Buenafuente y el consenso generacional

Andreu Buenafuente presenta el programa 'Vosotros mismos'.
2 min

Lo mejor del Día de la Hispanidad pasó el lunes, con el monólogo de Andreu Buenafuente para empezar el Vosotros mismos. Esta temporada, el programa prioriza la actualidad y la inmediatez para emitirse en TV3 con muy buenos resultados de audiencia. El humorista repasó las mejores imágenes del desfile militar del sábado con la sorna de quien se niega a normalizar el esperpento.

La veteranía ha dado a Buenafuente un valor añadido. En vez de pontificar y escucharse a sí mismo como suelen hacer las grandes estrellas mediáticas, satisfechos de todo lo que han conseguido, él prefiere la mirada de quien aún tiene ganas de sorprenderse. Más aún, demuestra una habilidad insólita para gestionar un chiste ineficaz o un gag poco exitoso. Buenafuente tiene el don de darle la vuelta a la situación. Fingió hacer un discurso sobre una nueva candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos y comparó a los atletas que vendrían a la ciudad con expados. La broma no funcionó. El público del plató no se rió y, ante el silencio, el concejal activó una claca tardía que delataba, aún más, la ineficacia de la coñita. Y Buenafuente prefirió destacar el fracaso en vez de disimular: “El equipo de guión me ha dicho: Tú digas expados que la gente se reirá. Yo lo he dudado. Pero como son más jóvenes...”. Y, entonces, el público ríe espontáneamente. El presentador lo vincula a un conflicto generacional y sigue adelante convirtiéndolo en una virtud.

En el tramo final del programa, llevaron a Buenafuente al puerto de El Masnou para hacer un reportaje sorpresa. Querían que conociera a David Barreiro, un aventurero que tiene el objetivo de atravesar el Atlántico dos veces con una barca de remos que se ha construido él mismo. Sólo el acto de subir a la pequeña nave y la incredulidad del presentador con el reto ya hacía reír. El humorista rompe la formalidad y la hipocresía televisiva para exhibir un escepticismo cómico. Pero el reportaje tampoco funcionó como inicialmente habían previsto. Para salir a navegar necesitaban remolcarla y, una vez arrancaron el operativo, se dieron cuenta de que se habían olvidado de subir el equipo de grabación a la barca más grande para realizar un seguimiento más cercano y cuidado de Buenafuente paseando con ese pequeño artefacto marino. Y el desastre de producción lo integraron en el relato del reportaje: “No nos hemos coordinado bien y deberíamos haber entrado nuestras cámaras en la barca antes de remolcarla y ahora están dando vueltas a ver si pueden... ”. La música acentuaba ese momento absurdo, y nos enseñaban desde la distancia Buenafuente navegando en círculos en una barca muy incómoda. Después, todo fue de mal borras. Se produjo una pequeña colisión, hubo nervios y momentos de cierto caos que quedaron incorporados en el relato. Vosotros mismos es el ejemplo perfecto de la colaboración intergeneracional en televisión. No hace falta que Zenit se esfuerce por encontrar al cantante que une las diferentes generaciones. Aunque Buenafuente sólo sepa hacer gemir un pollo de plástico, él puede ser la mejor figura de consenso en el país.

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