12/05/2025
Jefe de Media
2 min

Dicen que si juntáramos los presuntos trocitos de la cruz de Cristo que hay esparcidos por el mundo podríamos hacer unas cuantas docenas de cruces. Del mismo modo, cuando se nombra a un nuevo papa se activa una curiosa maquinaria mediática consistente en detectar si el pontífice pasó remotamente cerca de cada lugar: el resultado es una lista de viajes, visitas y desplazamientos lo suficientemente larga para llenar unas cuantas vidas. Miremos este titular de Las Provincias: "El papa León XIV estuvo en Valencia en 2005, comió paella y visitó a la Virgen de los Desamparados". Se suma a este otro deEl Mundo, en el que, claro, el centro del mundo es Villa y Corte: "«El Papa tiene amistades en Madrid y venía mucho por ahí». Robert Prevost, el pontífice que dormía junto al Bernabéu en el Colegio San Agustín". La influencia papal no parece haber ayudado mucho a los blancos, hay que decirlo, pero ellos ya tienen al papa Florentino I. Los ultras de Infovaticana dejan caer un "León XIV visitó el Valle de los Caídos" que tiene intenciones políticas evidentes. Y así podríamos seguir con titulares que nos sitúan Robert Prevost en Huelva, Málaga, Pamplona y Oropesa del Mar. Ni en el ARA nos escapamos de la fascinación de la proximidad: "El día que León XIV conoció el barrio de Sant Roc de Badalona".

El papa León XIV en un encuentro con periodistas.

Al final, como prior general de la orden de San Agustín entre 2001 y 2013, Prevost tenía entre sus competencias supervisar a las comunidades agustinas en varios países. Es un Papa viajado, como por otra parte corresponde a la mayoría de cardenales. Supongo que en esta abundancia de noticias se mezcla la fascinación que todavía generan los ritos de la Iglesia, algunas gotas del provincianismo inherente a la especie humana y la tendencia inflacionaria actual de realizar mil noticias de los temas que son tendencia. Al menos esta vez no hemos tenido que tragarnos lo que el mejor papa, el de Madrid.

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