Los traductores afganos, traicionados por el Reino Unido

Ex altos mandos del ejército británico piden refugio para los intérpretes con los cuales trabajaron en Afganistán

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Forces afganas en la provincia de Helmand, al sur del Afganistán, donde ha tenido lugar el bombardeo norteamericano

LondresLa historia no es nada nueva. Ha pasado antes con los soldados nepaleses gurkas, con los traductores iraquíes que sirvieron a las tropas británicas –pero también las norteamericanas – después de la invasión de 2003, y ahora, que apenas se ha anunciado, tanto por parte de Estados Unidos como del Reino Unido, el abandono a su suerte de Afganistán después de dos décadas de invasión militar fracasada y caótica, vuelve a pasar lo mismo con los afganos.

¿Traduttore, traditore? No. Más bien es al contrario. Y se puede considerar que los traductores han sido traicionados. Porque ahora que se van los soldados del inexpugnable territorio del centro del Asia, muchos de aquellos que colaboraron con los occidentales, los intérpretes, pero también cocineros y otros profesionales, conductores o sanitarios, se quedan atrás. En muchos casos, abandonados a su suerte, y a la espera de que los talibanes pasen a cobrarse la revancha por su supuesto colaboracionismo.

Es el caso del Wazir, que trabajó en primera línea y en unidades médicas durante cuatro años, y que a través de la prensa británica ha lanzado un llamamiento desesperado para ser acogido en el Reino Unido con su mujer y sus cuatro hijos. El joven, de 30 años, asegura que su casa ha sido atacada en tres ocasiones y que ha recibido numerosas amenazas de muerte por parte de los integristas. Su hermano fue asesinado porque los ejecutores no pudieron encontrarlo a él. "Lo hemos intentado todo para vivir con seguridad y tranquilidad en Afganistán, pero ha sido imposible", decía. "Esto es solo por mi trabajo para las fuerzas británicas, por las cuales arriesgué la vida, y ahora mi familia paga la pena. Es difícil de soportar". De nada le han servido las recomendaciones de los oficiales británicos a cuyas órdenes trabajó. Su petición de traslado y exilio ha sido rechazada después de que lo despidieran en 2019, cuando fue encontrado en unas dependencias militares donde otro de los intérpretes estaba fumando hachís.

El del Wizar no es un caso aislado. La BBC ha difundido también el de otro intérprete, de 36 años, que fue despedido después de tres años de trabajo por haberse negado a limpiar las letrinas del cuartel donde tenía la base, un trabajo para el cual no había sido contratado. Contratado no directamente por el ejército, sino por una empresa proveedora, ahora no tiene oportunidad de recurrir la decisión y el formulario británico de petición de refugio se le ha denegado por, justamente, haber sido despedido de su puesto de trabajo.

A raíz de estos casos, y de muchos más, ex altos mandos del ejército británico se han dirigido por carta este miércoles al primer ministro, Boris Johnson, para que se les facilite la acogida en el Reino Unido. "Si alguno de nuestros antiguos intérpretes es asesinado por los talibanes a raíz de nuestra retirada, la deshonra sería directamente atribuible a nuestra nación", dicen en la carta los militares, entre los cuales hay cuatro ex jefes de defensa –Lord Boyce, Lord Stirrup, Lord Richards y Lord Houghton–; dos ex jefes del ejército británico –Sir Peter Wall y Lord Dannatt–; Lord Ricketts, el ex asesor de seguridad nacional, y el ex ministro de Defensa Johnny Mercer, que ejerció de soldado en Helmand. "Muchos de nuestros antiguos intérpretes han sido rechazados innecesariamente y sin razones... Exhortamos firmemente que la política se vuelva a revisar inmediatamente, para garantizar su seguridad".

Menos de un tercio de admitidos

El mes de mayo pasado, el ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, anunció los planes para acelerar el traslado de centenares de intérpretes afganos al Reino Unido, después de que los norteamericanos y las fuerzas de la OTAN anunciaran la retirada del país, completada, como ya se ha apuntado, por los británicos. De acuerdo con la llamada Política de Asistencia y Deslocalización Afgana, Downing Street ha asegurado que 3.000 antiguos intérpretes y sus familias se podrían establecer en el Reino Unido. Pero los militares antes mencionados han puesto de manifiesto que muchos intérpretes que forman parte del 35% del personal que fue despedido del servicio por varios motivos, "sin procedimientos adecuados ni oportunidad para apelar contra su despido", se encuentran del todo indefensos ante decisiones totalmente arbitrarias que ahora les pueden costar la vida.

La Alianza Sulha, formada por ex militares, está llevando a cabo una campaña por los derechos de los antiguos intérpretes afganos y afirma que el gobierno solo espera reubicar a un máximo de 800 intérpretes y sus familias bajo el plan ARAP. La cifra es menos de un tercio de los 3.000 intérpretes que trabajaron con fuerzas del Reino Unido. Tampoco incluye otro personal contratado localmente que no trabajaba en primera línea pero que igualmente pueden experimentar represalias de los talibanes, como cocineros y jardineros.

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