¿Cuál es la estrategia oculta de Putin en las conversaciones con Estados Unidos?

El Kremlin seduce a Trump y predica la paz mientras intensifica los ataques en Ucrania

Una pancarta en Praga con el lema: "Trump es el siervo de Putin"
18/04/2025
3 min

MoscúAhora que ya hace dos meses del inicio de las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos, nada indica que un acuerdo de paz en Ucrania esté más cerca que el 18 de febrero, el día en que las delegaciones de ambos países se encontraron por primera vez en Arabia Saudí después de tres años de invierno diplomático. Pese al optimismo y prisa de Donald Trump, Vladimir Putin está poniendo todo tipo de obstáculos a un alto el fuego mientras se compromete a negociarlo; exige concesiones sin estar dispuesto a hacerlas, y afirma que quiere la paz a la vez que bombardea calles llenas de gente¿Qué lógica hay detrás de esta estrategia? ¿Cuál es la hoja de ruta no declarada del presidente ruso?

la otra, de la readmisión de Rusia en la mesa de las potencias mundiales. "Putin ya ha ganado", asegura el escritor Viktor Xenderóvich. de un doble prisma: el económico y el diplomático. director del fondo soberano ruso, Kirill Dmitriev, encarna el rostro amable, la cata de las oportunidades de negocio que podrían concretarse si Rusia y Estados Unidos fueran a la par. Por el contrario, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, lidera el sector inflexible, la vieja astucia soviética, desconfiada y capaz de los equilibrios dialécticos más inverosímiles para obtener sus objetivos.

Los "intereses vitales" rusos

Aquí es donde se complica la artimaña del Kremlin, porque la disposición a redescubrir la afinidad con Estados Unidos choca con el desinterés por acabar la guerra. Por eso medios independientes rusos informan que ya en la primera reunión con Estados Unidos hubo un enganche entre Dmitriev y Lavrov. "Putin no tiene ninguna motivación para resolver el conflicto", explica el politólogo Vladimir Pastujov. "No ganaría nada porque tiene una mayor capacidad para sostener una guerra de desgaste que Ucrania", argumenta.

Según el analista, el punto en el que se encuentran "atascos" rusos y estadounidenses es el orden de los factores. Trump quiere un alto el fuego y después ya hablaremos de la paz y levantar sanciones, mientras que Putin no quiere ni oír hablar de un alto el fuego si antes no se asegura una paz a medida. El decano de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad MGIMO, la gran escuela de diplomacia rusa, Andrei Suchéntsov, escribe: "A Rusia no le interesa una suspensión de las hostilidades, sino un acuerdo profundo que no se viole en unos años." Esto, advierte, sólo será posible si se tienen en cuenta los "intereses vitales" rusos.

Los "intereses vitales" de Rusia son los expresados ​​por Putin el pasado junio y que, contado y debatido, implican la capitulación de Kiiv. El profesor Yuri Felxtinsky apunta al ARA que el Kremlin tiene sólo una meta: "Forzar de una forma u otra a Ucrania a rendirse". Para este propósito opina que está "utilizando" Trump para que obligue a Zelenski a capitular "camuflándolo" en un acuerdo de paz.

Hipocresía, pero también estrategia

Así, cuando se le propone un alto el fuego total de 30 días, lo acepta para, a continuación, rechazarlo sin admitirlo; energéticas; cuando se le propone un alto el fuego en el Mar Negro, lo asume, pero con la condición implausible de que se le levanten determinadas sanciones.

La investigadora Inna Bondarenko, formada en MGIMO, describe esta actitud como típica del "antinomismo ruso". The Moscow Times explica que esta doctrina consiste en "citar el derecho internacional violando su espíritu, defender las normas mientras las desmontas y hablar de paz mientras justificas y haces la guerra".

Desde la óptica de Putin, no es incoherente abrirse a discutir el fin de un conflicto y, a su vez, provocar masacres de civiles. El redactor jefe de Nóvaia Gazeta Europa, Kirill Martinov, escribe: "Para acostumbrar a Trump al tablero geopolítico, hay que matar tan a menudo y de forma lo más visible posible. Putin puede hablar de paz y cometer asesinatos masivos a la vez". Bondarenko cree que "no es sólo hipocresía, sino estrategia". Según ella, es una forma de hacer habitual de la diplomacia rusa: "Encanta Occidente con el comercio mientras amenazas a los vecinos; pronuncia la democracia, practica la coacción".

El gran miedo de los analistas de la órbita del Kremlin no es que no se consiga poner fin a la guerra, sino que se estronque la posibilidad de salir del aislamiento internacional. Suchéntsov pide paciencia y recuerda que este tipo de negociaciones "nunca se han resuelto en semanas" y que hace falta "un tiempo considerable" para limar las diferencias. Otros como el columnista del Moskovski Komsomolets Mikhail Rostovski son más pesimistas. "Debemos estar mentalmente preparados para que no se llegue a un acuerdo", escribe. Y alerta sobre las tensiones que pueden producirse: "Las negociaciones diplomáticas son también una forma de guerra. Y, como dice el proverbio inglés, todo es justo en el amor y la guerra".

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