La oposición rusa llama a manifestarse contra el fraude electoral

Las elecciones legislativas certifican la victoria de Rusia Unida y Putin consolida su poder

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Imagen de la manifestación, este lunes, a las calles de Moscú contra el supuesto fraude electoral.

MoscúTemperaturas de 6 grados y lluvia moderada pero continua han incomodado este lunes a los pocos centenares de manifestantes que se han acercado a la plaza Pushkinskaia, en Moscú. Los había convocado el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) para protestar por un supuesto fraude electoral en las elecciones parlamentarias rusas de este fin de semana. Es un hecho inédito: el Partido Comunista es el primer partido de la llamada “oposición sistémica”, y esto supone que es un grupo leal al Kremlin y, por lo tanto, considerado "sin peligro" por el gobierno de Vladímir Putin. Pero incluso ellos han dicho basta. "Hemos tomado la decisión de salir a la calle", ha asegurado Valeri Rashkin, primer secretario del PCFR en Moscú, en un discurso que ha mutado en mitin contra el fraude electoral, la votación a distancia y, sobre todo, el gobierno de Putin. En medio de los gritos de indignación de los asistentes, el primer secretario ha dicho que no reconocerán los resultados electorales abiertamente y ha invitado a sus seguidores a volver a salir a la calle el el próximo sábado, en el mismo lugar.

Con el 99,69% de los votos escrutados, ya se puede decir que Rusia Unida –el partido al que Vladímir Putin apoya de manera abierta, a pesar de no ser miembro oficial– ha ganado las elecciones a la Duma. No es ninguna sorpresa: este resultado ya se esperaba semanas antes de que abrieran los colegios electorales. De hecho, el oficialismo ruso ya empezó a celebrar la victoria el domingo por la noche, cuando se había escrutado un 20% de los votos. Nada es casual. El presidente ruso, que considera clave la victoria y el control de la Duma para su futura reelección, se había preparado el terreno en los últimos meses: había descabezado a la oposición y había aprobado medidas populares para ganarse al electorado. También incentivó el voto con sorteos de apartamentos o coches. Para el 0,31% restante de los votos, aproximadamente cerca de 170.000 papeletas en un país con 160 millones de habitantes, se tendrá que esperar, parece, hasta el viernes para que se hagan públicos. La pandemia también ha retrasado los plazos y provocó que los comicios se alargaran durante tres jornadas, de viernes a domingo.

La represión previa a los comicios, con la imagen de un Navalny encarcelado y fuera de combate –que afecta a muchos rusos, sobre todo a los más jóvenes–, se suma a las denuncias de múltiples irregularidades que se produjeron durante los días que se pusieron las urnas. Varios grupos opositores, también el Partido Comunista, han denunciado episodios, acompañados de vídeos en las redes sociales, que corroborarían sus denuncias. En uno, por ejemplo, se veía cómo se desalojaba a los observadores para “desinfectar” el edificio debido a la pandemia, pero los opositores aseguraban que, en realidad, se hizo para que una integrante de la Comisión Electoral lo aprovechara para poner votos, a escondidas, en las urnas.

"Oligarquía corrupta"

En la manifestación de este lunes se han hecho constantes referencias a estos casos. Denis Panfienov, también del grupo comunista y diputado de la Duma, no ha dudado en tildar a las élites del país de “oligarquía corrupta”. En su discurso también ha criticado sin tapujos el sistema de elección a distancia, que ha tildado de "sistema ideado por dos programadores y tres agentes de las fuerzas especiales". Y la multitud congregada ha respondido con cánticos: “Rusia sin Putin, Rusia sin Putin”.

A pesar de ser de otra formación política, también se ha dirigido a los presentes Marina Litvinovich, candidata de la formación opositora Iábloko. Durante su discurso ha exigido que “desaparezca el sistema de voto durante varios días”. Litvinovich ha querido recordar a todos los presos políticos pero, en especial, a uno: Aleksei Navalny. De hecho, una vez acabado su discurso, ha animado a los manifestantes a corear su nombre. Mientras tanto, Rashkin, líder de los comunistas, ha aprovechado la manifestación para pedir que la oposición que todavía queda en pie se una. Así podría ser si los dos grupos consiguen encontrar puntos de acuerdo entre ellos. De momento, sin embargo, parece que ya tienen uno, el principal: el rechazo al gobierno de Vladímir Putin.

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