"Lo que está pasando en Mariupol es un crimen de guerra masivo", alerta Bruselas
Ucrania no cede al ultimátum ruso y no entrega Mariupol
Barcelona"Lo que está pasando en Mariupol es un crimen de guerra masivo". Con esta contundencia y sin dudar se ha expresado el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, este lunes antes de reunirse con los ministros del ramo de los veintisiete países de la Unión y después del ultimátum de Rusia a la ciudad ucraniana de Mariupol. "Están destruyéndolo y bombardeándolo todo y matando a todo el mundo de manera indiscriminada. Esto es una cosa horrible que tenemos que condenar en los términos más firmes. Es un crimen de guerra, un crimen de guerra masivo", ha sentenciado. El asedio a Mariupol ha sido inevitablemente uno de los temas de la reunión de los responsables de Exteriores de la UE, que ven cómo la guerra se alarga y empeora y, por lo tanto, tienen que decidir si la Unión tiene que ir más allá o no con las medidas de castigo contra Putin.
Tampoco ha dudado el gobierno ucraniano, que no ha cedido a las presiones rusas para entregar Mariupol a las tropas invasoras. Moscú envió el domingo por la noche un ultimátum a los defensores de esta ciudad asediada del sudeste del país instándolos a dejar las armas a cambio de poder salir con vida. El general ruso Mijaíl Mizintsev, director del centro de gestión de la defensa nacional ruso, advirtió que los funcionarios locales se enfrentarían a un "tribunal militar" si no aceptaban los términos de la rendición. Pero las amenazas no han hecho efecto. "No se puede hablar de ninguna rendición, de ninguna deposición de armas" en Mariupol, ha dicho la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, a primera hora de este lunes. "Ya hemos informado a la parte rusa", ha asegurado.
El control de esta ciudad portuaria al lado del Mar de Azov permitiría a las fuerzas rusas unir el territorio anexionado en 2014 de Crimea y Sebastopol con las partes bajo control ruso de las provincias de Donetsk y Lugansk. Antes de que empezara la invasión, hace hoy 26 días, vivían unas 440.000 personas en la ciudad; ahora se calcula que quedan unas 300.000. El asedio sangriento que sufre desde hace tres semanas se compara con el que vivieron en la ciudad siria de Alepo y la chechena de Grozni. Hoy, el cónsul general griego en la ciudad, Manolis Androulakis, también ha hecho una analogía con ciudades iconos de la historia destruidas por los nazis, como Guernika, Leningrado y Coventry.
Un día más, la ciudad continúa sin ningún corredor humanitario. Vereshchuk ha explicado que se ha llegado a un acuerdo para hacer ocho corredores para evacuar civiles de poblaciones bombardeadas, pero Mariupol queda fuera. Las últimas cifras aportadas por el Ayuntamiento de Mariupol hablan de al menos 2.500 muertes, a pesar de que son de hace una semana. Y los últimos días los bombardeos no han hecho más que intensificarse, lo cual martiriza cada vez más a la población que no ha podido salir de esta ciudad, donde ya no queda agua potable ni electricidad y donde los alimentos y los medicamentos escasean.
Ataque a Odesa
Este lunes, un barco ruso cargado de equipación militar ha atracado en el puerto de Berdiansk, ciudad controlada por las fuerzas rusas, situada a unos 90 kilómetros de Mariupol. Además, los servicios de inteligencia de los Estados Unidos han afirmado que han detectado un aumento de la actividad naval rusa en el mar Negro, desde donde han atacado a Odesa. Barcos de guerra rusos dispararon contra una zona residencial de la ciudad, sin causar víctimas, según dijeron fuentes militares ucranianas locales. Dos obuses han impactado contra dos edificios de viviendas hacia las seis de la madrugada, y un tercero ha impactado contra tierra. Los vecinos se han salvado porque media hora antes habían sonado las alarmas antiaéreas.
