Se acumulan los cadáveres en las calles de Mariúpol

Rodeada por tropas rusas, la ciudad es escenario de las imágenes más escalofriantes de la invasión

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Devastación a Mariópol, después de una nueva jornada de bombardeos

BarcelonaUna embarazada con la cara manchada de sangre que sale de un hospital en escombros; unos padres desesperados que llevan corriendo al hospital a un bebé de dieciocho meses, que murió poco después; y, ahora, vecinos cargando cadáveres para dejarlos en fosas comunes. Algunas de las imágenes más escalofriantes de esta guerra salen de Mariúpol, una ciudad de la costa del Mar de Azov que ya hace dos semanas que está rodeada por las tropas rusas y sometida a un asedio brutal. Centenares de miles de personas continúan atrapadas, muchas de las cuales en refugios antiaéreos sin agua, comida ni medicinas, con cortes de luz y de calefacción, con temperaturas alrededor del 0 ºC y sin conexión con el mundo exterior, mientras las bombas continúan cayendo.

Y estos son los que han tenido suerte de no perder la vida, porque al menos 2.500 civiles han muerto en Mariúpol desde el inicio de la invasión, según las autoridades ucranianas. Desde hace pocos días aparecen en las redes fotografías de vecinos trasladando cadáveres para amontonarlos en fosas cavadas en la tierra. "Están enterrando a la gente en fosas comunes. La gente cava tumbas y entierra a los vecinos enseguida que pueden. Hay mucha gente muerta en las calles", explicaba a Meduza Artem Popov, un periodista ucraniano que había conseguido huir de Mariúpol.

Un trabajador de Médicos Sin Fronteras (MSF), Olexander, que todavía está en la ciudad, lo corrobora: "Hay muchas personas muertas y heridas y que han quedado tiradas en el suelo. Los vecinos simplemente cavan un agujero y dejan a los cadáveres", explicaba el sábado en un audio difundido por MSF, que no permite hacerle entrevistas porque necesita limitar los pocos contactos que consigue mantener con su personal sobre el terreno a cuestiones operativas y de seguridad.

Varias mujeres embarazadas y personal médico saliendo heridos del hospital materno-infantil de Mariúpol bombardeado por el ejército ruso.

El número 2 del Ayuntamiento de Mariúpol, Serhi Orlov, argumentaba también en una entrevista a la BBC que "no se pueden enterrar a las víctimas en tumbas privadas porque quedan fuera de la ciudad, dentro del perímetro controlado por las tropas rusas". Y los muertos civiles no paran de aumentar, entre ellos las víctimas del bombardeo al hospital materno-infantil de Mariúpol, que el 9 de marzo conmocionó el mundo. Moscú ha admitido haber perpetrado el bombardeo, pero asegura que las imágenes de mujeres embarazadas saliendo del recinto eran un montaje porque adentro no había madre ni enfermeras, sino solo "nazis del batallón Azov", una milicia de ultraderecha que combate en favor de Ucrania contra Rusia. Los medios estatales rusos se hacían eco, pero varios medios independientes, dentro y fuera de Rusia, han desmentido esta versión y han confirmado que, tal como se veía a las imágenes, en el hospital había embarazadas y niños.

"Liberarla de los nazis"

Este lunes circulaba por redes un vídeo de los soldados chechenos, la unidad de élite encabezada por el implacable general Ramzan Kadírov, en el que advertían que se dirigían hacia Mariúpol "para liberarla de los nazis". Pero, a pesar de la propaganda rusa y el bloqueo informativo impuesto en la ciudad, una cantidad abrumadora de imágenes y de testigos confirman que el fuego ruso se ha ensañado con los civiles desde el inicio del asedio. En un vídeo publicado este mismo lunes se veía la ciudad desde el aire: edificios de pisos destruidos o en llamas, humo negro por todas partes y muchos escombros.

"Gente de todas las edades, incluido nuestro personal, se refugia en sótanos sin calefacción, y arriesga la vida para hacer salidas cortas a buscar comida y agua. Los cadáveres, de civiles y de combatientes, quedan atrapados bajo el escombro o echados al aire libre. No se pueden tratar lesiones graves ni enfermedades crónicas. El sufrimiento humano es sencillamente inmenso", alertaba en un comunicado el Comité Internacional de la Cruz Roja, que hacía un llamamiento el domingo a "las dos partes" por "alcanzar un acuerdo" por "garantizar la seguridad y el acceso a comida, agua y albergue" a la población de Mariúpol.

Una vista aérea muestra un vehículo militar incendiado junto a un edificio, mientras continúa la invasión rusa de Ucrania, en Mariúpol

El relato de Olexander, el trabajador de MSF en la ciudad, también era dantesco: "Hemos visto a personas que han muerto por falta de medicamentos". Y subrayaba que en muchos lugares de la ciudad "no hay agua potable ni ningún medicamento desde hace más de una semana, quizás incluso desde hace diez días". Según él, mucha gente ha empezado a excavar para buscar aguas subterráneas y beber de esta después de hervirla, porque no hay otras fuentes de agua potable. "Tienen que usar madera para hacer fuego y cocinar los escasos alimentos que tienen", añadía, y alertaba que en las instalaciones sanitarias, como en toda la ciudad, no hay higiene porque no solo falta el agua potable, sino también cualquier tipo de suministro de agua. "Hay un gran vacío informativo: la gente no sabe qué pasa en toda Ucrania, ni siquiera qué pasa en un distrito vecino de la misma Mariúpol. La gente ha perdido la conexión con los familiares y no sabe si están vivos o muertos, y esto ya dura más de una semana", añadía.

El 5 de marzo, las autoridades ucranianas y rusas acordaron un alto el fuego temporal para abrir un corredor humanitario en la zona, pero hasta ahora no se había cumplido el pacto ningún día. El corredor tenía que permitir evacuar hasta 200.000 personas de Mariúpol (con 446.000 habitantes) hasta Zaporiyia, una localidad en el interior todavía en manos ucranianas. Pero los ataques de las tropas rusas sobre la ruta de evacuación, la misma que se tenía que usar –en sentido contrario– para llevar alimentos, medicinas y agua, no se habían parado ningún día y hacían imposible transitarla.

Sin embargo, este lunes parecía que por fin se había podido abrir el corredor. Según el Ayuntamiento, al menos cincuenta vehículos privados habían conseguido salir de la ciudad y habían llegado a Berdiansk, una ciudad costera ocupada por las tropas rusas, antes de continuar hacia Zaporiyia.

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