Boris Johnson y Jean Castex predican con el ejemplo y se ponen la vacuna de AstraZeneca

Francia recomienda solo administrarla a los mayores de 55 años y Finlandia suspende su uso

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Boris Johnson después de recibir la vacuna, este viernes

LondresPredicando con el ejemplo. El primer ministro británico, Boris Johnson, y su homólogo francés, Jean Castex, han recibido este viernes la vacuna de AstraZeneca en un intento de dar garantías a la población sobre su seguridad. Los dos jefes de gobierno se la han puesto un día después de que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), ratificara ayer que "es segura y eficaz", apaciguando las dudas generadas por los casos de trombos y coágulos. Con todo, la EMA admitió que hay que seguir investigando algunos episodios raros de complicaciones vasculares.

Castex, el primero en recibirla en un hospital militar cerca de Paris, no había avanzado sus intenciones hasta que se pronunció la EMA jueves. El gesto es una prueba de confianza en el producto de Oxford cuando más hay que continuar la campaña de vacunación, en especial en un país que ha visto cómo en las últimas 24 horas se han superado los 30.000 casos y se han tenido que volver confinar parcialmente 16 departamentos, incluida el área de Paris. Con su decisión, Castex, de 54 años, ha roto la recomendación que este mismo viernes han hecho las autoridades sanitarias de la república, que han instado a que la vacuna de AstraZeneca solo se administre a las personas mayores de 55 años.

Johnson, por su parte, sí que tenía previsto ponersela. En medio de la cascada de suspensiones de hasta 17 países de la Unión Europea, y otros de extracomunitarios, el jefe de gobierno británico defendió su seguridad y anunció el miércoles en el Parlamento que "muy pronto" se la pondría. Johnson tiene 56 años, y dada la velocidad de crucero del Reino Unido en aplicar al menos la primera dosis -ya la ha recibido casi el 50% de la población mayor de 16 años; 26 millones de personas- le tocaba antes de finales de este mes de marzo.

Así pues, poco después de las seis de la tarde ha entrado en el hospital St Thomas, del centro de Londres, donde fue tratado en la unidad de cuidados intensivos el pasado mes de abril después de contraer el covid. Al salir del recinto, el premier dijo a los periodistas que le seguían: "Literalmente, no he sentido nada. De manera que ha sido muy bueno, muy rápido y no puedo recomendarlo suficientemente. Todo el mundo que reciba la notificación, por favor que vaya a ponerse su inyección".

Que Johnson vea cómo Castex se pone la vacuna de Oxford y no la de Sanofi –un fiasco francés– es un triunfo simbólico y político para Londres. Además, tendría que servir para reforzar la confianza en un producto made in Britain que ha sufrido en las últimas semanas titulares muy negativos, en especial en el ámbito comunitario. No solo por los problemas vasculares detectados sino también por los de suministro, sobre todo en la UE, a pesar de que desde ayer se sabe que el Reino Unido también sufrirá falta de abastecimiento durante las cuatro semanas de abril.

Este viernes por la noche, el primer ministro italiano, Mario Draghi, de 73 años, ha dicho que tiene intención de ponerse también la vacuna de AstraZeneca, aunque todavía no ha pedido hora para recibir la inyección.

Recelo en el Reino Unido

Las autoridades británicas temían que a raíz de las informaciones provenientes de Europa, que empezaron a estallar el 7 de marzo, la población de las islas empezara a mostrarse reticente a dejarse pinchar con AstraZeneca. Hasta ahora, de los 26 millones de personas que han empezado el proceso de inmunización contra el covid, unos 12 millones lo han hecho con la vacuna de Oxford, mientras que el resto han recibido la de Pfizer/BioNTech. Moderna, la tercera ya autorizada en el Reino Unido, todavía no se ha podido desplegar.

Los últimos titulares han afectado a Francisca Dagama, de 50 años, una ciudadana neozelandesa que ha recibido este viernes por la mañana la vacuna de AstraZeneca en un centro comunitario, abierto hoy mismo, y anexo a la iglesia de St. Edwards, en el distrito de Mottingham, en el suroeste del Gran Londres. En una conversación virtual a través de WhatsApp con este corresponsal, Dagama aseguraba después de recibir la vacuna: "He estado muy nerviosa, cosa que me ha sorprendido. Pero, claro, me han afectado todas las noticias tan negativas de los últimos días. Ahora a esperar, a ver cómo va". "Saber que [Boris] Johnson se la ponía hoy me ha dado confianza y ánimo", decía también.

Los países que hoy mismo han retomado la vacunación con AstraZeneca son Alemania, Francia, Italia, Chipre, Lituania, Letonia, Bulgaria, mientras que los Países Bajos, Portugal y España lo harán la próxima semana. Canadá también ha anunciado que retomaría la campaña con AstraZeneca.

Con todo, a pesar del dictamen favorable de la EMA –y en medio de una creciente preocupación por una posible tercera oleada en Europa, con nuevos confinamientos en Polonia, donde ha habido un 38% más de nuevos casos esta semana que la anterior, Italia y Francia, en concreto en la región de París y quince distritos más– Noruega, Suecia y Dinamarca han asegurado que no utilizarán la vacuna de AstraZeneca hasta que no concluyan sus propias evaluaciones científicas independientes.

Por su parte, las autoridades sanitarias finlandesas han anunciado también este viernes que suspendían su administración, mientras se investigan dos posibles casos de coágulos de sangre. El regulador del país nórdico calcula que tardará al menos una semana en llegar a una conclusión sobre el origen de estos episodios de trombos.

La gran paradoja de la situación es que mientras Londres o París, así como otros gobiernos europeos, se apresuran en asegurar que AstraZeneca es segura, lo que también es definitivo, porque así lo anunció la semana pasada la farmacéutica, es que entre abril y junio la Comisión Europea recibirá cien millones de dosis menos de las que se había comprometido a entregar.

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