Palestinos rompiendo el ayuno entre los escombros en la ciudad de Beit Lahia en la Franja de Gaza.
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No es ninguna sorpresa que Israel haya hecho saltar por los aires el frágil alto el fuego en Gaza. Hace semanas que responsables israelíes están diciendo abiertamente que "cosas" que antes parecían "imposibles" se han convertido en "legítimas", en alusión a la posible expulsión de los 2,3 millones de palestinos, o una parte de ellos, de Gaza, destrozada por los bombardeos desde el 7 de octubre de 2023. Los medios hebreos indican que Estados Unidos e Israel están un paso por delante y han establecido contacto con tres países de África oriental para que acojan a los refugiados que serán expulsados. Estos tres países son de momento Sudán, Somalia y Somalilandia, pero la lista es provisional y podría ampliarse en el futuro.

En febrero el presidente Donald Trump anunció en la Casa Blanca la idea de crear una Riviera en la Franja de Gaza sin palestinos, idea que en Benjamin Netanyahu le pareció brillante. Desde entonces Israel se ha puesto a trabajar y el ministro de Hacienda Bezalel Smotrich ha dicho que el presupuesto necesario para aplicar la visión de Trump "no será obstáculo alguno".

Como ocurrió en 1948, cuando se estableció el estado judío, Israel empuja a los palestinos a marcharse. Hace semanas que no deja entrar los materiales necesarios para la reconstrucción y impide que los palestinos tengan electricidad o agua potable. Las autoridades israelíes creen que un buen porcentaje de palestinos entenderá el mensaje y decidirá marcharse, aunque sea en Somalilandia.

Knesset ha celebrado este mes su primera reunión para facilitar esta iniciativa bajo la dirección de un lobi llamado Tierra de Israel que opera en el Parlamento. Un diputado dijo que "Israel no puede permanecer a la defensiva" y que es necesario reconstruir Gaza, pero no para los palestinos sino para los israelíes que quieran regresar a la Franja.

El siguiente paso, Cisjordania

De hecho, desde hace tiempo hay un número no pequeño de organizaciones judías que se están preparando para volver a las colonias que abandonaron en el 2005, cuando el primer ministro Ariel Sharon sacó a los colonos de la Franja. La prioridad está en Gaza, pero no es un caso único, porque los grupos de presión que operan en Knesset también están pensando en Cisjordania.

Las actividades de los colonos judíos de Cisjordania son continuas. Hacen la vida imposible a los palestinos incendiando sus casas o vehículos, arrancando sus árboles, limitando sus movimientos, en preparación de una posible expulsión "voluntaria" para más adelante. Ahora, con Trump, cosas que antes parecían imposibles ya no parecen.

El líder del partido nacionalista y religioso Poder Judío, Itamar Ben-Gvir, ha dicho que es necesario que Israel aplique el plan de Trump para forzar la emigración voluntaria ahora que es una iniciativa posible. Y otros políticos señalan que no hay diferencia alguna entre la Franja de Gaza y Cisjordania, por lo que el plan debe incluir también Cisjordania.

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