Pandèmia

La falta de vacunas empeora la catástrofe en la India

Derrota política de Modi, que se resiste a cerrar el país a pesar de que roza los 20 millones de casos

Un hombre de 52 años recibe oxígeno gratis en un tendall instalado por los sikh en un templo de Ghaziabad, en la India.
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BarcelonaEl Hospital de Chamarajnagar, en las afueras de Bengaluru, se ha quedado sin oxígeno este domingo a las 23.45 h de la noche y 24 pacientes de covid-19 han muerto en sus camas. Es uno de los muchos episodios que está dejando la devastadora pandemia de covid-19 en la India desde hace más de una semana. El oxígeno sigue sin llegar a tiempo a los hospitales, que no dan abasto para atender a todos los pacientes que los llegan, las piras funerarias siguen quemando por todas partes y el Tribunal Supremo del país pedía este lunes que se ponga freno al mercado negro que está “explotando la miseria de la gente”, con precios hiperinflados por cilindros de oxígeno, remdesivir y otros artículos médicos.

“Una medicación retroviral que salva vidas es tan difícil de conseguir que tengo familiares y amigos que se pelean para encontrarla. Y en las redes sociales te enteras de los mercados negros de medicamentos disponibles a precios desorbitados”, explica a este diario Anushka Rajendran, que vive en Delhi. Y añade: “Conozco a gente que ha tenido que buscar oxígeno para su casa porque los hospitales ya no admiten a personas que tienen un nivel de oxígeno superior a 85”.

El oxígeno es todavía lo que más falta hace en todo el país. Pero a esto se añade ahora otro problema, la falta de vacunas. Este sábado tenía que arrancar el plan masivo de vacunación, en el que todas las personas mayores de 18 años serían susceptibles de recibir su dosis, pero muchos estados indios lo han pospuesto porque no hay suficientes vacunas.

Un policía parando a dos mujeres en un centro de vacunación con el cartel: "Las vacunas se han acabado. Centro cerrado para el día de hoy".

La farmacia del mundo no está siendo capaz de producir vacunas al ritmo necesario para inmunizar a su propia población y de momento solo ha vacunado a un 9% (127 millones de 1.300 millones). Los 80 millones de vacunas mensuales que se producen en el país no son suficientes y las fábricas no consiguen producir más por falta de material, dicen desde el Serum Institute de la India. Pfizer está en conversaciones ya con el gobierno indio para aprobar de urgencia su uso en el país, que ahora produce AstraZeneca y Covaxin (la vacuna india) y ha aprobado ya la rusa Sputnik V.

Este lunes se han registrado 368.147 nuevos casos y 3.400 muertos más, que acercan la cifra total de contagios a los 20 millones, con 218.000 muertos. A pesar de que algunos medios quieren ver una desaceleración, porque los casos diarios han ido bajando desde el pico de 402.000 del viernes, el profesor de ciencias de la salud de la UOC, Salvador Macip, cree que es demasiado temprano para poder predecir hacia dónde irá la curva, que podría volver a subir. “La situación está descontrolada en la India”, admite, por la nueva variante india, “que podría ser más infecciosa”, pero sobre todo, dice, “por la mala gestión” que llevó a confiarse y reabrirlo todo demasiado temprano e incluso permitir actos masivos. 

Ahora Delhi está bajo confinamiento total y 11 estados indios han impuesto al menos semiconfinamientos, pero el primer ministro, Narendra Modi, se resiste todavía a cerrarlo todo para no empeorar la economía. El propio Modi ha celebrado en las últimas semanas mítines masivos en el estado de Bengala Occidental, donde este domingo se ha llevado finalmente una dolorosa derrota política, con la apabullante victoria del partido de la oposición TMC. Algunos analistas y políticos lo han querido ver como un castigo público por su mala gestión del covid-19 y su fracaso a la hora de afrontar esta oleada descontrolada de contagios.

Después de que la semana pasada varios países del mundo se movilizaran para enviar oxígeno y material sanitario a la India, la situación ha mejorado más bien poco. “Las políticas restrictivas a las importaciones de la India no facilitan la entrada de material y después la logística de distribución no está siendo eficiente ni rápida, a menudo por las disputas entre estados liderados por diferentes partidos políticos”, explica desde ahí el director de Sonrisas de Bombay, Jaume Sanllorente. “La situación es igual de nefasta que hace una semana”, dice. 

Llamamientos de auxilio y ofertas de ayuda en las redes

Aún así, además del mercado negro, la tragedia india ha hecho aflorar también una red voluntaria de movilización ciudadana a pie de calle y a través de las redes sociales. Desde el conductor de Delhi que ha transformado su bicitaxi en ambulancia, hasta los voluntarios sikh que han levantado un toldo en la capital para ofrecer gratuitamente el oxígeno que han podido conseguir, o la gente que responde a las peticiones en internet sin buscar ningún beneficio. Los llamamientos de auxilio en las redes son tantos que el Tribunal Supremo indio ha tenido que intervenir para reclamar a los gobiernos central y estatales que dejen de criminalizar a estas personas, algunas de las cuales han recibido amenazas de las autoridades que las acusan de difamar a la administración, generar pánico o “manchar la imagen de la nación”.

Piras funerarias de enfermos de covid-19 en las afueras de Bengaluru, en la India.

“Mucha gente nos lleva comida al hospital o a los enfermos que están aislados en casa”, explica también desde Anantapur Aina Valldaura, cooperante de la Fundació Vicente Ferrer. El hospital de la fundación en esta zona rural del país ya está lleno del todo, atendiendo solo a pacientes de covid-19. La falta de camas no los preocupa, se pueden añadir, dice Valladaura, “el problema es el oxígeno”, que por suerte todavía no se ha agotado, “pero que tiene una demanda mucho más alta que en la primera oleada, cuando también tuvimos a muchos pacientes pero no necesitaban tanto oxígeno”. “Hemos visto a muchos pacientes jóvenes, con 32 años y sin patologías previas, que llegan con una saturación de 40 o 50 (lo normal es por encima de 95) y no se pueden ni mover”, relata. 

Pero Macip descarta que estos tipos de casos se puedan atribuir a la variante india y señala que también en la segunda oleada en el Reino Unido los más afectados eran los jóvenes porque son los que más se mueven, y ahora esto afecta a un país con un sistema de salud precario que no tiene suficientes recursos para afrontar la situación.

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