Destrucción, emboscadas y espías: así avanza la incursión de Israel en Líbano
Dos semanas después, la operación del ejército israelí comienza a dejar estampas que recuerdan su paso por Gaza
El CairoDos semanas después de iniciar la invasión del sur de Líbano, la operación del ejército israelí comienza a dejar estampas que recuerdan su paso por Gaza el último año. Grandes extensiones urbanas arrasadas, demoliciones de infraestructura civil, ataques contra posiciones de la ONU, una incesante campaña de bombardeos, soldados izando bandera en tierra ocupada y una maniobra limitada que se expande con el paso de los días sin una estrategia ni un final claros a la vista.
El inicio de la invasión fue precedida de una marcada intensificación de las acciones de Israel en Líbano, donde en septiembre llevó a cabo más de 1.700 ataques que afectaron a más de un tercio de la población, según la organización de recopilación y análisis de datos de conflictos ACLED. En paralelo, el ejército israelí empezó a prepararse para una ofensiva terrestre, decretó dos zonas militares en la frontera, y el 30 de septiembre anunciaron el lanzamiento de la operación.
Israel y Hezbollah llevaban casi un año enfrascados en un desigual intercambio de golpes que había desplazado a decenas de miles de civiles a ambos lados de la frontera. Los choques habían empezado un día después del ataque de Hamás a Israel en octubre del 2023. Hezbollah atacó posiciones del ejército israelí en territorio libanés ocupado, y Tel Aviv devolvió el fuego. Hasta septiembre, Israel era responsable del 82 por ciento de los ataques registrados entre las partes, según ACLED.
La invasión del sur de Líbano estuvo inicialmente rodeada de confusión porque Israel no especificó por dónde había entrado y Hezbollah negó que lo hubieran hecho. En este sentido, en un primer momento, la operación fue aparentemente una continuación de las breves y limitadas incursiones en territorio libanés –hasta hace dos semanas desconocidas– que el ejército israelí afirma que ha estado efectuando a lo largo del último año por destruir infraestructura de Hezbollah.
Desde entonces, Israel ha ido ampliando progresivamente la invasión, que sigue concentrada cerca de la frontera. El 2 de octubre se confirmó que el ejército israelí había entrado en el sur del Líbano siguiendo dos ejes: el oriental en dirección a la localidad de Odaisseh y sus alrededores, y el occidental, a menos de 20 kilómetros, hacia la localidad de Maroun al-Ras y pueblos del entorno. Dos divisiones del ejército, desplegadas antes en Gaza, participaron en la acción, una por cada eje.
Los mayores niveles de destrucción causados por la invasión del ejército israelí que han trascendido hasta ahora, y que se suman a los de los bombardeos del último año se han producido en Maroun al-Ras y en la vecina Yaroun, donde imágenes de satélite y vídeos muestran zonas civiles arrasadas y demoliciones de infraestructuras civiles, en una nueva aparente vulneración del derecho internacional humanitario. Soldados israelíes también han sido grabados izando una bandera de Israel en Maroun al Ras.
Esta semana Israel ha movilizado dos nuevas divisiones y ha abierto dos nuevos ejes al sur del Líbano, uno de ellos entre los dos donde ya estaba operando antes y el cuarto junto al Mediterráneo. Las incursiones se han realizado después de crear zonas militares en el lado israelí de la frontera, desde donde se lanzan las acciones. Actualmente, casi toda la frontera es zona militar y se calcula que Israel cuenta con más de 15.000 soldados desplegados, que controlan algunos puntos de territorio libanés. En Líbano también crece una psicosis: que los espías del Mossad esté infiltrados en lugares que antes se consideraban inaccesibles, tal y como mostró el ataque masivo de los buscapersonas o la localización -y posterior asesinato- del líder histórico de la milicia, Hasan Nasrallah.
Emboscadas de Hezbollah
Las fuerzas de Hezbollah, por su parte, parecen estar evitando hasta ahora combatir frontalmente con un ejército israelí con capacidades muy superiores y, en cambio, están apostando por pararle emboscadas, atacar a las tropas ocupantes y algunas posiciones de la retaguardia con cohetes y artillería, y dificultar su avance con artefactos explosivos. El ejército israelí ha reconocido que el grupo libanés está mejor organizado y dispone de más capacidades que Hamás en Gaza.
Israel también ha atacado en varias ocasiones en los últimos días posiciones de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU en el sur del Líbano, incluido su cuartel general en la localidad de Naqoura, cerca del Mediterráneo. El jueves, dos miembros de los cascos azules resultaron heridos a raíz del ataque de un tanque israelí contra una torre de observación de la misión. El viernes se repitió un episodio similar. El ejército de Israel también ha dañado o destruido vehículos, sistemas de comunicación y cámaras de la fuerza de la ONU.
Las fuerzas terrestres israelíes están coordinando la invasión del sur del Líbano con unidades de artillería y de las fuerzas aéreas del ejército, centradas en atacar cientos de objetivos –tanto militares como civiles– y en lanzar rondas de fuego de i iluminación para ofrecer luz y facilitar sus acciones durante la noche. La aviación israelí también está realizando decenas de bombardeos diarios adicionales sobre todo contra el sur de Beirut y el valle de la Bekaa en el este del país.
Órdenes de evacuación previas a las bombas
Paralelamente, Israel ha emitido órdenes de desalojo a los residentes de decenas de localidades del sur de Líbano y Beirut, que en su conjunto afectan a una cuarta parte del país ya cientos de miles de personas. Amnistía Internacional ha alertado de que los avisos no eximen a Israel de cumplir con las obligaciones del derecho internacional, y ha avisado de que son inadecuados, excesivos ya veces engañosos, lo que hace temer que el objetivo sea un desplazamiento masivo.
Hasta ahora, la ofensiva de Israel en Líbano ha provocado al menos más de 1.400 muertes, incluidos civiles y combatientes, la mayoría en ataques aéreos. También ha dejado a miles de heridos y mutilados y extensos daños materiales. Por otra parte, al menos 12 soldados israelíes murieron desde el inicio de la invasión, y dos civiles perdieron la vida en un ataque de Hezbollah al norte de Israel, de donde más de 60.000 personas permanecen desplazadas de localidades cercanas en la frontera desde hace un año.