban de que Eslovaquia podría evolucionar hacia una democracia iliberal, siguiendo la tendencia de Hungría y Polonia. Aunque Smer es oficialmente un partido socialdemócrata y tiene raíces de izquierda, su líder ha acentuado cada vez más una tendencia que le acerca más a los partidos populistas de derechas europeos que a los partidos tradicionales de centroizquierda, según explicaba al 'ARA Juraj Marusiak, director del Instituto de Ciencias Políticas de la Academia Eslovaca de Ciencias. De hecho, el pacto de Smer con la derecha que permitió a Fico formar gobierno el pasado octubre y le comportó la expulsión del Partido Socialista Europeo. La familia socialista europea ya había estado a punto de echarle en el 2015, cuando Fico dejó claro su talante xenófobo y antimusulmán en unas declaraciones en las que decía que Eslovaquia sólo aceptaría refugiados cristianos.
El politólogo Marusiak admite que Smer es una formación "difícil de describir". "Es una mezcla de intereses personales de Robert Fico, poscomunismo, socialdemocracia y populismo nacionalista", afirma. Fico fue, de hecho, quien fundó el partido en 1999 y desde entonces ha sido su máximo dirigente. En las elecciones del 2002, el Smer ya irrumpió como tercera fuerza en el Parlament, y en el 2006 ganó las elecciones con el 29% de los votos y formó un gobierno de coalición con las dos fuerzas conservadoras. El jurista y criminólogo Robert Fico se convertía entonces en el primer jefe de gobierno de la República Eslovaca considerado de izquierda, "ejemplo de la nueva hornada de dirigentes de la Europa excomunista elevados al poder gracias a un programa volcado en el ámbito social y en un discurso políticamente incorrecto y con pretensiones de ruptura", como apunta Cidob en su biografía de Fico.
Pero, tal y como destaca Marusiak, a lo largo de los años, el Smer no ha asumido algunas de las principales causas de la agenda socialdemócrata, como la lucha contra el cambio climático y la protección del colectivo LGTBI. "Están focalizados en un electorado conservador, principalmente de zonas rurales y pequeñas ciudades", indica el politólogo, quien señala que la popularidad del político eslovaco ha crecido también en grandes ciudades como Bratislava.
El primer mandato de Fico terminó en el 2010, año en el que, pese a que volvió a ganar las elecciones, no pudo formar gobierno y el ejecutivo recayó en la oposición de derechas. El adelanto electoral en el 2012, por una polémica con los fondos de rescate europeos, volvió a dar el gobierno al líder del Smer. Fico volvió a ganar las elecciones del 2016, pero en el 2018 se vio forzado a dimitir en medio de las protestas más multitudinarias desde la caída del comunismo, a causa del asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak y su pareja. El reportero estaba especializado en los casos de corrupción, entre los que había destapado vínculos entre empresarios y Smer. Cuando le mataron estaba a punto de publicar un artículo sobre los supuestos vínculos entre políticos y la mafia italiana en Eslovaquia. La posible relación del asesinato con las élites políticas eslovacas encendió la sociedad y el primer ministro presentó su renuncia al entonces presidente eslovaco, Andrej Kiska, quien nombró a su viceprimer ministro, Peter Pellegrini, nuevo jefe de gobierno, hasta las elecciones de 2020. Pocos años antes, de hecho, Fico había hecho un intento de aspirar a la presidencia, pero perdió las elecciones presidenciales de 2014, que ganó Kiska.
En las elecciones parlamentarias del 2020, la plataforma anticorrupción Olano (Gente Ordinaria y Personalidades Independientes), liderada por Igor Matovic, venció con el lema "Acabamos con la mafia todos juntos" y el partido de Fico fue a parar a la oposición. Pero la mala gestión de la pandemia que hizo Olano, con polémicas como la compra de cientos de miles de dosis de la vacuna rusa contra la covid, generó un caos político que fue clave para que Fico recuperara su popularidad perdida y volviera a ganar, pese a las recurrentes acusaciones de corrupción.
La postura firme de Fico en contra de la inmigración y de alargar la asistencia a Ucrania, dos temas centrales en la campaña electoral del 2023, le hicieron resurgir. "Ha adoptado una interpretación pro-rusa de la guerra [en Ucrania], probablemente porque es una demanda de su base electoral", apuntaba entonces Marusiak. Eslovaquia ha sido tradicionalmente uno de los países de la UE más rusófilos, junto a Bulgaria.