La derecha mediática acaba con el director de la BBC y la jefa de informativos
Un informe de un antiguo asesor externo del comité de estándares editoriales alertaba de problemas de imparcialidad sobre Trump y Gaza
LondresLa derecha mediática ha ganado su pulso con la BBC. El director general del ente, Tim Davie, ha presentado su dimisión este domingo por la tarde después de veinte años en la corporación pública británica. La decisión llega después de que el diario ultraconservador Daily Telegraph revelara un informe interno de diecinueve páginas que exponía irregularidades editoriales, entre ellas la manipulación de un discurso de Donald Trump, así como de supuestos sesgos antiisraelíes y censura en el debate sobre cuestiones de género.
La filtración obtenida por el diario –desde hace años mantiene una guerra contra la BBC– ha desatado una tormenta mediática y política que ha terminado también con la renuncia de Deborah Turness, directora de informativos. La polémica se enmarca en una campaña sostenida de la "derecha mediática británica" –liderada por The Telegraph, The Daily Mail y otras cabeceras afines, como The Spectator– que desde hace meses mantienen un constante goteo de acusaciones y filtraciones para cuestionar la imparcialidad de la cadena pública. Con independencia de los posibles errores –o sesgo– en el tratamiento del programa Panorama sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero del 2021, la cuestión es que acusar a la cadena de ser pro Hamás o de antiisraelí es, sencillamente, falso.
El origen de la crisis es un informe elaborado por Michael Prescott, antiguo asesor externo del comité de estándares editoriales de la BBC, que alertaba de problemas de imparcialidad. El documento señalaba, entre otras cuestiones, que un discurso de Donald Trump había sido editado de forma engañosa para hacerlo parecer más explícito en su llamada a la violencia.
A raíz del goteo continuo de informaciones durante la semana, en un mensaje al personal este domingo, Davie ha asegurado que se marchaba por "decisión propia" y que trabajaría con el consejo de gobierno de la BBC para garantizar una "transición ordenada". Pese a defender a la institución como expresión del "mejor del servicio público británico", reconoció que la cadena "debe rendir cuentas".
Disculpa pública
La corporación tiene previsto disculparse públicamente este lunes por la edición del vídeo de Trump. El presidente del consejo, Samir Shah, enviará una carta al Comité de Cultura, Medios y Deporte del Parlament para expresar "un profundo malestar" por lo que ha calificado de "error grave".
La polémica creció aún más el viernes, cuando la Casa Blanca acusó a la BBC de "deshonestidad intencionada" y de funcionar como una "máquina de propaganda de izquierdas". Aunque hace sólo un par de meses uno de los corresponsales de la cadena en Washington hizo una entrevista mucho más que complaciente a Donald Trump, a petición del propio presidente. Una entrevista mucho más que complaciente. Paralelamente, la ministra de Cultura, Lisa Nandy, criticó "la total incoherencia" de los estándares editoriales de la cadena, especialmente en la cobertura de Gaza, Israel, y el debate sobre las personas trans y la información sobre Trump. "Las decisiones no siempre están bien orientadas ni alcanzan los estándares más altos", lamentó.
El consejo de la BBC ha iniciado ya el proceso para encontrar sustituto en Davie. Pero más allá de los nombres, su despedida abre una profunda crisis sobre la imparcialidad y la independencia de la corporación pública, cuestionada también por la izquierda, entre otros factores, justamente por su cobertura proisraelí.