Georgia, espejo de Ucrania: "También luchamos contra los ocupantes"
Tiflis empatiza con Kiev después de años de guerra y ocupación de Rusia
Tbilisi (Georgia)Se mire donde se mire hay banderas ucranianas, en las calles de Tiflis. Algunas llevan la frase “Slava Ukraïni” –“¡Gloria a Ucrania!”, en ucraniano–. Otros mezclan las enseñas de ambos países con el lema “Todos somos Ucrania”. Incluso en las emisoras de radio puede oírse puntualmente el himno nacional. En toda la capital hay unas máquinas en la calle parecidas a cajeros automáticos que sirven para pagar servicios públicos como el transporte público o recargar el teléfono: ahora también tienen disponible un apartado para realizar donaciones a Ucrania, indicado con una gran bandera azul y amarilla.
Uno de los que ha participado en una de las muchas manifestaciones de apoyo a Ucrania es Laixa Bliadze, miembro del Sindicato de Georgia: "Tenemos la misma historia que los ucranianos. Aún ahora hemos tenido guerras con ellos y están ocupando territorios nuestros". Se refiere a los estados no reconocidos internacionalmente de Osetia del Sur y de Abjasia, que según la comunidad internacional forman parte todavía de Georgia." Mantenemos la misma lucha. También luchamos contra los ocupantes, contra Rusia". Blaidze participó concretamente en la concentración que organizaba el Sindicato de Georgia ante el Parlamento, en el que se reunieron cientos de personas que clamaban en favor de Georgia y contra Rusia, "el estado agresor". Así la define también él, que considera que Tiflis "sigue en guerra con Moscú y puede ir a peor”.
El apoyo a Kiev, claro entre la población y en la presidenta del país, Salomé Zurashvili, pero tímido desde el partido gobernante Somni Georgià, divide al país. Esta formación política es la mayoritaria en el Parlamento y también es la del primer ministro, Irakli Garibashvili. Partidos de la oposición como el Movimiento de Unidad Nacional, el Partido Laborista y Georgia Europea han criticado abiertamente al gobierno por no tomar una posición más claramente pro-ucraniana y por no haber sancionado a Rusia.
Intenciones rusas
A principios de 2022, en Europa solo había campos de refugiados con personas de origen europeo en Georgia. Se alojan civiles que huyeron en el 2008 de la última guerra contra Rusia. La ofensiva fue breve, pero contundente: se calcula que obligó a cerca de 200.000 personas a desplazarse, la mayoría de las cuales vivían dentro o cerca de Osetia del Sur. Y este miércoles se reactivó la tensión Tiflis-Moscú cuando el presidente de Osetia del Sur anunció que haría el recorrido legal necesario para pasar a formar parte de la Federación Rusa. Así se uniría a Osetia del Norte, que siempre ha estado bajo control de Moscú.
Desde Tiflis ya han advertido que "ningún referéndum en las regiones ocupadas por Rusia tendrá fuerza legal", según palabras del ministro de Asuntos Exteriores georgiano David Zalkaliani. No es el único territorio georgiano fuera del control del gobierno: Abjasia también está actualmente en una situación similar.
La diáspora disidente
Georgia es uno de los sitios que más facilidades ponía en teoría a los rusos para huir de la Rusia de Putin. Hasta 360 días sin necesidad de tener un visado, una parte importante de la población habla ruso y es un país fronterizo. Pero con el recuerdo de la guerra, de la ocupación de parte del territorio georgiano y la empatía con Kiev, a los ciudadanos georgianos ya no les gusta tanto recibir estas visitas. Ciudadanos rusos denuncian que no se les quiere alquilar pisos, por ejemplo.
Sin embargo, la diáspora rusa organiza actos de protesta contra el Kremlin como el del pasado domingo. Rusos, ucranianos, bielorrusos y georgianos se reunieron para asistir a la quema de un muñeco con la cara de Putin. Nikita, uno de los asistentes, explica que vive en Georgia porque en Rusia estaría en prisión: "Si estás contra Putin estás contra Rusia“. Espera que el gobierno de Putin caiga pronto: “Ha quemado todos los puentes, esperamos que el mundo lo pare". Es uno de los manifestantes que prendió fuego al muñeco que representaba al presidente ruso. Pero antes de encenderlo añadieron al cuerpo de plástico una Z, símbolo de apoyo a la invasión contra Ucrania. También le envolvieron una bandera rusa y un papel con las fechas de los últimos conflictos en los que la Rusia de Putin ha participado.