Putin pone a prueba la paciencia de Trump en Ucrania

El Kremlin niega que haya rechazado el plan de paz estadounidense para Kiiv tras retar a Europa

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante su reunión con los enviados de Donald Trump.
03/12/2025
3 min

MoscúPara Kremlin, cada detalle es fundamental en las negociaciones de paz, incluso la ropa. En julio, el jefe de la delegación rusa en las conversaciones con Ucrania, Vladimir Medinski, llegó a Estambul con un polo de la marca Team Putin, para dejar claro que encarnaba la voz del presidente ruso, en un momento en que Volodímir Zelenski le atacaba por no atreverse a reunirse con él. En agosto, en Alaska, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, se presentó en la cumbre con Estados Unidos vistiendo un jersey con las siglas URSS, restregándoles que el enemigo histórico volvía a poner los pies en suelo americano y, además, sobre una alfombra roja. Y este martes, el asesor ruso Kírill Dmítriev paseó por el centro de Moscú acompañado de los emisarios de la Casa Blanca con una chaqueta en la que podía leerse la frase de Putin "Rusia no es un país que tema nada", mientras, a pocos kilómetros, el líder del Kremlin amenazaba con estar preparado para ir a la guerra contra Europa.

Pero Rusia sí teme algo: perder la ventana de oportunidad que se le abrió con el regreso de Donald Trump a la presidencia. Por eso el gobierno ruso se esfuerza en hacerle la tuerca públicamente y le agradece los afanes de mediación, por lo que no quiere que nadie se lleve la impresión de que Putin rechazó el plan de paz estadounidense durante la reunión con Steve Witkoff y Jared Kushner en Moscú. Sería "incorrecto" hablar de rechazo, según el portavoz, Dmitri Peskov, pese a que los dos enviados regresaron a Washington con las manos vacías. Por el contrario, Rusia valora que Estados Unidos tenga en cuenta sus "propuestas clave", les insta a encontrarse cuantas veces sea necesario y pide poder trabajar con discreción, sin filtraciones.

Legalizar las ganancias territoriales que ha obtenido en Ucrania por la fuerza era un escenario impensable para Moscú hace unos meses y ahora percibe esta posibilidad como real. Pero el líder ruso no quiere medias tintas, sino un reconocimiento internacional con todas las de la ley, y en estos momentos todavía considera "inaceptable" la oferta de Estados Unidos, que no ha trascendido. Tampoco se quiere arriesgar a que la siguiente administración abra las puertas de Ucrania a la OTAN, que soldados extranjeros acaben instalados en la frontera europea de Rusia y que, a su juicio, amenacen la seguridad futura del país.

El presidente ruso, Vladimir Putin, junto a los enviados de Donald Trump.

Putin se muestra inflexible en estos puntos porque los considera existenciales, pero también porque asume que el resto de sus demandas maximalistas, como la imposición de un gobierno afín a Ucrania, son ya imposibles. Si se resuelven satisfactoriamente las cuestiones territoriales y garantías de seguridad, es factible que pueda ceder en aspectos que hasta ahora ha considerado innegociables.

Según el analista Tatiana Stanóvaia, de la reunión con Witkoff y Kushner no podía salir ningún acuerdo, porque no era una negociación. Putin los trató como meros emisarios de Trump y les comunicó las líneas rojas de Rusia para que ellos las hicieran llegar al presidente. "El cálculo de Moscú es simple: ahora Washington debe presionar a Zelenski para que acepte estos términos como la única opción viable hacia la paz", concluye. Si no lo logra, confía en que deje de armar a Ucrania y le allane el camino al campo de batalla. En las últimas horas, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, respaldó la estrategia reiterante a Fox News de que la idea de financiar indefinidamente a Kiiv "no es realista".

Receptivos a la propaganda rusa

El Kremlin está convencido de que su propaganda hace hueco en la Casa Blanca. Este miércoles, uno de los participantes en el encuentro, Yuri Uixakov, afirmó que los recientes anuncios de conquistas rusas tuvieron un "efecto positivo" en la conversación. El asesor de Putin ha repetido otro de los mantras que el presidente ruso quiere calar en Trump: Europa no quiere negociar, sino que quiere más guerra. Así, lamentó que sean los líderes europeos quienes "eviten cualquier contacto" con Moscú y aseguró que Rusia está "abierta al diálogo".

El dirigente ruso se encuentra en la posición deseada: con ventaja en el frente, con Europa fuera de la mesa de negociación y con Estados Unidos abocados a un proceso de paz mucho más lento de lo que quisiera Trump. Ahora bien, una vez más, el balón vuelve a estar en el tejado del presidente estadounidense: si acepta el ritmo del Kremlin, puede acabar empujando a Zelenski a un mal acuerdo; si no tiene paciencia, ambas partes competirán por señalar a la otra como la culpable de frustrar el entendimiento. Y en ese rol de juez es poco probable que Trump se revuelva contra Putin.

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