Soy catalán: de la UER no espero nada

18/05/2025
Jefe de Media
2 min

El año pasado, la presidenta deOK Diario, Pilar R. Losantos, se hizo viral al tuitear la prueba que afirmaba que se había gastado 21,80 euros para emitir 20 votos favorables a Israel, el máximo permitido. Era el dinero mejor invertido del año, según dejó escrito más tarde. Si a los croatas de la guerra cultural de la ultraderecha sumamos que el propio gobierno de Netanyahu ha admitido que hace campañas para conseguir adhesiones para sus representantes, ya estamos en la calle. Aquí lo que hace falta examinar es el papel de la UER. Que un ente que reúne a las principales televisiones públicas haya censurado la libre expresión de las protestas que han narrado los asistentes a Basilea es, directamente, una aberración. Que amenace con expedientar a RTVE si recuerda la masacre en Gaza, una injerencia intolerable. Que esquive las banderas palestinas presentes entre el público, un engaño al espectador. Y que todo esto se haga en un evento patrocinado por la empresa israelí Moroccanoil, una vergüenza.

La representante israelí de este año durante su actuación.

A los catalanes la hipocresía de la UER no nos viene precisamente de nuevo. Siempre ha sido una manifestación más del club privado de estados que es la UE. Ahora ya no viene de aquí, pero hubo un tiempo en el que ser miembro de este organismo habría comportado que TV3 pudiera acceder a valiosos servicios e imágenes. Pero, ay las, vetaron sistemáticamente la entrada de la pública catalana en su ente –mientras que las regionales alemanas estaban allí– y se escudaron siempre en que RTVE no lo bendecía. Puesto que se llenan la boca hablando de la riqueza de la diversidad, pudieron ser más decididos y menos hipócritas a la hora de poner en práctica sus principios. Y si realmente todos los vetos y amenazas para que no se hablara de Palestina eran por no politizar el certamen musical, deberían haber evitado la campaña de blanqueo vergonzosa que pudimos ver el sábado por la noche.

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