La ciudad no había sufrido ningún ataque ruso desde el primer día de la invasión, cuando fueron destruidos dos edificios residenciales. La ciudad, principal puerto del mar Negro, que tiene una importancia estratégica para la economía ucraniana, vive desde hace semanas bajo la amenaza de la invasión rusa. Las tropas del Kremlin han avanzado hasta la localidad de Mikolaiv, a solo 130 kilómetros de Odessa, que continúa resistiendo la invasión.
El alcalde de Odesa, Gennadi Trujanov , ha visitado el lugar del ataque de esta mañana y ha denunciado que no hay ninguna instalación militar en la zona: “Son edificios residenciales en los que vive gente pacífica. Que lo sepan los rusos, a quienes su gobierno dice que no atacan civiles. Nosotros no abandonaremos Odesa y estamos dispuestos a luchar por defender nuestra ciudad”.
Este espíritu de resistencia se mantiene entre los vecinos que se han quedado en la ciudad, según transmite al ARA Anatoli Goncharuk, traductor del ucraniano al castellano. "Tenemos la seguridad de que ganaremos esta guerra. Quieren ocupar la parte sur de Ucrania, pero no lo conseguirán nunca", dice con total convicción, y repite que es "imposible" que las tropas rusas lleguen a Odesa, porque no pueden pasar de Mikolaiv. "En 25 días no han avanzado ni un centímetro más que lo que consiguieron el primer día de la invasión. Están en Jersón igual que el 24 de febrero", añade. Goncharuk asegura que no está preocupado por el ataque de este lunes a su ciudad: "Estos ataques nos dan igual; tenemos muchas cosas por hacer, tenemos que hacer todo lo que podamos para ayudar a la gente que lo necesita, para ayudar a nuestro ejército". Explica que intenta conseguir a través de sus contactos en Europa material para los soldados, como kits de primeros auxilios, chalecos antibalas, dispositivos de visión nocturna y cámaras térmicas.
Misiles en Kiev
A pesar del ensañamiento en el frente sur, Kiev sigue siendo "el principal objetivo militar" de Rusia, según la inteligencia militar británica, que sigue hablando de "estancamiento". Pero, a pesar de que las tropas rusas siguen alejadas del centro de la ciudad, los ataques desde el cielo no paran. Esta madrugada, un bombardeo que ha impactado contra un centro comercial en Podilski, en el noroeste de la capital, ha provocado al menos ocho muertes y ha dejado un cráter de varios metros de anchura.
En su canal de Telegram, el alcalde de Kiev, Vitali Klitchkó, ha anunciado un nuevo toque de queda para la capital a partir de este lunes por la tarde. La medida, el segundo toque de queda en menos de una semana, empezará a las 20 horas y se alargará hasta las 7 del miércoles. Es decir, los vecinos de la capital ucraniana y su área metropolitana no podrán salir de casa durante 35 horas, salvo que tengan pases especiales. Las tiendas, farmacias, gasolineras y otros establecimientos estarán cerrados durante este martes, y el alcalde ha instado a los ciudadanos a extremar las precauciones.
Mientras, en Jersón, las manifestaciones en contra de la ocupación rusa no se paran. Tampoco las medidas represivas del ejército invasor. Este lunes, las fuerzas armadas de Ucrania han denunciado que las tropas rusas han usado granadas paralizantes y disparos para dispersar una concentración de manifestantes pro ucranianos en esta ciudad del sur del país, la primera y única gran ciudad en manos de las tropas rusas. En un vídeo se puede ver cómo las tropas rusas abren fuego y echan granadas de humo contra los manifestantes concentrados en la plaza central de la ciudad. Toda la provincia está bajo control ruso. Pero como recordó este domingo en uno de sus vídeos el presidente Volodímir Zelenski, a pesar de la ocupación "los ucranianos no han recibido con flores" a los rusos. La manifestación de hoy en Jersón, o las que tienen lugar en ciudades ocupadas, es la prueba de ello.