Europa

Un presidente ultranacionalista y un gobierno proeuropeo: la difícil cohabitación en Polonia

Karol Nawrocki, investido este miércoles, promete luchar contra "la inmigración ilegal" y oponerse a la entrada de Polonia en la zona euro

El nuevo presidente polaco, Karol Nawrocki, antes de jurar el cargo.
Beatriz Juez
06/08/2025
3 min

BerlínEl ultranacionalista Karol Nawrocki ha jurado este miércoles como nuevo presidente de Polonia para los próximos cinco años, tras derrotar en las elecciones de junio al alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, el candidato cercano al primer ministro polaco, Donald Tusk. Con la investidura de Nawrocki, Polonia se enfrenta a años de bloqueo político con una difícil cohabitación entre un presidente ultraconservador y nacionalista y un primer ministro liberal-centrista y proeuropeo.

El presidente, que se presenta como defensor de la soberanía nacional, ha prometido en su discurso inaugural que luchará contra "la inmigración ilegal" y que se opondrá a una eventual entrada de Polonia en la zona euro. El líder ultranacionalista también ha anunciado que no nombrará ni ascenderá a jueces que "socaven el orden jurídico de la República de Polonia" y que seguirá invirtiendo en el ejército. En política exterior, Nawrocki ha dicho que apoyará la alianza con Estados Unidos.

Historiador ultranacionalista y exboxeador, sucede en el cargo a Andrzej Duda, que ha utilizado el derecho a veto para torpedear una y otra vez en los últimos 16 meses la agenda reformista y progresista de Tusk. Tanto Duda como Nawrocki cuentan con el apoyo del partido nacionalista polaco Ley y Justicia (PiS), que gobernó Polonia entre 2015 y 2023, y que ahora es el principal partido de la oposición.

Según los analistas polacos, Nawrocki probablemente será aún más hostil en la agenda interna liberal y proeuropea del gobierno que su antecesor en el cargo. Nawrocki considera que Tusk ha sido "el peor primer ministro desde 1989", año de la caída del régimen comunista. "No voy a permitir que el señor Nawrocki, una vez haya jurado su cargo como presidente, sabotee políticamente al gobierno", advirtió el primer ministro la semana pasada. Tusk, en el poder desde diciembre del 2023 y expresidente del Partido Popular Europeo y del Consejo de Europa, lidera una frágil alianza de partidos desde la izquierda y centroderecha. El primer ministro considera que todavía tiene un claro mandato por gobernar, pese a la victoria de Nawrocki en las presidenciales y la impopularidad de su gobierno.

Lo más probable es que el nuevo presidente nacionalista de Polonia y Tusk se enfrenten por las reformas internas, pero pueden encontrar un terreno común en el fortalecimiento del ejército y en su oposición en Rusia. Sin embargo, al gobierno de Tusk le resultará muy difícil deshacer las reformas judiciales de su predecesor, el PiS, como prometió que haría cuando llegó al poder. Tusk, que en junio ganó un voto de confianza en el Parlament, remodeló hace unos días su gobierno ante la perspectiva de una cohabitación tensa con Nawrocki. Las próximas elecciones parlamentarias están previstas para otoño de 2027.

Admirador de Trump

Antes de entrar en política, Nawrocki era director del Instituto de la Memoria Nacional (IPN), un organismo público que documenta e investiga los crímenes nazis y soviéticos cometidos en Polonia. Su campaña presidencial se vio salpicada por escándalos del pasado: desde una presunta estafa inmobiliaria a un anciano hasta la participación en peleas de hooligans cuando era joven, pasando por la mala gestión del Instituto o la contratación de prostitutas para clientes de un hotel, algo que ha negado.

Recién llegado a la política, el ultraconservador ganó por sorpresa las presidenciales de junio con el 50,89% de los votos, gracias al apoyo del PiS y del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que admira. Trzaskowski, el alcalde europeísta de Varsovia, obtuvo un 49,11% de votos, aunque partía como claro favorito.

Nawrocki y el PiS presentaron las presidenciales como un referéndum sobre el gobierno de Tusk. El 59% de los polacos desaprueban la labor del ejecutivo y sólo el 33% lo aprueban, según una encuesta de CBOS de principios de julio. Una eventual victoria de la coalición gubernamental en las elecciones legislativas del otoño del 2027 no facilitará la vida política de Tusk, porque Nawrocki permanecerá en el cargo hasta el 2030 y le seguiría vetando la agenda progresista.

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